En este especial de Emprendedores LN, acercamos una historia de entrega, ganas de salir adelante y superación, factores que fueron más fuertes que la enfermedad, que dejó en silla de ruedas motorizada y las extremidades atrofiadas a un joven técnico en electrónica y herrero de profesión hace 8 años.

El protagonista en esta ocasión es Marcelo Medina (38), que pese a su condición se dedica a la instalación, mantenimiento y reparación de portones eléctricos con control remoto, actualmente ya guiando a través de sus conocimientos adquiridos a su compañero para la realización de los servicios.

Marcelo cayó en silla de ruedas un día de enero sin ningún aviso previo, pues de camino al trabajo en su moto solo se desvaneció, comenzando las primeras secuelas de una discapacidad o enfermedad neurológica congénita que le imposibilitó seguir caminando y valerse por sí mismo además de atrofiarle las manos.

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Pero en sus planes nunca estuvo rendirse, es el mensaje que transmitió Marcelo a todas las personas a través del diario La Nación- Nación Media desde el primer contacto, dejando en claro que él solo quiere seguir trabajando.

Marcelo con su conocimiento dirige a su compañero, quien también se encarga de conducir y subirlo al móvil. Foto: Gentileza.

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En sus planes no está rendirse

“Desde que comencé con esta enfermedad, unos tres meses quizás estuve deprimido, pero gracias a dios eso no era parte de mí, porque no me dejé rendir, igual seguí trabajando y eso es lo único que quiero, trabajar para pagar mis gastos”, expresó confiado.

Él se maneja prácticamente solo, de sus trabajos debe costear los gastos de la casa como alimentación, combustible para poder movilizarse en un vehículo, comprar materiales y repuestos, además de pagar a su compañero de trabajo, Domiciano Báez, y de lo que pueda sobrar pagarse algunas sesiones de fisioterapia que le cuestan G. 110.000 por fecha.

Es por ello que Marcelo no pide ayuda, nunca fue de solicitar dinero, pues sabe de su capacidad y que gracias a esta profesión que adquirió en su tiempo, trabajando con otras personas de quienes también se acordó en forma de agradecimiento, pues sus anteriores patrones en el rubro fueron quienes le transfirieron el conocimiento, a más de haber realizado estudios de electrónica, que es fundamental para dedicarse a esto, dijo.

Para nuestro emprendedor de la semana, la mejor recompensa es la recomendación, que las personas puedan hablar de su trabajo y transmitir de boca en boca el profesionalismo y la calidad de sus servicios. Tampoco espera nada de las instituciones de “ayuda” como Senadis o Teletón, pues tras varios intentos, comprendió que no podía depender de asistencias.

Para ciertos servicios de herrería suele requerir de más manos, lo cual celebra por la posibilidad que le dan de trabajar. Foto: Gentileza.

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Solo pide trabajo

En este sentido, mencionó que espera seguir llegando a más rincones con su trabajo, y de hecho, para poder aspirar a una mejor condición, precisa de unos estabilizadores de rodillas, que un par le estaría costando G. 1.700.000 aproximadamente, por lo que su objetivo es brindar sus servicios para generar recursos.

Para tener una idea de cuánto puede costar un servicio, Marcelo sostuvo que un mantenimiento se cotiza entre G. 280 a G. 350 mil, con garantía de 3 meses, y dependiendo de los requerimientos y agendamientos previos, puede cubrir hasta 3 o 4 trabajos por día.

En cuanto a su mecanismo de trabajo, indicó que solo el Twitter es su canal de promoción, invitando a todos a seguirlo en su cuenta @hijodeDonMedina, y también dejó su número de contacto para cualquier consulta o requerimiento de sus servicios que, sin duda, serán de gran apoyo al emprendedor, al (0981) 491-220.

“Mi objetivo es seguir trabajando, no rendirme. Todos los días me cuesta, estoy consciente que cada día me cuesta más, antes podía comer tranquilo, pero desde hace un tiempo ya no puedo agarrar los cubiertos ya que la enfermedad va avanzando. Igual, mi plan es seguir trabajando”, se despidió del emprendedor dejando el mensaje de no rendirse ante las adversidades.

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