Para muchos, sentirse realizados como personas es tener hijos, pues se asume que esta es la clave de la felicidad. La respuesta está en la “paradoja de la paternidad”, un análisis que reveló si es cierto o no que traer vida a este mundo es la máxima plenitud y la alegría más grande que se puede experimentar, como rezan quienes son padres.

La paradoja de la paternidad se da en los primeros meses de vida del hijo o hija, pues disminuye el bienestar de los padres, esto, a consecuencia de que un recién nacido se interpone en la rutina. Es así que cambian las horas de sueño, se pierden los buenos hábitos alimenticios, se disminuye la vida social, circunstancias que a la larga genera descontento en los cuidadores del menor.

Las mujeres son quienes más experimentan la infelicidad, ya que recae en ellas la mayor parte de las responsabilidades de la crianza. Es recomendado contar con el apoyo familiar al recibir a un bebé en la casa, que la responsabilidad sea coparental, mantener las normas y dividirse los gastos del recién nacido; de esta manera se reduce algo del estrés.

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Para muchos, sentirse realizados como personas es tener hijos, pues se asume que esta es la clave de la felicidad. La respuesta está en la “paradoja de la paternidad”, un análisis que reveló si es cierto o no que traer vida a este mundo es la máxima plenitud y la alegría más grande que se puede experimentar, como rezan quienes son padres.

La paradoja de la paternidad se da en los primeros meses de vida del hijo o hija, pues disminuye el bienestar de los padres, esto, a consecuencia de que un recién nacido se interpone en la rutina, cambian las horas de sueño, se pierden los buenos hábitos alimenticios, se disminuye la vida social, circunstancias que a la larga genera descontento en los cuidadores del menor.

Las mujeres son quienes más experimentan la infelicidad, ya que recae en ellas la mayor parte de las responsabilidades de la crianza. Es recomendado contar con el apoyo familiar al recibir a un bebé en la casa, que la responsabilidad sea co-parental, mantener las normas y dividirse los gastos del recién nacido; de esta manera se reduce algo del estrés.

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La felicidad no recae en tener o no hijos según la ciencia. Foto: Ilustrativa/Freepik

Si la decisión está en no tener hijos, se ha demostrado que las mujeres sin hijos perciben un buen sentido de identidad y de individualidad. Suelen tener más libertades, tienen el control de su vida, su cuerpo, su tiempo y su futuro. Asimismo, cuentan con mejor estabilidad económica, viven menos estresadas y manifiestan mayor satisfacción en pareja.

Por otro lado, a los hombres, según la ciencia, el no tener hijos les resta la satisfacción vital. Los varones tienden a experimentar tristeza. Hay que mencionar que esto no ocurre en todos los casos, hay hombres que se sienten conformes y libres con la decisión de no reproducirse. Asimismo, es importante recalcar que la paradoja de la paternidad culmina con los años, cuando el niño o niña sea más independiente y los padres puedan volver a realizar actividades personales.

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