La Marcha Criolla amplía el interés en todos los jinetes del país, quienes buscan ser parte de la cultura de resistencia que presenta esta importante raza. En esta edición irradia la destreza femenina en estas actividades ecuestres, lo que evidencia el mayor involucramiento de las jóvenes con la raza. El ambiente cálido y el suelo seco chaqueño se convirtieron en el más grande escenario donde el talento, la destreza, el aprendizaje y la pasión por los caballos se pueden apreciar. Durante esta cuarta edición de la competencia, además de los jinetes que ya habían sido parte, se sumaron 4 valiosas mujeres que demostraron su gran destreza en los deportes ecuestres.

Una de ellas es Valeria Giménez, una joven de 26 años de edad que aseguró esta experiencia en el Chaco y ocupará un espacio grande y lindo dentro de su corazón, por lo que representa para ella montar un caballo. “Yo hago equitación desde hace 20 años, en Asunción. Mi día a día es montar a caballo. La competencia es buenísima, para mí es algo nuevo. Es la primera vez que le estoy reemplazando a mi tío, él solía competir”, detalló en comunicación con La Nación/Nación Media.

Afirmó que la primera jornada fue bastante desafiante para ella, debido a que no manejaba completamente las características de la competencia, la estrategia que podía utilizar, y sobre la administración de los tiempos; sin embargo, explicó que para el segundo día disipó dudas y hoy disfruta de cada kilómetro recorrido. “Es increíble cómo las mujeres nos pusimos las pilas este año para la competencia, me gusta eso, porque no soy la única. Es fuerte la competencia, tanto femenina como masculina, lo único que nos sobra es ponernos las pilas”, detalló. Valeria indicó que es la primera vez que ingresa a una competencia con la raza criolla y detalló que quedó bastante sorprendida por la resistencia que muestra, pese a su menor volumen y tamaño.

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“Es impresionante como se bancan, porque es calor, noche y polvo, ellos van sin problemas, contra viento y marea”, afirmó. Indicó que en las jornadas, su primera meta siempre es llegar en tiempo y forma al final del recorrido, para luego pensar en su colocación dentro del grupo de manera a poder alcanzar la gran final.

UN ANHELO QUE SE HIZO REALIDAD

Así como Valeria, Ana Clara Maciel, de apenas 16 años de edad, también se sumó este año a la Marcha Criolla como jinete y se mantiene cabalgando firme hacia su objetivo, poder llegar a la recta final de la competencia. Su anhelo de pertenecer a la Marcha surgió desde la edición pasada, pero este año se volvió realidad convirtiéndose en una de las favoritas del público. “Entrené una semana con este caballo, pero desde hace tiempo me estoy preparando. Me siento muy feliz que más mujeres se están sumando a la competencia. Me siento bastante cómoda con todas y todos, además que todos están bien competitivos”, adelantó. Ana mencionó que vive hace algunos años en Filadelfia, por lo que competir en el hostil suelo chaqueño no resultó un problema para ella.

Ángela Schapansky, entrenadora de una de las jinetes y consagrada bicampeona en las ediciones pasadas, también habló con La Nación/Nación Media y aseguró sentirse emocionada por todo el crecimiento que están teniendo los jinetes en esta nueva edición. “Estuvieron todos muy bien hasta el momento, los caballos estaban bien preparados porque todos llegaron bien a tiempo”, dijo.

Para Ángela es todo un orgullo que jóvenes mujeres estén involucrándose en este lindo deporte, debido a que se trata de una disciplina muy complicada, pero que apasiona bastante, siendo, además, ella una de las pioneras en la competencia. Dijo que una de sus exalumnas se mostró bastante confiada en los primeros días de competencia, por lo que espera que pueda llegar hasta el último día en donde se expondrá la verdadera resistencia de los caballos y la destreza de todos los jinetes.

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