Probablemente no me equivoco si afirmo que, como en Paraguay, en ningún otro país se conmemora tan fervientemente el Día de la Amistad. Aquí lo hacemos en memoria de don Artemio Bracho quien propugnara la creación de la Cruzada Mundial de la Amistad. Este día está muy arraigado en todos los paraguayos.

Pero miremos a la amistad desde las neurociencias como hacemos cada domingo en este espacio. Si bien es un sentimiento complejo y no hay una única clave cerebral de la amistad, se han identificado diferentes procesos y áreas del cerebro que están involucrados en la formación y mantenimiento de las relaciones de amistad. En primer lugar, recordemos que nuestro cerebro está organizado en redes que se activan al interactuar con otras personas. Estas redes, conocidas como la “teoría de la mente”, nos permiten comprender las intenciones, emociones y estados mentales de los demás. La empatía y la capacidad de compartir y entender las experiencias de los demás son fundamentales para construir relaciones sólidas de amistad. Además, la amistad puede activar el sistema de recompensa del cerebro, que está vinculado a la liberación de dopamina, un neurotransmisor relacionado con el placer y la motivación. Cuando pasamos tiempo con amigos y experimentamos situaciones agradables, como el apoyo emocional, la risa o actividades compartidas, se liberan dopaminas que refuerzan y fortalecen los vínculos de amistad. Y es que los amigos desempeñan un papel importante en la regulación emocional. La amistad puede ayudar a reducir el estrés y contribuir al bienestar emocional. Durante momentos difíciles, la presencia de amigos puede activar regiones cerebrales implicadas en la generación de sentimientos de seguridad y alivio emocional. Esto sucede, en parte, porque las hormonas y neurotransmisores, como la oxitocina, también están implicados en la amistad. La oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, está relacionada con la confianza y el establecimiento de lazos sociales. Se ha observado que niveles más altos de oxitocina están asociados con una mayor sensación de cercanía y confianza en las relaciones de amistad. Es importante tener en cuenta que estas son solo algunas de las bases cerebrales de la amistad y que cada relación de amistad puede ser única en su propia manera.

La amistad es un fenómeno complejo que también está influenciado por factores sociales, culturales e individuales. Las conexiones cerebrales entre dos amigos no son literalmente físicas, pero hay varias formas en que dos cerebros pueden sintonizarse. Primero, la empatía desempeña un papel importante, ya que por empatía entendemos la capacidad de entender y compartir los sentimientos de otra persona. Cuando uno es amigo de alguien, tiende a ser más empático y sintonizado con el estado emocional de esa persona. Segundo, la sincronización de las ondas cerebrales puede ocurrir cuando dos personas pasan mucho tiempo juntos. Este fenómeno puede estar relacionado con hábitos compartidos, lenguaje y perspectivas similares, o clasificación social similar. Tercero, el espejo neuronal es otro aspecto muy importante de las conexiones cerebrales. Las neuronas espejo son una clase particular de células que se activan tanto cuando uno realiza una acción como cuando se observa a otra persona realizar la misma acción. Estas neuronas pueden ayudar a los amigos a entenderse entre sí a un nivel más profundo. Finalmente, los neurotransmisores como la oxitocina y las endorfinas también juegan un papel en fortalecer las conexiones entre amigos.

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Es importante destacar que, aunque estas conexiones no son físicas como las que existen dentro de un solo cerebro, todavía pueden ser muy poderosas e influyentes en nuestros comportamientos y emociones. Y que, finalmente, también el “ser amigo” es una cuestión, como todo, DE LA CABEZA. Feliz día, neuroamigos, gracias por estar cada domingo como hace 5 años...!!!

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