El ejército israelí y los milicianos del movimiento islamista Hamás combaten este miércoles en el centro de la ciudad de Gaza, en el norte de este territorio asediado, sin esperanza de tregua para los cientos de miles de palestinos atrapados en la contienda y sumidos en una situación humanitaria desesperada.

Israel ha prometido “destruir a Hamás” en represalia por el sangriento ataque en su territorio el 7 de octubre, en el que los combatientes islamistas mataron a unas 1.400 personas, en su mayoría civiles. Entre los muertos hay más de 300 militares.

Hamás, considerado una organización terrorista por Estados Unidos, la UE e Israel, tiene además en su poder a más de 240 rehenes secuestrados aquel día y llevados a Gaza.

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Desde aquel día, el ejército israelí ha bombardeado a diario la Franja, pese a los múltiples pedidos de tregua desde el exterior, y actualmente sus soldados se encuentran “en el corazón” de la ciudad de Gaza, declaró en la noche del martes el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant. Allí se encuentra, según él, el “centro” de Hamás y “Gaza es la mayor base terrorista jamás construida”.

Del lado palestino, al menos 10.569 personas, en su mayoría civiles y entre ellas más de 4.000 niños, murieron en los bombardeos israelíes, según el ministerio de Salud de la Franja de Gaza, gobernada por Hamás.

En imágenes difundidas el miércoles por el ejército israelí pueden verse tanques y topadoras avanzando entre las ruinas humeantes de Gaza. Los soldados están operando en los edificios destruidos por los bombardeos, mientras en tierra se suceden las explosiones.

En la ciudad de Gaza, la parte más densamente poblada de este territorio, donde barrios enteros quedaron reducidos a cascotes, muchos han permanecido y esperan aprovisionarse de agua, según imágenes grabadas por AFP.

“No habrá tregua humanitaria sin el regreso de los rehenes”, reiteró el ministro israelí de Defensa, pese a los pedidos de la ONU, oenegés y capitales extranjeras a un alto al fuego o una pausa en los combates, que permita entregar ayuda urgente tras el corte de suministro de comida, agua, electricidad y medicamentos.

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“Cementerios llenos”

Según la ONU, un millón y medio de personas se desplazaron en el interior del enclave palestino desde hace un mes. Un experto independiente de Naciones Unidas, Balakrishnan Rajagopal, dijo este miércoles que el 45% de las viviendas del enclave han resultado dañadas o destruidas en los bombardeos israelíes, lo que según él es “un crimen de guerra”.

El experto enfatizó que cuando dichos ataques “están dirigidos contra una población civil, también equivalen a crímenes contra la humanidad”. El servicio de comunicación de Hamás en Gaza afirmó la noche del martes en Telegram que varios cementarios “están llenos y no hay más espacio para entierros”.

Y según la oficina de coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA), que cita números del ministerio de Salud de Hamás, 192 profesionales de la salud murieron desde el inicio de la contienda el 7 de octubre.

La idea de un alto el fuego fue rechazada también por Estados Unidos, el principal aliado de Israel, que preconiza en lugar de esto “pausas humanitarias”. En esa línea, los cancilleres del G7, reunidos este miércoles en Tokio, apoyaron la idea de “pausas y corredores humanitarios” en Gaza.

Igualmente afirmaron el “derecho de Israel a defenderse a sí mismo y a su pueblo, cumpliendo con la legislación internacional”, y destacaron “la importancia de defender a los civiles”.

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“Paren esta máquina de destrucción”

Para los 2,4 millones de gazatíes, la situación es desesperada después de un mes de bombardeos incesantes. “Paren esta máquina de destrucción. Sálvennos”, imploró el martes Hisham Kulab, un desplazado palestino que presenció bombardeos en Rafah, en el sur de la Franja, asediada por Israel desde el 9 de octubre.

En esta parte del enclave palestino, “hacen falta entre cuatro y seis horas de espera para recibir la mitad de una porción normal de pan”, indicó la OCHA. Y en el norte, “mucha gente que buscaba desesperadamente comida entró en las tres últimas panaderías en las que quedaban depósitos de harina de trigo” el martes, añadió la OCHA, que reportó la entrada de 650 camiones de ayuda humanitaria en Gaza desde el 21 de octubre, desde el vecino Egipto.

“Una cicatriz terrible”

En silencio, entre oraciones y con lágrimas en los ojos, los israelíes conmemoraron el martes un mes de la ofensiva de Hamás. “Las atrocidades [de Hamás] han dejado una cicatriz terrible, traumatismos a nivel personal y también a nivel nacional”, dijo Asher Cohen, rector de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que cuenta varios licenciados entre el total de fallecidos.

Israel se retiró unilateralmente de Gaza en 2005, después de 38 años de ocupación. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, afirmó que tras la guerra su país asumirá la “responsabilidad general de la seguridad” por un período indefinido, para impedir que Hamás recupere allí el poder. “No se tratará de una ocupación”, matizó el martes el ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer.

El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, afirmó este miércoles precisamente que Israel no debe volver a ocupar Gaza. El portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, afirmó a su vez que “Hamás no puede formar parte de la ecuación” de poder en Gaza tras la guerra. Una afirmación calificada de “fantasmagoría” por un portavoz del movimiento palestino, Abdel Latif al Qanu.

La violencia se ha multiplicado también en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, donde más de 150 palestinos murieron a manos del ejército y de los colonos desde el 7 de octubre, según la Autoridad Palestina.

Fuente: AFP

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