Los números de la realidad económica para este año tienen mensajes positivos si nos atenemos a las previsiones realizadas por organismos especializados y técnicos del área. La mayoría de los que se han expedido sobre lo que espera a Paraguay en el 2021 habla de que tendrá un crecimiento de 4% o más.
El buen despegue que se predice no se va a dar por expresiones de buenos deseos, sino que será el fruto del esfuerzo del sector productivo, de un fuerte trabajo en diversas áreas de la actividad económica. Y de la adopción de medidas acertadas de parte del sector público, en las áreas fiscal, monetaria y económica. Las disposiciones que adopten los organismos del Estado serán fundamentales para que todo lo que se consiga se pueda consolidar y constituya una base firme para la armonía del país en las áreas más sensibles.
En otras palabras, habrá que trabajar fuertemente para recuperar el equilibrio conseguido en los últimos tres lustros, que actualmente está en peligro debido a los golpes que ha recibido nuestra economía y a las decisiones excepcionales que se han tomado. Lo que quiere decir que el Gobierno tiene que procurar disminuir el déficit a los niveles recomendados y que están establecidos por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), que habla de soportar un máximo de 1,5% del déficit fiscal.
Los técnicos recomiendan que no solo se debe atender la política monetaria haciendo que haya menos expansión de dinero y cuidar la inflación. Insisten en que se debe asegurar también que en el plazo más breve posible la política fiscal vuelva al nivel sensato que antes tenía, con un nivel mínimo de saldo negativo entre los gastos y los ingresos.
Las cifras negativas superiores en las cuentas del fisco vienen desde hace dos años. En el 2019 el déficit fiscal superó lo establecido por la ley (de -1,5%) y terminó en -2,8%. En el 2020, debido a los efectos ocasionados por la pandemia, el saldo de las cuentas públicas fue de -6,2% y para este año se estima un -4,0%.
Algunas previsiones señalan que en el 2022 el país seguirá todavía con un saldo negativo importante, pues hablan de un déficit fiscal estimado en 3,0%, y no se animan a afinar los datos de hasta cuándo se continuará con las cifras que sobrepasan el límite legal establecido.
Debido a los perniciosos efectos de los desmadres fiscales es que resulta muy legítima la preocupación de frenar la expansión de los gastos estatales.
Algunos entendidos señalaron que ya es hora de priorizar lo fiscal por encima de los gastos de infraestructura, para no seguir endeudando al país para realizar más obras sin tener en cuenta el saldo negativo que se produce por endeudarse y gastar mucho más de lo que se puede pagar. Dijeron que casi todo el déficit fiscal del 2020 se destinó a obras de infraestructura, y que este año se tendría que cambiar de estrategia canalizando fondos para otros fines o no ejecutarlos para no agrandar más los números negativos.
Sectores del Gobierno creen que porque el país tiene un buen nivel de reservas internacionales netas (RIN) se puede aventurar a contraer más deudas. Pero los conocedores del tema creen que, aun teniendo un buen nivel de reservas, la relación de números ha cambiado. Ahora el nivel de la deuda es mayor que el monto de las reservas internacionales del Banco Central del Paraguay (BCP). Indicaron que esta relación seguía siendo positiva hasta agosto del 2018, pero que actualmente existe casi 1.000 millones de dólares de diferencia, porque las reservas se mantuvieron estables mientras que la deuda se disparó.
Este es el momento en que el Gobierno tiene que priorizar lo fiscal, arreglar las grandes cuentas del país, sin seguir gastando dinero y aumentando el saldo desfavorable. Un ex presidente del BCP resaltó que hay que reducir el nivel de endeudamiento, porque la deuda externa es el reflejo de un déficit fiscal abultado. Agregó que lo que corresponde hacer es volver lo más rápido posible al -1,5 % establecido, que se dejó de lado.
El Gobierno debería tener en cuenta estas recomendaciones y comenzar a disciplinar sus finanzas.