• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

Tránsfuga es una denominación atribuida en la política a aquellos representantes que, traicionando a sus compañeros de lista o de grupo —manteniendo estos últimos su lealtad con la formación política que los presentó en las correspondientes elecciones—, o apartándose individualmente o en grupo del criterio fijado por los órganos competentes de las formaciones políticas que los han presentado, o habiendo sido expulsados de estas, pactan con otras fuerzas para cambiar o mantener la mayoría gobernante, o para dar la mayoría a un grupo que no la tiene, o bien dificultan o hacen imposible a dicha mayoría el gobierno de la entidad.

La acusación de transfuguismo suele ser usada en los casos de desavenencia o riña entre algunas personas, cismas en los partidos políticos, si bien es frecuente que el tránsfuga cree un partido político como cobertura de su acción. Existen múltiples circunstancias por las que los políticos deciden abandonar una causa y admitir una nueva.

Sergio Massa es quizás el político argentino que más actos de transfuguismo político cometió en su carrera. Fue y vino al peronismo tantas veces como se le dieron las circunstancias y conveniencias. Hace 14 años fue intendente de Tigre, en la provincia de Buenos Aires, y ese cargo le valió un posicionamiento nacional en el país vecino. Al punto de que hoy es candidato a presidente de la República, luego de un pase bastante discreto por el Congreso. Está tercero en todas las mediciones y corre serio riesgo de ser señalado como el mariscal de la derrota del actual oficialismo en las próximas elecciones. Conocido en el país vecino como alguien que acomoda su posición política de acuerdo a los vientos, el peronista promedio apenas lo acepta básicamente porque peor es no tener ningún candidato.

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La semana pasada fue él quien pidió la audiencia con el presidente de la República, intentando sumar un par de puntos que le den cierto aire que le permita recomponer un poco su maltrecho camino a las próximas elecciones de octubre. Creyó que sería un paseo, sin embargo, se compró un problema tan grande con consecuencias en su imagen que aún no puede dimensionar. Al parecer, Massa no se enteró que hace quince días las cosas en Paraguay son muy distintas a lo que eran con Mario Abdo Benítez. El disparatado peaje que nos impone el gobierno del cual es nada más y menos que ministro de Economía y la administración de las cuentas de la Entidad Binacional Yacyretá, ahora se toman en serio.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, sufre del descrédito porque actores como Sergio Massa desconocen el valor de la palabra empeñada. Y pensar que así pretende ser presidente de la República.

Etiquetas: #palabra#Massa

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