El mítico preparador de la marca del óvalo, campeón del mundo en el año 1981 con Ari Vattanen como punta de lanza, falleció hace poco más de un año debido a un cáncer dejando un legado que no solo compete a ese título mundial obtenido con el finés, sino uno más profundo para nosotros los paraguayos, ligado nada más y nada menos que a la prueba madre del deporte motor, el Transchaco Rally.

  • Por Cristhian Tindel
  • Nación Media
  • Fotos gentileza

A finales de la década del setenta, el Transchaco Rally no solo ya era popular, sino que también ya era una refe­rencia para muchos pilotos que miraban de reojo el desa­rrollo de una de las pruebas más duras del planeta. La his­toria de Ford en nuestro país comienza en 1976, cuando Héctor Omar Risso adquiere un Ford 1600 Varillero con la firme intención de luchar por la victoria en la general.

La primera incursión de Risso con el Ford Varillero no fue del todo buena, pues las dificul­tades y problemas mecánicos del coche no permitieron que Risso y su navegante, Cato Di Tore, luchen más arriba. Sin embargo, para los represen­tantes de la marca el hecho de haber culminado aquella prueba los había maravillado a tal punto de que inmedia­tamente después ya se pusie­ron en contacto con uno de los preparadores top de la época.

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La sorpresa vendría en la fiesta de fin de año de la empresa. En ella, Risso cuenta su experien­cia y su sorpresa en el docu­mental “Chaco, el rally más difícil del mundo”: “Se hace la fiesta de fin de año de Tape Ruvicha y dije que nos van a mandar al diablo porque le hicimos gastar mucha plata. Sale don José Pappalardo, le decíamos Tata, da un discurso y en punto hace un pausa”, comenta Risso. “Hay algo que quiero destacar. Este año par­ticipamos en forma humilde del querido Chaco, pero yo les prometo que el año que viene vamos a tener dos purasan­gre, directamente desde Lon­dres”, dijo Pappalardo, mara­villando a todos los presentes.

El trato estaba cerrado nada más y nada menos que con David Sutton, el hom­bre insignia de la marca del óvalo a nivel mundial. Para­guay tendría en su parque los primeros autos de competi­ción de ese nivel con Risso como estrella del equipo. “Llegamos a Londres y nos vamos al taller de David Sut­ton, con Fabio Ferreira y un intérprete, Antonio Celauro. Empiezo a tocar el auto, era de otro mundo, el auto que estaba participando del Campeonato del Mundo. En el taller de Sut­ton había una preparación que jamás pensé que iba a existir.

Un Cosworth ahí, todo empa­quetadito. Un mes nos que­damos ahí con Fabio, fuimos a probar el auto a un circuito que tienen ellos para probar”, recordó Risso visiblemente emocionado.

Taller de David Sutton

REFERENCIA MUNDIAL

Para esa época, Sutton era una referencia mundial en cuanto a preparación de autos de carrera, por lo que con la presencia de estos autos Para­guay empezaba a sonar fuerte entre los rallies más compe­titivos del mundo. “Nosotros sabíamos que un tipo como Sutton tenía un renombre a nivel mundial en carreras y teníamos sus autos en Para­guay corriendo. Uno iba al rally y escuchaba a gente hablando en inglés en algu­nos equipos, sobre todo Ford, y eran momentos estelares en el TCR”, refirió Beto Rodrí­guez, periodista especializado en el deporte motor.

Al año siguiente, en 1977, lle­garon al país los dos prime­ros Ford Escort directamente del taller de Sutton. Uno de los coches era para Risso mien­tras que el otro quedaba en manos de Luis Centurión, otro gran piloto de la época. “Para mí estos coches fueron una bisagra en la historia del deporte motor paraguayo. Con su llegada pudimos ver cómo estaba hecho un auto de carreras purasangre Grupo 4″, afirmaba justamente Luis Centurión a Beto Rodríguez en la última entrevista que dio antes de fallecer en 2019.

“El Ford incluía protección inferior de duraluminio, accesorios de seguridad de primera, detalles exquisi­tos, suspensiones con los últimos elementos y una preparación remarcable de David Sutton. Estos coches eran tan especiales que hasta los embarcaron en un vuelo de Iberia, con los cua­les arribaron al aeropuerto Silvio Pettirossi dos meses antes de la edición 1977 del Transchaco Rally. A Risso le dieron el Ford RS2000, mientras que yo pude con­ducir el de 1300 cc, una ver­dadera maravilla”, seguía Centurión.

La llegada de estos autos mar­caron un antes y un después dentro del automovilismo nacional. Risso se consagró dos veces como el mejor del Chaco mientras que Centu­rión fue el mejor de su clase. Desde aquí, las demás mar­cas apostaron a los autos de nivel llevando al rally para­guayo a evolucionar rápida­mente, siendo David Sutton el pionero de los “purasan­gre” en Paraguay.

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