Para el ingeniero y senador electo Luis Pettengill, el país debe comenzar a hacer una apuesta por su riqueza energética, apuntando así a un desarrollo integral del país, principalmente a través de la movilidad eléctrica. Pettengill señaló para La Nación/Nación Media que el progreso deberá reforzarse a través de legislaciones que permitan la instalación de estas innovaciones, las cuales serán impulsadas por el sector privado, para así captar mayores inversiones de esa área en el país.
“La movilidad eléctrica ya no es el futuro, sino la actualidad. Debemos dejar de importar los autos chatarras porque somos el único país en el mundo en hacerlo y tenemos que apuntar a lograr para el 2023 una movilidad 100 % eléctrica. Con este plan, el Estado no deberá poner un solo guaraní, porque todo estará a cargo netamente del sector privado y nosotros solo nos enfocaremos en elaborar leyes que brinden las facilidades para este desarrollo”, explicó el ingeniero.
Pettengill indicó que incluso se podría apuntar a la instalación de fábricas en el país para las baterías utilizadas en los transportes eléctricos, así como al armado de los autos en Paraguay. Para el efecto, se contaría con una ensambladora, lo cual a su vez significaría mayores fuentes laborales para la población, que constituye también una de las principales banderas políticas del próximo senador desde el Congreso.
“Sin embargo, esto no significará que debamos utilizar solo un tipo de automóvil, sino todo lo contrario, pues potenciaremos así el libre comercio. Por otra parte, los emblemas privados que actualmente venden solo combustible podrán encargarse de la carga de estos transportes en sus estaciones de servicio”, comentó el senador electo para LN.
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Mirando al futuro
- Por Pepa Kostianovsky
Si hay algo que lamento es no haber estudiado Ciencias Económicas. A esta altura de los tiempos creo que el único instrumento eficaz para la Administración Privada o Pública, es el manejo de los datos financieros y sociales que permitan definir prioridades y esencialmente connotaciones y consecuencias a medianos y largos plazos de las decisiones que se toman para el uso del dinero, propio o ajeno.
En esta semana celebramos el que al parecer sería el mayor éxito de la administración Peña, la concertación de cambios considerables en las tarifas de energía y de cesión de energía de Itaipú y la implementación a corto plazo de la libre disposición de nuestra energía sobrante, pudiendo cederla a empresas privadas brasileñas.
Al mismo tiempo, el presidente Peña anuncia una atractiva convocatoria a capitales extranjeros para la creación de fuentes de trabajo, y el agregado de valor a la materia prima, para lo cual, precisamente, nuestra mayor gracia es la disposición de energía limpia. Incluso al punto de llegar a una total utilización de la nuestra cuota de energía teóricamente disponible de Itaipú: la mitad de la producción.
Veamos. Hasta hoy, la clase dirigente –despreocupada por la discriminación de un algo porcentaje de paraguayos sin trabajo, sin acceso al mínimo confort y esencialmente, sin acceso a la energía eléctrica– se sentían muy cómodas recibiendo las regalías que prodigaba Itaipú. Tanto los royalties, como el pago de Brasil por la cesión del derecho a comprar la energía, significaban una considerable suma de millones que alcanzaban para que una minoría viva muy bien, accediendo incluso a lujos propios de magnates.
De darse la fortuna de que se instalen capitales extranjeros, o nacionales distribuidos hoy por el mundo, para todo tipo de industrias, lo primero que van a usar es la energía de Itaipú, por lo que cada cual pagará seguramente el precio que corresponda, pero lo que se va a acabar es lo que recibimos por cederles el derecho de compra de esa energía. Eso no está mal, al contrario, está muy bien, porque se traducirá en una mayor producción, mucha mejor exportación, gran demanda de mano de obra, con el consecuente aumento de mercado interno y considerable reducción de la pobreza. Aún sin saber de finanzas, creo que sería un excelente negocio para el país.
Lo que si debemos empezar a considerar es que la energía de Itaipú tiene un límite. Que si empezamos a crecer, lo mejor que nos puede pasar es que sigamos creciendo, y que necesitemos aun más energía limpia de la que proporcionan nuestras hidroeléctricas. Y que es hora de que empecemos a prepararnos para otras energías alternativas, como la energía solar.
Es hora de disponer que los nuevos edificios, en especial los públicos, sean dotados de paneles solares. Porque algún día dejemos de depender del petróleo importado. Porque el Paraguay lo merece. Porque el planeta lo pide, a gritos desesperados.
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“El Paraguay debe apuntar a una mayor inversión en infraestructura eléctrica”
Con la negociación de la tarifa de la Itaipú Binacional, que se encuentra pronta a definirse a decir de las autoridades nacionales, para el asesor técnico de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), José Encina, se deben repensar las prioridades a ser encaradas desde el Gobierno nacional.
“Todo es posible, dependiendo de cuál es el objetivo principal. En el caso de Itaipú, el objetivo en los 50 años de tratado fue solo pagar la deuda. A partir de su cancelación en 2023 se debe reformular lo que queremos hacer con la hidroeléctrica”, explicó el ingeniero a la 1020 AM.
ENFOCADOS EN EL DESARROLLO
Por ello, puntualizó que el enfoque del Estado debe abocarse a impulsar un mayor desarrollo de la infraestructura eléctrica, con el objetivo de contar con captaciones de inversiones que puedan redituar no solo en ganancias para el Gobierno, sino también en progresos socioeconómicos.
Puntualizó que uno de los debates debe ser si Itaipú debería mantenerse como una empresa sin superávit o rentabilidad propia. Si se empieza a trabajar para contar con dicho factor, se podrían dividir las ganancias entre Paraguay y Brasil, apelando a una alternativa más productiva.
“Debemos analizar si queremos un margen de ganancia que nos permita mejorar la infraestructura. La realidad es que Paraguay no tiene condiciones para usar la mitad de su energía”, sentenció el asesor técnico de la EBY, reiterando la necesidad de restablecer otras prioridades en el país.
Indicó que un factor a ser trabajado desde el Gobierno nacional también debe incluir mayor financiamiento por parte del Estado a la Administración Nacional de Electricidad (Ande), aparte de sugerir que el objetivo principal debe ser la inversión en salud, educación, investigación y electricidad.
“La pregunta que debemos hacernos ahora es cómo abasteceremos el consumo de la población en el mediano plazo”, señaló, recordando que el país tiene previsto un largo periodo de generación de energía, pero con la advertencia de acortar ese lapso, dependiendo del crecimiento del consumo.
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Hay que sostener el buen momento económico actual y proyectarlo al futuro
Haciendo una evaluación de todo lo que se ha podido conseguir desde la asunción de las nuevas autoridades en agosto pasado y en los primeros meses de este año se tiene un balance ampliamente positivo. Eso es lo que revelan los datos obtenidos en las mediciones realizadas a la actividad económica. Si bien es altamente saludable y hay que celebrarlo, no basta. Porque la vida continúa y la consigna es hacer que esos números se mantengan e incluso vayan creciendo, para asegurar el buen pasar del país. La consigna de “pan para hoy, hambre para mañana” es altamente perniciosa y debe ser desterrada como una maldición.
La tarea más importante que tiene actualmente el Estado es proyectar los logros del buen momento económico que se vive en la actualidad para todo el resto del año. Hacer que la actividad productiva continúe con el dinamismo que se ha obtenido hasta ahora para afianzar la situación del país. Para ello el Gobierno debe continuar con la política desplegada que debe ser acompañada con otras medidas que garanticen la obtención de más logros y asegurar los obtenidos.
Las autoridades nacionales tienen claro qué hacer para lograr que los indicadores positivos conseguidos puedan continuar. Pero existe gran cantidad de imponderables que no dependen de la voluntad humana, sino de una serie de elementos de la realidad nacional e internacional. Mientras tanto está claro que hay que continuar trabajando del mismo modo en que se ha estado haciendo para conseguir más de todo lo bueno que se pudo lograr. Y estar preparados para enfrentar los imponderables que pudieran aparecer.
El ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, fue muy claro en su postura: “Los números alentadores deberán ser acompañados de políticas públicas sostenidas en el tiempo”, sostuvo cuando evaluó lo acontecido.
En una sesión del Equipo Económico se analizó, el miércoles último, la situación actual del país y las proyecciones para el futuro. Al término de la sesión, el titular de la cartera económica señaló los principales puntos positivos que se han conseguido, como el buen crecimiento obtenido en 2023, que llegó al 4,7 %, dos puntos porcentuales por encima de la proyección, que era del 4,5 %. También se refirió al alza de la actividad económica interanual, que es del 5,5 %, según el indicador del Banco Central del Paraguay (BCP).
Otro dato importante consignado por el secretario de Estado es que los indicadores relacionados a la confianza del consumidor siguen en términos positivos. El hecho de que las recaudaciones tributarias hayan aumentado también es otro punto de importancia. Afirmó que los ingresos fiscales se incrementaron no solo por el mayor control que se ejerce ahora desde la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT), sino también debido al alza de la actividad económica.
Entre los aspectos favorables señalados por Fernández Valdovinos está el incremento en los créditos, ya sea en moneda local como extranjera, que registraron un alza del 10 % y del 12 %, respectivamente. Remarcó que esas informaciones en su conjunto están hablando del buen momento económico que está teniendo el país. Consignó un detalle importante: que estuvo más dinámico en los últimos meses estudiados.
Entre las propuestas que se tienen para el futuro está la continuidad de la normalización de la política económica, que significará el descenso de las tasas de interés, aparte de dinamizar la ejecución de las obras públicas y hacer que las micro, pequeñas y medianas empresas mejoren su acceso al crédito.
El desafío que tiene ahora el país, tanto el sector privado emprendedor como el Estado, es darle continuidad a los logros económicos conseguidos. No hay mucho secreto en la materia. Pero tampoco se produce por obra de simples buenos deseos, porque hay que seguir trabajando con mucha fuerza y tomando las medidas adecuadas en materia de política económica.
Uno de los aspectos de relevancia es que la conducción del país tiene ideas claras sobre cómo debe conducir los intereses nacionales y ha demostrado poseer fuertes ganas de trabajar. El sector privado solo pide un buen clima para los negocios y la garantía de que podrá seguir adelante avanzando en sus proyectos. Si no hay imprevistos insalvables, todo indica que continuará la buena marcha.
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El sector eléctrico del país es un activo estratégico que requiere ser reformado
El pésimo suministro de energía eléctrica en el país por parte de la estatal Administración Nacional de Electricidad (Ande) no es coyuntural relacionado únicamente a los cortes y apagones verificados en estos días de altas temperaturas.
Estamos, y hay que decirlo para construir juntos un mejor país, ante un tema de orden estructural que no será si se persiste en mantener un modelo de gestión que termina en incalculables pérdidas para los usuarios en particular y de ahí para el país en su conjunto.
La energía no es un tema menor. Es el tema que a partir de ahora será relevante a nivel mundial. Es la razón de las conflagraciones. Esto está ocurriendo ahora. El posicionamiento geopolítico de los países con la guerra entre Rusia y Ucrania vino a mostrarnos que estamos ante una escalada de acontecimientos que involucra, además de los citados países, a los miembros de la Unión Europea (UE), a China Continental y a los Estados Unidos.
Rusia tiene el apoyo de China Continental y Ucrania la protección de los Estados Unidos, lo que significa que la Organización del Atlántico Norte (OTAN) está atento para defender sus intereses para evitar el avance ruso sobre otras zonas del este europeo.
Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha dicho que estamos cerca de una tercera guerra mundial, opinión que fue contestada por Vladimir Putin, de Rusia, como una cuestión que podría darse si la OTAN persiste en intervenir en la guerra que lleva a cabo con Ucrania.
Lo expresado guarda relación con el tema energético. Los escenarios bélicos son una consecuencia del posicionamiento de fuerzas militares así como de contar con una provisión suficiente de energía que garantice a sus economías seguir creciendo. De nada sirve la conquista de territorios sin un orden interno que solo se consigue con una economía pujante que cree empleos en las respectivas poblaciones.
Este escenario al parecer está lejos de país, pero no es así. Sería de ilusos pensar de ese modo. La hostilidad entre las naciones repercute sobre las rutas terrestres, aéreas y marítimas del comercio, rutas para exportar e importar insumos de todo tipo. Y esto le interesa al Paraguay.
Necesariamente debemos contar con un plan estratégico para evitar, por ejemplo, que los combustibles suban demasiado en sus precios o que las divisas que traen dinero por las exportaciones de nuestros commodities se vean mermadas.
No nos olvidemos que somos un país mediterráneo. Necesitamos no solo abastecer de energía a los que hoy producen y comercializan, sino también aumentar las inversiones en el sector para que los capitales nacionales y extranjeros impacten positivamente sobre nuestra población con más empresas, puestos de trabajo y mejores salarios.
La energía es vital para un país como el nuestro de categoría emergente. La energía significa comunicaciones, transporte, cuidado de la salud, educación, innovación tecnológica y otras necesidades que nuestra población especialmente joven no puede esperar. Y Paraguay está bendecido por una energía renovable y limpia, pero que su administradora, la Ande, está infestada de ineficiencia.
El sector eléctrico debe tener una reforma pero en ningún modo para seguir endeudando al país para luego pasarle dinero a la Ande. Urge un programa de desmonopolización en el sector eléctrico para atraer inversiones y empleos desde el sector privado, en una reforma en la que estamos atrasados cuarenta años como país.