Río de Janeiro/Brasilia/ AFP. Por Rosa SULLEIRO/ Jorge SVARTZMAN /

Los brasileños empezaron este domingo a votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, con el ultraderechista Jair Bolsonaro frente al izquierdista Fernando Haddad.

Los primeros colegios electorales abrieron a las 08H00 locales (11H00 GMT) y los últimos cerrarán a las 22H00 GMT. Los resultados deberían conocerse rápidamente, en este país de 147,3 millones de empadronados, con un sistema de votación electrónico.

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Haddad, de 55 años, fue designado candidato en septiembre, en reemplazo de Lula, que purga desde abril una pena de 12 años de cárcel por corrupción, en el marco de la operación “Lava Jato” que golpeó de lleno a grandes figuras del Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados.

El exalcalde de Sao Paulo (2012-2016) obtuvo en la primera vuelta el 29% de los votos, frente al 46% de Bolsonaro.

Tras las últimas encuestas de Datafolha e Ibope, la ventaja para el excapitán del Ejército se sitúa entre los 8 y los 10 puntos porcentuales frente al exministro y delfín del encarcelado exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

El sondeo realizado por Ibope da ganador a Bolsonaro con el 54% de las preferencias y ubica a Haddad con un 46% de apoyos, sin tomar en cuenta votos nulos o indecisos. La diferencia, ahora de 8 puntos, se acorta con respecto a pesquisas previas de la misma firma, pues era de 18 puntos hace dos semanas y de 14 hace dos días.

Ibope entrevistó a 3.010 electores entre el viernes y el sábado, con un margen de error de +/- 2 puntos porcentuales.

La encuesta de Datafolha, en tanto, señala que el 55% de los consultados manifestó que votará por el exmilitar, mientras que el 45% dijo que lo hará por Haddad.

El izquierdista reduce así -en este caso- a 10 puntos la diferencia con el favorito, que según sondeos previos de la misma firma hace dos días era de 12 puntos y hace dos semanas de 18.

La encuesta de Datafolha fue hecha mediante entrevistas a 18.371 personas, realizadas entre viernes y sábado, y tiene igualmente un margen de error de +/- 2 puntos porcentuales.

Fuerzas políticas de centro-izquierda y activistas dentro del propio partido han criticado al PT por no haber hecho un 'mea culpa' por sus errores y haberse alejado de las clases populares, impidiéndole a Haddad formar un "frente democrático" para el balotaje.

En su último acto de campaña, el exministro de Lula realizó una "caminata por la paz" en Heliópolis, una de las mayores favelas de Sao Paulo. Varios centenares de seguidores lo acompañaron por las estrechas callejuelas de la barriada, en clima de fiesta y vestidos de blanco.

"La población está tomando conciencia del salto a lo desconocido que significa la candidatura de Bolsonaro. (...) Nos están queriendo vender gato por liebre, una persona truculenta por una persona pacífica", afirmó.

"La virada (remontada) vendrá. Brasil está despertando", añadió.

El optimismo entre sus militantes aumentó sobre todo tras conocerse el apoyo del expresidente de la corte suprema Joaquim Barbosa, extremadamente popular entre los brasileños por ser el primer negro que encabezó el máximo tribunal del país, además de conducir el juicio del "mensalao", el primer gran escándalo de corrupción que puso en aprietos al partido de Lula en 2005.

"Por primera vez en 32 años de ejercicio directo del voto, un candidato me inspira miedo. Por eso, votaré a Fernando Haddad", tuiteó Barbosa.

Emerson Santana, vecino de Heliópolis de 44 años, marchaba emocionado junto a Haddad.

"Ya viramos, vamos a ganar, la democracia va a ganar, no el militarismo", dijo a la AFP.

Pero el espíritu de remontada de Haddad sufrió un golpe en la tarde, cuando el centroizquierdista Ciro Gomes -tercer colocado en la primera vuelta con 12,47% de los votos-, acabó con sus esperanzas de recibir al final su respaldo explícito, considerado clave para llegar al domingo con opciones.

“Claro que todo el mundo prefería que yo, con mi estilo, tomase un lado y participara de la campaña, pero no quiero hacer eso”, afirmó Gomes en un video publicado en sus redes sociales, donde anuncia únicamente que votará “contra la intolerancia”.

Las elecciones “no están ganadas”

Mientras, Bolsonaro daba los últimos pasos de su campaña desde su casa, en Rio de Janeiro, como viene haciendo desde que fue apuñalado en un mitin el 6 de septiembre y pasar tres semanas hospitalizado.

El ultraderechista lamentó no estar cerca de la gente "por limitaciones médicas", y pidió a sus seguidores que "no relajarse".

"Las elecciones no están ganadas, tenemos que luchar hasta último momento (...) No vamos a dar la oportunidad para que el otro lado diga 'ganamos, fue una remontada'", recordó a sus seguidores en una transmisión por Facebook.

Famoso por su retórica exaltada, nutrida de comentarios machistas, racistas y homófobos, Bolsonaro ha intentado moderar el tono en las últimas horas. En esa última transmisión dijo también: "Queremos un Brasil libre, que deje los prejuicios: blanco, negro; homo, hetero; quién sabe si yo soy gay, y si yo fuera, cuál es el problema", dijo, acompañado del diputado electo Helio Negão, un hombre negro.

También ha procurado alejar el temor de que su gobierno podría significar un regreso a los años sombríos de la dictadura militar (1964-1985).

Algo que no parece preocupar a sus seguidores, que este sábado realizaron una caravana para apoyarle en Sao Paulo.

“Vine porque quiero a Bolsonaro presidente. Trabajamos mucho para conseguir limpiar Brasil, y sacarlo de las manos de los comunistas, y ahora lo estamos consiguiendo”, contó satisfecho Dorival Andrade, quien participó de la expedición de unos 500 vehículos.

Haddad consiguió en las últimas semanas acortar distancias (a mediados de octubre Bolsonaro le sacaba 18 puntos de ventaja), pero le habrá faltado tiempo para una eventual remontada, según los analistas.

Aun así, Bolsonaro llamó a sus partidarios a no bajar la guardia.

"Las elecciones no están ganadas, tenemos que luchar hasta último momento", dijo el sábado en un video colgado en Facebook.

Polarización

Haddad recibió apoyos importantes después que Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar (1964-85), amenazara con virulencia a sus adversarios de izquierda: "O se marchan o van a la cárcel. Esos marginales rojos serán desterrados de nuestra patria", proclamó.

En una oficina de voto frente a la playa carioca de Copacabana, Elias Chaim, estudiante de ingeniería y productor musical, de 23 años, votó nulo en la primera vuelta, pero ahora decidió votar por Haddad.

"No estoy muy aninmado, porque ninguno de los dos me gusta. Pero voy a votar por Haddad, porque el discurso de odio e intolerancia de Bolsonaro representa un riesgo para nuestro país", afirmó.

Teresinha Kanzler Barbosa, una abogada jubilada de Brasilia, votará en cambio por Bolsonaro. “Tiene que haber un cambio en este país. Basta de siempre lo mismo. Bolsonaro es la opción de cambio y si Dios quiere será un buen presidente”, afirmó.

Rabia

El despegue de Haddad se dio sobre la base de millones de brasileños que se beneficiaron de las políticas de inclusión social de Lula.

Pero esa identificación disparó también su índice de rechazo, ya que para otros millones de personas Lula y el PT son sinónimos de manejes financieros turbios para mantenerse en el poder.

Un rechazo solo comparable... al del propio Bolsonaro, que en sus 27 años como diputado se distinguió más por sus declaraciones misóginas, racistas y homófobas que por sus escasos proyectos legislativos.

Sin embargo, el candidato del PSL consiguió despertar compasión después que un exmilitante de un partido de izquierda le asestara el 6 de septiembre una puñalada en el abdomen.

Su estado de salud lo privó de actos públicos, aunque mantuvo una activa presencia en las redes sociales, su arma favorita, sin participar en ningún debate con su adversario.

Bolsonaro ganó popularidad con las promesas de liberalizar el porte de armas para combatir una inseguridad galopante y de librar una guerra sin cuartel contra la corrupción.

Pero una encuesta Datafolha mostró que la propuesta sobre las armas solo es mencionada por el 17% de sus electores como motivo para apoyarle; y la lucha contra la corrupción por el 10%. El deseo de renovación y el rechazo al PT suman en cambio 55%.

Por el lado de Haddad, las mayores movilizaciones se dieron bajo la consigna de "Él No", organizadas por mujeres indignadas por el avance de un legislador que llegó a decir de una colega de izquierda que "no merece ser violada porque es muy fea".

A inicios de mes, otro sondeo del mismo instituto mostró que 88% de los brasileños se sienten "inseguros", 79% "tristes por la situación del país", 78% "desanimados", 68% con "rabia" y 62% con "miedo del futuro".

Proyectos opuestos

En caso de victoria de Bolsonaro, su gurú económico, Paulo Guedes, tratará de lanzar un programa de privatizaciones para reducir la deuda y reactivar la economía, que viene de dos años de recesión y dos más de débil crecimiento.

Pero ante las resistencias en su propio campo, Bolsonaro aclaró que solo privatizará actividades periféricas de Petrobras o de Eletrobras.

El vencedor deberá tratar con un Congreso con partidos debilitados por los escándalos y dominado por los lobbies conservadores del agronegocio, las iglesias evangélicas y los defensores del porte de armas.

Las últimas oficinas de voto cerrarán a las 22H00 GMT. Los resultados deben conocerse en poco más de una hora luego del cierre, en este país con 147,3 millones de empadronados, donde la votación es electrónica.

Quien resulte electo sustituirá el 1º de enero de 2019 al conservador Michel Temer, el presidente más impopular desde el retorno de la democracia, que asumió en 2016 tras la destitución de Dilma Rousseff, del PT, acusada de manipular las cuentas públicas.

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