El ingeniero Héctor Richer fue nombrado por el presidente Santiago Peña como nuevo consejero de la Itaipú Binacional. Remarcó que se enfocará en brindar toda su experiencia en materia energética y acompañar cada proceso desde el lado paraguayo, defendiendo los intereses nacionales. En total son siete los consejeros de la binacional.
La lista sigue, hasta el momento, con el ingeniero Félix Sosa, presidente de la Administración Nacional de Electricidad (Ande); Rubén Ramírez Lezcano, canciller nacional; Lea Giménez, jefa de Gabinete; Carlos Fernández Valdovinos, ministro de Economía; y Javier Giménez, ministro de Industria y Comercio. En cuanto a Richer, el ingeniero pasaría a representarse como miembro del Consejo de Administración de la Itaipú Binacional.
“El propio Consejo de Administración tendría las facultades de la negociación del Anexo C. Eso fue acordado entre el presidente Peña y el presidente Lula”, explicó el ingeniero en “Así son las cosas”, por Universo 970 AM/Nación Media, con respecto a las coordinaciones que comienzan a efectuarse en torno a la renegociación del Anexo C, que constituye una de las prioridades centrales del Gobierno nacional.
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Paraguay en bancarrota, peor que Argentina, sin Itaipú: “Sin Día de la Madre”
“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- Por Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pabloherken@yahoo.com
La confianza del cliente consumidor (su alma de comprar, que hay que amasar diariamente para sentir y pensar en positivo, pese a lo áspero del ambiente) se construye gradualmente y se destruye de la noche a la mañana.
Cuando su deseo de comprar apoyada en la voluntad de hacerlo está por debajo de su capacidad económica real – por mínima que sea – compra menos o no compra o no se endeuda, por desconfianza y miedo a lo que vendrá (país, economía) y cómo le afectará. Retrocede, huye, por miedo. Su percepción (sensación) de que todo está mal y va para peor lo desanima. Un consumidor desanimado, pudiendo no estarlo, es lo peor para la economía como un todo, y para el comercio en particular. Simplemente no gasta lo que podría gastar y está en condiciones de hacerlo.
La percepción (sensación) de vivir en el peor país, con la peor economía y el peor gobierno, lo asusta, lo espanta. Decide no arriesgar, aunque quiere y puede asumir ese riesgo de convertir su dinero disponible en aquello que quiere para sí, los suyos, regalar. Prefiere cuidarse, para tiempos mejores. Los comerciantes en general lo saben muy bien y es su gran preocupación: cliente que se pierde es menor venta y menos ganancia. Ese cliente consumidor que no llega y esas ventas que no satisfacen puede darse a lo largo de un año y más.
La confianza es la palabra mágica en una economía como la nuestra de mercados, precios y dinero. Cuesta una enormidad construir y generar confianza, en todas las actividades económicas, sociales y políticas. Pero en la economía tiene un peso brutal. En muchos países se han hecho investigaciones, pruebas y hasta ensayos sobre cómo clientes consumidores pesimistas afectan los negocios especialmente en días festivos. Los planes de venta de las empresas no se cumplen.
Uno de los ensayos me llamó la atención por su nombre, que reflejaba la actitud y el comportamiento del cliente consumidor desconfiado: “La licuadora gana al microondas”. Más claro imposible. El cliente consumidor entra una gran tienda, un shopping, una famosa casa de electrodomésticos, con capacidad económica real de querer y poder comprar el deseado microondas –regalo por el Día de la Madre (15 de mayo en Paraguay)– pero sale con una licuadora en sus manos, bien empaquetada, papel de regalo y hasta moño. Tiene un sabor agridulce el masticar el chicle, pero el alivio lo estimula a festejar. Dado que en su percepción (sensación) la situación del país es calamitosa tomó la precaución de guardar su dinero, lo que lo convierte en una persona responsable.
Pero hay rabia y frustración en él: quería el microondas. En varios de los ensayos realizados este tipo de comportamiento convertido en una cantidad considerable arrojó una pérdida comercial del 20 % al 25 %. Ahora, la pregunta del millón, si la realidad (país, economía) no es en verdad tan mala como para originar desconfianza, miedo, susto en el cliente consumidor, ¿quién crea esa percepción (sensación) tan negativa que permite que la licuadora le gane al microondas? Dejando de lado conflictos bélicos y pandemias, son los gobiernos con sus pésimas imágenes públicas la fuente de la desconfianza. Pero los ensayos son claros, no solo los gobiernos.
Los principales creadores de una percepción negativa (sensación pesimista) son los medios de comunicación (la prensa) de grupos empresariales con sus campañas de pelea política, por diversas razones, priorizando en extremo lo malo del andar de un país y su gobierno, que es “su” malo, con desinformación, medias verdades y mentiras. Lo bueno es minimizado y desvalorizado. La realidad deformada. Y este dibujo es el que diariamente consume el cliente consumidor. Y actúa en función de lo negro, ni siquiera de los gris, porque el blanco sencillamente no existe.
Toda democracia imperfecta es infinitamente preferible a la mejor dictadura porque la libertad lo es todo en la vida. Y la prensa es fundamental para dicha democracia y dicha libertad. Pero prensa que no es libre, independiente, coherente, equilibrada y responsable, nos daña, aunque no podemos vivir sin ella. Importan y mucho sus críticas durísimas. Pero criticar no es atacar para destruir a diestra y siniestra, sin stand de tiro, a lo que me venga en gana. Y en una sociedad, así como se corrompe a la vez también se construye. No valorizar lo bueno es una forma de corromper.
La lectura de nuestra prensa opositora concluye con este resumen de situación y futuro del Paraguay: “Nuestra economía no anda, solo al Gobierno le sirve el tan mentado crecimiento como propaganda, pero en verdad es mentira y no alcanza al pueblo, otra vez decepcionado. El Gobierno festeja “su” estabilidad macroeconómica y se vanagloria. Pero la macroeconomía no es útil a nadie, además de ser falsa dicha estabilidad. Los precios de la canasta familiar suben por las nubes, los alimentos son joyas, la gente no tiene qué comer, el pueblo se muere de hambre, y hasta unos canguros australianos que recorrieron los supermercados se desesperaron, sin entender cómo vivimos. El precio del dólar también vuela alto, se escapó, sin control, en una escalada nunca antes vista, lo que encarece todo lo que consumimos. El Banco Central nada puede hacer, perdió millonarios montos en sus ventas de dólares al mercado sin ton ni son, y sus reservas internacionales caen velozmente y podríamos perderlas. Hay un bajón tremendo y terrible en la recaudación de impuesto porque la economía no se mueve, el Gobierno es absolutamente incapaz y corrupto. Hay ya atrasos de tres meses en el pago a los funcionarios públicos, algo que se dio en el gobierno de Luis González Macchi, y se anuncian movilizaciones masivas que convulsionarán el país, y con seguridad harán caer al gobierno, debilitado y desacreditado, frente a una oposición unida, fortalecida y preparada con planes y proyectos brillantes. La gente ya salió a las calles en masivas marchas y concentraciones.
El Gobierno, falto de ideas, solo busca endeudar más y más al país, comprometiendo el futuro de nuestros hijos y nietos. Afortunadamente fracasaron rotundamente sus intentos de colocar bonos soberanos en el exterior y a nivel local, porque nadie confía en su capacidad de pago. Incluso hizo un ridículo intento de vender al mundo bonos en guaraníes, que no resultó, con un rechazo masivo. Querer comparar nuestro guaraní con el dólar es una locura. Si sabemos que nuestra moneda no vale nada y sirve menos. Y ahora festeja la migaja conseguida del Brasil en las negociaciones de Itaipú. Encima todo ese mayor dinero conseguido ya fue a los bolsillos de los jerarcas del Gobierno y de los políticos. Otra vez se comen el dinero del pueblo, continúa la fiesta de la corrupción”.
Sin la percepción (sensación) de una realidad mal manejada, puedo destacar que nuestra situación económica es absolutamente normal para el cliente consumidor positivo. Es cuestión de echar una mirada al cuadro que acompaña la nota. Nuestro crecimiento (3,8 %) está hoy entre los ocho más altos de América Latina y el Caribe (ALC), en el top de los seis el año pasado (4,7 %). Los indicadores de la marcha mensual de nuestra economía revelan que la producción avanza al ritmo del 5,4 % y el consumo al 6,5 %. La economía argentina caería 5 % en 2024 (-1,6 % en 2023). Las economías tienen que crecer (producir más), el crecimiento es una condición básica y necesaria para mejorar, pero naturalmente insuficiente para solucionarlo todo. Nuestra inflación se ubica en 4 % en doce meses (3,7 % el año pasado). Desafortunadamente, así como nos dolió el encarecimiento de los combustibles derivados del petróleo, nos golpea ahora la suba en el precio de los alimentos (9,4 %), de las frutas y verduras (28,1 %), y de los vegetales (tomate) 37,2 % en particular, por una sequía que perjudicó y por la especulación comercial, entre pequeños y grandes negocios, con culpas todos. Pero saltos de precios en estos rubros ya los hemos tenido en varias épocas anteriores, volviendo a instalarse la normalidad dada la estacionalidad del fenómeno. Además, Argentina ha comenzado a vivir la realidad, con el adiós a los precios artificialmente baratos. De los que meses atrás disfrutábamos en nuestros hogares, con o sin el sello del contrabando, en una canasta familiar menos cara. En términos de comercio exterior nuestras exportaciones van muy bien. Por factores más externos que internos se ha venido dando una suba en la cotización del dólar en marzo-abril (3,3 %), pero no viaja por las nubes, no escala el Everest, no se ha escapado descontroladamente ni hay desborde alguno.
El Banco Central vendió USD 404 millones (USD 325 millones en abril), como lo hace siempre. En igual periodo del año pasado vendió USD 448 millones. En todo el 2021, USD 1.502 millones. Las intervenciones son absolutamente normales, excepto para quienes desde el 2015 vaticinan el derrumbe de la economía paraguaya, justamente por tener un dólar bailarín. Las reservas internacionales del Banco Central bajaron casi USD 600 millones con respecto al nivel récord de USD 10.746 millones, lo que también es normal en el sube y baja característico, pero no nos vamos a quedar sin reservas, las que tenemos equivalen al 22 % del tamaño de la economía, nivel que pocos países tienen. Y finalmente, tenemos récord en la recaudación de impuestos, con un adicional de USD 460 millones en casi ocho meses. En abril, el monto anualizado es de USD 4.671 en recaudación de impuestos, frente a USD 4.266 millones frente a abril de 2023.
En solo dos jornadas se colocaron en el mercado local bonos soberanos en guaraníes por el equivalente a USD 373 millones. El 75 % de los compradores son bancos, financieras y cooperativas. ¿Desconfianza? En el mundo se colocaron bonos soberanos en guaraníes (primera vez en la historia) equivalentes a USD 500 millones. ¿Desconfianza? Patrioterismo es hablar bien de tu país y joderlo al mismo tiempo. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQDPH1885
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Senado convoca a negociadores para detallar los alcances del acuerdo histórico con Brasil
El ministro de Relaciones Exteriores, Rubén Ramírez Lezcano, y el director paraguayo de Itaipú, Justo Zacarías Irún, fueron convocados por la mesa directiva del Senado, encabezado por Silvio “Beto” Ovelar con la finalidad de detallar al Congreso Nacional los alcances del acuerdo histórico concretado recientemente por los gobiernos de Santiago Peña y su homólogo brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
La convocatoria impulsada principalmente por los parlamentarios de la oposición se encuentra fijada para este lunes 13 de mayo a las 9:00. Buscarán conocer los aspectos técnicos y políticos que fueron tenidos en cuenta por el equipo negociador. No se descarta que también se busque indagar sobre las estrategias que serán implementadas por el gobierno de Peña para encarar al vecino país en la revisión del Anexo C, del tratado de Itaipú.
El gobierno de Peña anunció, este último jueves, la firma de un histórico acuerdo entre Paraguay y Brasil, mediante la definición del nuevo precio tarifario equivalente a USD 19,28 kW/mes que irá hasta el año 2026.
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Este valor implica que Paraguay recibirá 280 millones dólares en concepto de royalties, 650 millones dólares en inversión social, 265 millones dólares en compensación de energía y 53 dólares en utilidades de capital y otros. Esto hace un total de 1.250 millones de dólares por año y 3.750 millones en tres años.
Las negociación no solo permitirá a nuestro país obtener mayores rentas, sino que también posibilitará la venta de nuestro excedente eléctrico producido desde la entidad binacional, situación que es considerada como un reivindicación de nuestra soberanía energética. A la vez ambos gobiernos acordaron finiquitar la renegociación del tratado de la binacional antes de que acabe el 2024.
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“Debemos utilizar nuestra energía para generar empleo”
Enrique Duarte, presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), se refirió a cómo se recibe en el gremio de los industriales la noticia del acuerdo histórico arribado en Itaipú.
El titular de la Unión Industrial del Paraguay (UIP) fue entrevistado en el programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, conducido por Augusto dos Santos. En la conversación Duarte comentó sobre cómo el sector industrial recibe la noticia del acuerdo al que ha llegado el gobierno paraguayo con el Brasil en torno a la tarifa Itaipú. También habla sobre las expectativas, sobre las materiales pendientes aún en el campo energético, y de otros temas, como la polémica de la criptominería.
–¿Cuál es la visión que tienen los industriales al respecto del acuerdo logrado con Brasil sobre la tarifa de Itaipú?
–Yo te voy a dar dos visiones, si me permitís. Yo soy una persona criada y malcriada en el mundo de la energía, ¿verdad? Tanto que la identidad industrial también está relacionada a la energía de la que hacemos. Y yo creo que estamos pasando un momento que lo que yo considero un hito histórico. Y es un éxito de la diplomacia, del gobierno, del comercio, de la sociedad. Y sin ninguna duda, y eso nos caracterizamos mucho los seres humanos, ¿verdad? Existe la mezquindad, ¿verdad? Va a existir el no reconocimiento y ocurre que cuando hay negociación hay que ceder para poder obtener posiciones. Yo particularmente creo que hoy el Paraguay necesita invertir. Está relegada nuestra inversión en infraestructura eléctrica y ahí entro en lo de la industria y qué queremos, calidad de energía, porque de b€alde vamos a tener buen precio cuando la factura se abulta por el problema de la calidad. Entonces considero que no tenemos que perder este momento que es histórico no solo por lo mucho o mal que se ha logrado, pero porque existe un capital fresco para recuperar todo eso que no hemos invertido y para generar realmente un servicio de calidad.
–Esto que pasó nos dijo algo como “recuerden que la energía es algo que produce riquezas”, aun 50 años después del inicio de un proceso.
–Pero imagínate lo que significa la puesta en valor de lo que es la energía, la energía limpia y el activo que tiene la República del Paraguay en lo que es la represa de Itaipú. La energía para nosotros es el gran elemento. No solo del punto de vista de la generación para llevarnos al desarrollo a través de la manufactura que genera valor agregado a las materias primas y que es la que genera empleo. Donde puedas leer o experiencia que puedas escuchar, se entiende que el desarrollo no vino si no fuera de manos de la industria. Y pasar a la sociedad el conocimiento implica a través de la industrialización. La energía para nosotros es tan valiosa, es escasa no solo en el mundo, en la región, y no solo tenemos todo ese potencial, energía limpia, con generación hidráulica, sino que también tenemos un futuro es lo que es toda la bioenergía. Y la bioenergía necesita de la electricidad para ser totalmente limpia.
–¿Qué es lo que no se hizo aún que el sector industrial percibe como materias pendientes en términos de la relación entre la energía y la productividad?
–Retrotraigámonos a 50 años atrás, qué era el Paraguay. Veamos lo que ocurrió durante la construcción de Itaipú. Y veamos dónde estamos hoy. Probablemente no sea lo ideal, o sea, no es lo ideal, pero estamos en un estadio diferente. ¿Qué no se hizo? Yo creo que diversos gobiernos en el pasado entendían que la energía era necesaria, pero el populismo les atrapó y evitó que nosotros realmente podamos ya haber aprovechado con mayor capacidad toda esa energía. Hoy la industria textil fuerte que requiere, por ejemplo, calidad de consumo, no está presente en el país. La tecnología, la producción tiene muchos problemas con los pestañeos y cortes. Entonces, ¿cuál es la materia pendiente? Y la materia pendiente es no haber invertido para que nosotros, los paraguayos, abandonemos esa posición rentista de querer vender o ceder la energía y adoptar esa posición desarrollista que es utilizar nuestra energía para generar empleo y generando empleo se genera desarrollo. Ir hacia lo que la llamada y la mentada equidad social. Yo creo que ahí está el deber, digamos, de diversos gobiernos de las visiones que tuvieron una visión que es además populista y decir en su momento “no toquemos tarifa”, porque es popular.
–¿Qué piensa de la controversial cuestión de la criptominería?, que es una industria potente hasta lo que se puede imaginar.
–Nosotros desde el sector industrial creemos que el procesamiento de datos es interesante. Solamente que nuestro país, la población económicamente activa necesita empleos. Y con todo el respeto es un sector dinamizador, es un sector tecnológicamente de avance y nosotros necesitamos generar empleos reales. Pero mientras no consumamos esa energía, ¿por qué vamos a jugar a lo del perro del hortelano. Utilicemos nuestra energía, hablamos de nuestra soberanía energética, pues usemos. Hoy, por ejemplo, estamos con un problema en Yacyretá. El Gobierno de Argentina no ve la necesidad de continuar Aña Cua, inclusive las inversiones que se necesitan en la central principal y es un problema, porque nosotros, al igual que ellos, en breve y hoy mismo, vamos a necesitar la totalidad de lo que nos corresponde en esa central.
–La utilización de lo que nos corresponde, hasta hoy lo vemos como un asunto extraordinario, es tanto que tendría que ser una lógica de crecimiento.
–Así mismo, tenemos lo que decir. Y después, cuando nosotros nacimos, mucha gente nació creyendo que iban a fallecer con energía abundante y eso no es así. El desarrollo come la energía. Y bueno, tenemos que entre todos nosotros hoy emitimos unos comunicados internos en donde hablábamos que ojalá este hito que ha ocurrido sirva no solamente para poder aprovechar esos ingresos frescos. Y te aclaro, no debemos perder la oportunidad para reconstruir nuestro sistema eléctrico. Si perdemos esta oportunidad, vamos a perder la oportunidad de consumir toda nuestra energía, pero también tiene que servir para la reflexión, para abandonar posiciones mezquinas, para que entendamos que hay una necesidad país que nos grita que tenemos que trabajar todos juntos en busca del desarrollo. Nosotros hicimos y vamos a seguir haciendo un llamado a la cordura, a la unidad, y vamos a abandonar posturas simplemente del querer decir “no, lo que está haciendo está mal”. Y por qué está mal, “porque está mal, porque no corresponde a la línea política o social a la que yo estoy de acuerdo”.
–¿Cuánto hay que avanzar en términos de redes, de construcción de facilidades tecnológicas para que la energía llegue a la industria o a la casa más humilde?
–Hoy en gran parte del Paraguay la energía llega, pero el problema es cómo llega. ¿Qué es lo que pasa con las utilities? Las utilities son el servicio de energía eléctrica, las telecomunicaciones, la comunicación y el agua. Ocurre que los mercados crecen, las economías crecen. Si dejás de invertir, no es que digo pongo más dinero y recupero. Y hay otro problema, el mercado sigue creciendo, o sea que no solo hay que ir recuperando, sino que hay que ir acompañando el crecimiento. Entonces, lo que yo trato siempre de explicar es que la gente debe entender que de repente lo agradable, una tarifa baja, una tarifa subsidiada, tiene consecuencias en el tiempo. Y resulta que las consecuencias no son remediables en el corto plazo y llevan mucho tiempo. Acá ganamos tres años, ¿verdad? Hay muchas cuestiones que van a salir todavía sobre esta negociación, pero no importa, ganamos tres años, aprovechemos estos tres años y recortemos ese problema que traía.
–¿Cómo tenemos que aprovechar esos tres años?
–No todo tampoco tiene que ser energía, pero mayoritariamente tiene que ser invertido en lo que es el refuerzo sobre todo del sistema de distribución, que es el que llega a las casas y el que llega mayoritariamente a la industria, darle mejores condiciones al sistema de transmisión y trabajar en una zona del futuro, que es nuestro Chaco. Nuestro Chaco, la bioceánica, todos van a ser factores de desarrollo, pero tenemos que darle el condimento de la energía en condiciones en toda esa zona.
–Chaco que per se es en próspero en términos de industrias, pero tiene un pendiente de no solamente de núcleos de pobreza, tiene un pendiente hasta de descubrimiento. Es otro país prácticamente.
–Hace unos días hablaba con una persona que está muy allá del fondo del Chaco, en donde tiene que autogenerarse para poder atender y está con una producción primaria e industrial a la vez, o sea, procesa su producción. Cuándo nosotros imaginábamos que la soja iba a ser rentable o iba a posibilitar el desarrollo del Chaco o el algodón. Estoy citando así dos rubros muy básicos, ¿verdad? Y pensábamos que la producción agrícola iba a reemplazar a la producción ganadera. Honestamente en mi mente no entraba eso.
–¿Cuáles son, te parece, las grandes líneas políticas que tienen que crecer en la sociedad en términos de diálogo y de consenso? ¿Qué reclamos harían como gremio al respecto de eso?
–Nosotros que estamos muy en contacto con los colaboradores, con recursos humanos, sentimos en la masa laboral una insatisfacción. Nosotros sentimos que no hay alegría en el trabajo. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Hay una gran crispación, lo negativo está por delante de lo positivo. Yo creo que nosotros tenemos que llamarnos a una reconciliación, a entender que los momentos no se presentan o dos o varias veces en un periodo corto de tiempo y que si nosotros no aprovechamos hoy todo esto que se construyó con sacrificio, porque recordemos que en el año 2003 a través del acuerdo entre la sociedad civil y el Estado para nuestra reforma tributaria con los resultados que tuvo, empezó un camino que en el 2003 se continuó con la ley de estabilidad fiscal, que en 2019 implicó la reforma tributaria, que nuestra macroeconomía es sólida, que estamos siendo vistos por el mundo, pero donde todavía no está desembarcando esa inversión importante. Entonces yo creo que nosotros tenemos que evitar esa crispación. Tratemos de generar un país que tenga alegría, la alegría de vivir, que no vivamos de posiciones de repente de sectores de opinión que solamente buscan crispar, buscan la crispación.
–Salir de las trincheras sería, ¿no?
–Imagínate, una persona que está produciendo, un artesano, que esté trabajando, qué diferente es cuando produce en un estado de alegría que en un estado de tensión y de crispación. Lo mismo ocurre en la industria grande y nosotros somos considerados inclusive por muchas empresas extranjeras y estamos exportando mano de obra especializada porque están considerando los niveles de formación y adaptación a los sistemas tecnológicos más favorables para los recursos nacionales.
–Finalmente, agradeciéndote muchísimo la visita, tenemos que darle substancia a eso de que Paraguay está de moda.
–La palabra es no dejemos pasar la oportunidad porque probablemente nosotros, vos y yo no nos arrepintamos, pero seguramente habrán de criticarnos nuestros nietos. Aprovechemos la oportunidad y ese es un mensaje que me gustaría pasarle a todos, fuera de todo signo político y religioso, aprovechemos como paraguayos.
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Policía administrativo para IPS
Dos hechos trascendentes se dieron esta semana; por un lado, tras eficientes y duras negociaciones con representantes de Brasil, Paraguay logró un acuerdo en el precio de la tarifa de Itaipú, además de royalties, compensación de energía y hasta utilidades de capital; segundo, nos enteramos que el Consejo de Administración del IPS aprobó un anteproyecto de ley que modifica su carta orgánica.
En el primer caso hasta el sector industrial felicitó al Gobierno por el resultado obtenido. Esto significa que con el dinero que entrará se podrán realizar las tan necesarias y retrasadas infraestructuras que –según estiman– en tres años podrían posicionar al Paraguay en el camino de la industrialización, generando mejores fuentes de empleo para los ciudadanos y mayores ganancias para los empresarios. Pero la gente festeja lo que considera importante: que Ande no aumentará de precio y que los “cortes de luz” ya no serán frecuentes.
En el segundo caso, en el de IPS proponen sumar los últimos 120 meses del salario del trabajador para jubilarlo con ese porcentaje, no como era hasta ahora con el porcentaje de los últimos 36 meses.
Este cambio se debe a que supuestamente un trabajador que durante toda la vida ganó, por ejemplo, el salario mínimo, en los últimos tres años antes de jubilarse comienza a aportar como si fuera un gerente. Por lo tanto, se jubila como gerente, pero solo aportó el monto mínimo y se genera un déficit.
Buscar soluciones justas para los trabajadores debería ser un deber para el IPS; sin embargo, todas las soluciones van en contra de los demás honestos aportantes que durante años se sacrificaron.
Tomando el salario mínimo de los últimos diez años podríamos hacer un cálculo para darnos cuenta de que siempre el empleado es el que pierde. Primera pregunta: si Juan, que gana sueldo mínimo, se jubilara hoy, ¿por qué debe cobrar menos de lo que gana en este momento si ese es el nivel de vida que lleva? Segunda pregunta: ¿cuánto cobraría haciendo el porcentaje de los últimos diez años?
Teniendo en cuenta los salarios mínimos de los últimos diez años 1.824.055 (2014), 1.824 055 (2015), 1.964.507 (2016), 2.041.123 (2017), 2.112.562 (2018), 2.192.839 (2019), 2.192.839 (2020), 2.289.324 (2021), 2.550.307 (2022) y 2.680.373 (2023). El total es 21.671.984, que dividido entre 10 sería 2.167.198. Es decir, de estar ganando 2.680.373 pasará a cobrar 2.167.198, o sea 513.175 guaraníes menos de lo que gana hoy. ¿Por qué?.
Si el cálculo se hiciera sobre los tres últimos años, veríamos que la suma alcanza 7.520.004, y dividiendo entre tres años, el mismo jubilado tendría que cobrar 2.506.668. Es decir, cobraría 339.470 más que haciendo el cálculo de los diez años.
El problema no son los trabajadores ni los empresarios, el error viene del mismo IPS, que no actúa como policía administrativo. Los controles que realiza son completamente ineficientes y por esa falta deben pagar los que no pueden defenderse, o sea, los empleados a quienes por ley se les obliga a aportar, pero a la hora de jubilarse les cambian las reglas para pagarles menos y que vivan como mendigos.
Conozco casos en los que las empresas descontaban el aporte a sus colaboradores, pero que no llegaban al IPS. Y si el empleado cuestionaba, era despedido. ¿Qué hace el IPS para proteger a estos ciudadanos? Miles de empleados quedaron sin posibilidad de jubilarse por esta razón y deberán trabajar hasta morir sin opción de la jubilación. Y siguen aportando, pero llegarán al final –si llegan– cuando sea tarde y no podrán disfrutar de su derecho.
El Consejo de IPS debe cambiar de mentalidad, ejercer el control como deben y defender los intereses de los aportantes.