Un aventurero que escribía historias inolvidables, un autor admirado por grandes artistas y leído por millones en el mundo, ese fue el gran historietista paraguayo cuya biografía en gran formato fue lanzada recientemente. Un tributo merecido para el gran best-seller nacional.
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos Gentileza
“En 2022 realicé la biografía de Robin en cómic, con dibujos de Adam, en una colección de Servilibro, pero sentí que hacía falta una biografía más amplia y completa en un formato de gran libro”, cuenta el periodista y escritor Andrés Colmán Gutiérrez sobre el origen de “Robin Wood: el escritor paraguayo más leído en el mundo”.
Con textos, compilación e investigación a cargo de Colmán Gutiérrez, la obra de 200 páginas realizada en gran formato, a todo color y papel ilustración fue editada por el Centro Cultural de la República El Cabildo y es un amplio compendio sobre la vida y obra del creador de cerca de 90 personajes de cómics y de más de 10.000 episodios publicados en Argentina, Italia, España, Suiza, Alemania, Dinamarca, Turquía, Brasil y otros países.
DESCUBRIMIENTO
Wood nació en 1944 en Colonia Cosme, Caazapá, y tuvo que crecer con mucha soledad y carencias, trabajando como obrajero en el Alto Paraná y obrero de fábrica en Buenos Aires, hasta descubrirse a sí mismo como el más grande escritor de cómics de nuestro país.
Fue más que nada un aventurero, como sus personajes. Hay en su historia de vida una voluntad de descubrir y conocer todos los lugares del mundo y de contar de cada sitio una historia magnífica, seguida por millones de lectores.
Entre sus casi 90 personajes y más de diez mil guiones escritos y publicados, muchos de ellos están dedicados al Paraguay, como la novela gráfica “1811″, sobre la Independencia de nuestro país, con dibujos de Roberto Goiriz, que hasta la fecha ya tiene más de 80.000 ejemplares editados, un verdadero récord de publicaciones en el Paraguay.
Admirado por figuras como Umberto Eco y Federico Fellini, el escritor paraguayo sigue siendo un tesoro a descubrir.
–Tu libro aparece como un justo homenaje a un gran autor paraguayo. ¿Cómo surgió la idea y cuánto tiempo hace que venís trabajando en él?
–Desde que me asumí como un creador más en el mundo de la historieta paraguaya, al igual que en la literatura y el periodismo, junto con algunos colegas del mismo ámbito, principalmente con el historietista Roberto Goiriz, tuvimos la certeza de que Robin era nuestro escritor más internacional, el más leído en el mundo, quizás como Augusto Roa Bastos lo es en el ámbito de la gran literatura. Sin embargo, Wood no era aún suficientemente valorado como sí lo son Roa Bastos, Gabriel Casaccia, Josefina Plá o Elvio Romero, a quienes se estudia en las escuelas, en los colegios, en las universidades, a pesar de que tiene una obra mucho más extensa y más premiada, también de alta calidad literaria y artística, considerado una verdadera celebridad por los seguidores del cómic en países como Argentina, Italia y España.
PREJUICIOS
–Si bien el reconocimiento popular estuvo siempre, el de los actores culturales demoró un poco. ¿A qué atribuís este hecho?
–Tuvo que ver con una visión de prejuicios y desconocimiento hacia el arte del cómic por parte de cierta élite cultural. Durante mucho tiempo, “escritor” se consideraba solamente a quienes publican novelas, negando ese sitial a periodistas, historiadores, ensayistas, poetas, a pesar de que publicaban mejores libros que algunas novelas. El nombre “historieta” ya denota un desprecio: “Historia degradada, de baja calidad”. Por eso usamos también otros nombres, como “novela gráfica, “narrativa dibujada” o “cómic”. Se sabe que Robin, en los años 90, solicitó su ingreso a la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP), pero un directivo se opuso, alegando que “él no es un escritor, solo hace historietas”. Eso a Wood le dolió mucho. Pudimos reparar esa barbaridad en 2018, cuando en la Libroferia de Encarnación con Javier Viveros le entregamos la medalla a la excelencia literaria y lo nombramos socio de honor de la SEP.
–Se ve en Robin una pasión irrefrenable. Como biógrafo, ¿qué otros elementos destacás en su personalidad?
–Robin fue uno de esos genios en estado puro que suele producir el Paraguay en medio de situaciones críticas de pobreza y de marginación. Su historia de vida es comparable a la que también han vivido otros creadores como Augusto Roa Bastos, José Asunción Flores, Agustín Barrios, Emiliano R. Fernández, gente que creció en la orfandad, que ni siquiera pudieron terminar bien la escuela primaria, pero sus obras han alcanzado resonancia mundial.
–Robin Wood se sigue reimprimiendo en el mundo. ¿Hay alguna última edición nacional de su obra?
–Lo más nuevo que pudimos dar a conocer son los álbumes de la Colección Robin Wood que editó el MEC con Servilibro, que también tienen una versión comercial en librerías. Allí hay capítulos de “Nippur de Lagash”, “Dago”, “Merlín”, “Mojado”, “Gilgamesh el inmortal” y las obras paraguayas “1811″, “Isabella”, “Perurimá”, “Anahí”. Probablemente se hagan más ediciones próximamente. También Roberto Goiriz está editando las series que dibujó con guiones de Robin, capítulos de la saga de ciencia ficción “Warrior-M, el último guerrero de la humanidad”. También tiene en proyecto editar la serie “Hiras, hijo de Nippur”. En la medida en que se despierte un mayor interés por Robin Wood, posiblemente surjan más publicaciones. Su viuda y heredera, Graciela Sténico, cree que sería posible reeditar localmente varias obras en versiones populares, de bajo costo, para un púbico más masivo.
ABUNDANTE MATERIAL PARA SERIES
“Creo que los personajes y las series de Robin Wood constituyen un valioso filón para productores de audiovisual, especialmente en esta época de adaptaciones espectaculares como las que realizan Netflix y otras plataformas”, considera Colmán Gutiérrez.
“¿Se imaginan ‘Dago’ o ‘Nippur de Lagash’ en series de aventuras, en varias temporadas? ¿O sus comedias satíricas como ‘Pepe Sánchez’ o ‘Mi novia y yo’? Creo que serían éxito asegurado si se adaptan conservando la genialidad de los argumentos”, propone.
“Es cuestión de que nuestros realizadores se animen a avanzar en proyectos junto a las productoras internacionales. Sé que la gente de Robin Wood Producciones estaría interesada en negociar los derechos”, apuntó el autor.