Por Emilio Agüero Esgaib
La historia de Bartimeo el ciego se encuentra en el evangelio de Mateo 20:29-34.
El relato habla de que a Jesús le seguía una gran multitud y que el ciego estaba junto al camino. Cuando Bartimeo supo que era Jesús quien pasaba, empezó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!”. Gritó tanto que muchos lo reprendieron y le dijeron que se callase, pero él insistió aún más y siguió gritando. Entonces, Jesús lo mandó llamar y le preguntó qué quería que hiciese. Él pidió recibir la vista y la recibió.
Sin duda, Bartimeo era un ciego con visión, en el sentido que él sabía perfectamente lo que quería y de quién podría obtener aquello que anhelaba. Una vez preguntaron a Hellen Keller, escritora estadounidense sorda y ciega, qué es peor que ser ciega y ella respondió: “No tener visión”. El que no tiene visión, no puede ver el futuro, no puede esperar nada, no tiene expectativa, no tiene sueños, no anhela nada, no tiene fe, porque la fe tiene que ver con el futuro, en el sentido de que cuando tengo fe en algo aún no lo estoy viendo, aún no lo tengo. En incoherente que alguien diga: “Tengo fe de que tendré algo” cuando ya lo tiene; la fe es creer en algo antes de verlo. El apóstol dijo: “Caminamos por fe, no por vista”. El creyente vive su vida creyendo, siempre mira para el frente y espera algo bueno.
Tenemos que saber qué queremos y dónde conseguirlo. Bartimeo sabía lo que quería: recobrar la vista, y dónde lo conseguiría: en Jesús.
Hay gente que no sabe lo que quiere, y menos de dónde lo puede conseguir. Un dicho dice que para un barco sin rumbo ningún viento le sopla a favor.
Por otro lado, hay gente que sabe lo que quiere, pero lo busca en un lugar incorrecto. Creo yo, que toda persona normal y sana emocionalmente quiere, por poner un ejemplo, una buena familia, quiere formar un lindo hogar, quiere tener una vida plena, pero podría estar buscando estas cosas en lugares incorrectos o desde la actitud equivocada. Puede que sus conceptos sean errados o que sus emociones estén dañadas, o puede que esté llena de amargura, rebeldía e incredulidad y todo esto hace que yerre el camino. Tiene orgullo, egoísmo o deslealtad, y esto impide la confianza, el crecimiento del amor y la consolidación de la unidad.
Acude en busca de ayuda a fuentes erróneas: a gurúes, brujos, al humanismo u otras ideologías, pero no a su fuente de gracia y bendición, que es Cristo. La mayoría de las personas no quieren acudir a Cristo porque saben, instintivamente, que Él les pedirá que renuncien a sus egos y a sus caprichos, y tendrán que salir de su comodidad, perdonar, servir y renunciar. Sin embargo, ese es el camino correcto para ser felices y tener victorias.
Si vos sabés lo que querés y acudís a la fuente correcta, ya lograste dos de los tres principales pasos para obtener lo que anhelás. El tercero es tener una actitud correcta.
Bartimeo tenía una actitud correcta en cuanto a su fe, tenía una fe persistente. A pesar de su ceguera física, supo darse cuenta de que su bendición estaba pasando cerca. Esto es porque él estaba atento, expectante, de seguro sabía quién era Jesús y los milagros que realizó y creía que también podría hacer uno con él.
Para que la oportunidad no pase de largo, tenemos que tener la capacidad de estar atentos, expectantes.
Bartimeo clamó sin vergüenza ni etiquetas. La Biblia dice que la esperanza no avergüenza. ¿Por qué tendríamos que tener vergüenza de clamar a Dios por ayuda? Solo el que desea algo malo debería de tener vergüenza de clamar, de exteriorizar su necesidad. El que desea lo bueno no debe tener vergüenza.
Puede también que incluso el que desea lo bueno tenga vergüenza, por guardar una imagen. Esto es orgullo y, si vamos a conseguir algo de Dios, tiene que ser con una actitud humilde y sincera.
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Ricardo Scavone Yegros ingresó a la Academia de la Lengua Española
En ceremonia celebrada ayer jueves, Ricardo Scavone Yegros fue recibido como miembro de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española (Aparle), condición que lo habilita como miembro de la Real Academia Española (RAE). El escritor y diplomático ocupa el sillón de Francisco Pérez-Maricevich, fallecido el 15 de setiembre de 2022, a los 85 años.
En su discurso de ingreso, Scavone Yegros se refirió a una de las personalidades memorables de nuestra cultura: el ensayista, periodista y crítico literario Carlos R. Centurión (1902-1969), con su monumental obra que registra la historia de las letras y la cultura paraguaya. El acto se realizó en la sede de la Academia Paraguaya de la Historia, en Asunción, y la presentación estuvo a cargo del académico Guido Rodríguez Alcalá.
Ricardo Scavone Yegros nació en Asunción en 1968. Es abogado, egresado de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”. Funcionario del Servicio Diplomático y Consular, ocupó cargos en varias representaciones en el exterior. Últimamente fue embajador paraguayo en España. Actualmente es director general de la Academia Diplomática y Consular.
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Scavone Yegros es Miembro de Número de la Academia Paraguaya de la Historia. Miembro Correspondiente de las Academias de Historia de Argentina, Bolivia, Colombia, España y República Dominicana y del Instituto Histórico y Geográfico del Brasil. Ha publicado numerosos libros, entre ellos, recientemente “La hija pequeña de la Madre Patria: España y la República del Paraguay en el siglo XIX” (2024). Colabora con el diario La Nación/Nación Media.
La Academia Paraguaya de la Lengua Española fue fundada el 30 de junio de 1927 en Asunción, teniendo por primer presidente a Luis de Gásperi. La actual junta directiva es presidida por Bernardo Neri Farina, con los vicepresidentes Estela Appleyard de Acuña y Guido Rodríguez Alcalá; Limpia Concepción Esteche (secretaria general), Ana Martini (secretaria de relaciones); los tesoreros Javier Viveros y Fernando Pistilli Miranda; y los síndicos Victorio V. Suárez y Julio Lezcano Claude.
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Miembros de número
La entidad paraguaya está integrada por 26 miembros de número, a los que se agregan los correspondientes y los preeminentes. Los académicos numerarios se reúnen en sesiones ordinarias que se realizan el último jueves de cada mes, con varias sesiones extraordinarias a lo largo del año. Los miembros actuales son: Julio Lezcano Claude, Víctor Casartelli, José Antonio Moreno Ruffinelli, Osvaldo González Real, Renée Ferrer, Elena Pane de Pérez Maricevich
También: Jesús Ruiz Nestosa, Juan Evangelista Aguiar B., Gustavo Laterza Rivarola, Estela Appleyard de Acuña, Sara Raquel Chaves, Alcibíades González Delvalle, Esther González Palacios, Bernardo Neri Farina, Guido Rodríguez Alcalá, Victorio V. Suárez, Alfredo Boccia Paz, Fernando Pistilli Miranda, Juan Manuel Marcos Álvarez, Javier Viveros, Limpia Concepción Esteche, Ana Josefina Martini, José Zanardini y Ricardo Scavone Yegros.
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La increíble historia de cómo mil niños fueron salvados del genocidio en Ruanda
En 1994, en pleno genocidio contra la minoría tutsi en Ruanda, mil niños huérfanos o separados de sus familias fueron salvados gracias a los “convoyes de la vida” de una oenegé suiza, una historia que sale a la luz 30 años después. La escritora francoruandesa Beata Umubyeyi Mairesse, que entonces tenía 15 años, hizo el viaje junto a su madre en un convoy el 18 de junio.
Casi todo el viaje lo hizo “echada en el fondo” del camión, lleno de niños, y “cubierta con telas” para esconderse porque las autoridades ruandesas solo habían autorizado el rescate de menores de 12 años. Beata cuenta esta historia poco conocida en su libro “El convoy”, publicado recientemente, una investigación de varios años que empezó con sus propios “recuerdos difuminados” y que es al mismo tiempo la reconstrucción de lo que vivieron y un homenaje a quienes les salvaron, arriesgando sus propias vidas.
El genocidio contra la minoría tutsi en Ruanda, orquestado por el régimen extremista hutu entonces en el poder, mató a casi un millón de personas entre abril y julio de 1994. Fue un proceso de exterminio sistemático, perpetrado por los militares y los milicianos del grupo paramilitar hutu Interahamwe. Entre junio y julio de 1994, mil niños se salvaron de una muerte segura gracias a los convoyes que puso en marcha la oenegé suiza Terre des Hommes (Tdh).
También gracias al compromiso de varios extranjeros y ruandeses (una pareja de cooperantes, un cónsul, periodistas, sacerdotes y monjas) que permitieron sacarlos al vecino Burundi. La AFP habló con varios de estos huérfanos, adoptados o acogidos en el extranjero, y que han reconstruido con valentía su historia.
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Camiones abarrotados
En las fotos que Beata ha podido consultar se ven las miradas asustadas o sorprendidas de los niños mirando al fotógrafo desde el interior de los camiones o a su llegada a Burundi. Algunos habían sido internados en orfanatos o centros de acogida antes de las masacres, o eran huérfanos tutsis cuyos padres acababan de ser asesinados.
Fueron sacados del país en autobuses o camiones abarrotados, muchos eran supervivientes de las masacres y llevaban vendas. La muerte los acechaba en cada retén de las carreteras controladas por los extremistas hutus. Uno de los testigos, Jean-Luc Imhof, un cooperante que trabaja desde hace 30 años para la oenegé suiza, ayudó a la autora en su investigación.
En 1993 y 1994 estuvo destinado en Ruanda y volvió al país en 1995. La organización de estos convoyes fue “caótica”, recuerda. En ese momento el genocidio llevaba semanas en marcha. A medida que avanzaban los rebeldes tutsis del Frente Patriótico Ruandés (FPR), que acabaría poniendo fin al genocidio, los militares y la milicia Interahamwe “enloquecieron” porque sentían la derrota inminente.
“Terre des Hommes se enfrenta a una situación increíble: la responsabilidad de esos más de mil niños identificados”, recuerda el cooperante. “Eran sobre todo niños pequeños, de entre cinco y diez años, y menores de tres años. Muchos resultaron heridos, en especial por golpes de machete”, dice.
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Barreras
La oenegé tomó la decisión, en acuerdo con otras entidades humanitarias internacionales, de organizar su salida. El primer convoy, organizado a inicios de junio con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), logró llegar a Burundi. El del 18 de junio, que no se pudo hacer con el CICR, “fue aún más arriesgado”.
“El convoy avanza hacia incógnitas increíbles, hay barreras donde los militares obligan a salir a los niños, que arriesgan su vida cada vez”, relata Imhof. Recuerda las tragedias que presenciaron estos niños para sobrevivir y los “traumas que cargan”. Muchos de ellos “vieron masacrar a su familia”.
“Su vida cotidiana consistía en huir de la muerte varias veces por día”, cuenta. Treinta años después, Claire Umutoni, huérfana del genocidio tutsi junto a sus cuatro hermanas, narra esos momentos con una agudeza que estremece. “Recibimos una llamada telefónica hacia el 20 de abril de una persona cuya voz mi padre reconoció; sabía que era uno de los dignatarios de la ciudad de Butare (sur), que le dijo ‘tu hora ha llegado’”.
Los padres pidieron entonces a sus hijas salir inmediatamente de la casa. Claire, de 17 años, y sus hermanas se refugiaron en diferentes sitios de los que serían expulsadas. La joven se convierte de golpe en jefa de familia de sus cuatro hermanas tras la muerte, con una “crueldad inimaginable”, de su madre el 26 de abril y de su padre el 10 de mayo. Las hermanas se refugian en una escuela.
“Caían bombas cerca de la escuela donde estábamos con varios huérfanos; los niños habían sufrido todo tipo de heridas, en el cuerpo y emocionales, era terrible”, suspira Claire en Canadá, donde vive. El 3 de julio Claire sería llevada a Burundi en uno de los convoyes con varios huérfanos.
“Caos”
“Recuerdo que en la carretera había muchos genocidas huyendo con martillos y machetes (...) era un caos porque el FPR estaba a las puertas de Butare, pero aún había genocidas que querían matar a los tutsis”, cuenta. Recuerda también los controles de carretera a cargo de milicianos que llevaban “porras, grandes cuchillos de matadero, granadas” y su “sensación de miedo constante”.
Finalmente, Claire y sus hermanas son acogidas por unas tías. “Mi tía decidió enviarme a Canadá en 1999, a un país lejano, para empezar una nueva vida, para reconstruirme... y elegí no caer en la locura”, cuenta Claire, ahora funcionaria en la Oficina del Consejo Privado de Canadá y madre de tres hijos.
Regresó a Ruanda en 2008 para enterrar a sus padres, cuyos cuerpos finalmente fueron identificados. Para Beata, el año 2024 marca un “despertar”. “Los que eran pequeños entonces por fin están conociendo esta historia, y eso es poderoso”, dice. Tras la publicación de su libro fue contactada por varios de los niños salvados, ahora adultos. “Cuando alguien se pone en contacto conmigo, le explico que puedo enviarle fotos e intentamos averiguar en qué convoy estuvo, el libro tiene un impacto”.
“Gracias a ustedes”
Varios de los “niños de los convoyes” se reunieron por primera vez el pasado 30 de junio con cooperantes y periodistas que participaron en su exfiltración. El encuentro, al que asistió la AFP, tuvo lugar en el Memorial de la Shoah, en París. Cuando Nadine Umutoni Ndekezi -que ahora vive en Bélgica- toma la palabra, evocando sus recuerdos del convoy del 3 de julio que la exfiltró del orfanato en el que se había refugiado cuando sólo tenía nueve años, la emoción se apodera del auditorio.
Agradece “la valentía” de quienes participaron en los rescates. “Estamos aquí hoy también gracias a ustedes, porque no se dieron por vencidos”, dice esta mujer, ahora trabajadora social en salud mental y madre de un adolescente de 14 años. Agradece también a Beata, que le permitió “al fin” saber quiénes le ayudaron a escapar.
“Son nuestros héroes, hicieron un acto increíble”, abunda Claire Umutoni, en declaraciones a AFP. Al final de la entrevista, Claire resume los últimos 30 años. “Elegí vivir en nombre de nuestro pueblo, que fue asesinado cuando no era culpable. Para permanecer digna e íntegra frente a los genocidas”.
Fuente: AFP.
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Ybycuí, una joya turística por descubrir en Paraguay
Envuelta en una exuberante vegetación, cerros y collados, recibe a visitantes la encantadora ciudad de Ybycuí, un destino fascinante tanto para los amantes de la naturaleza como para los apasionados por la historia. Ubicada en el departamento de Paraguarí, a unos 123 km de Asunción, cuyo nombre en guaraní se traduce “arena”.
Cuenta con 17.972 habitantes, la economía local se basa más en la agricultura, la ganadería, el turismo, además de la explotación forestal, hilanderías, desmotadoras de algodón, fábricas de carbón y comercios. Para dar a conocer el gran potencial de esta localidad, el diario La Nación/Nación Media dedica un especial centrado en sus principales atractivos turísticos.
Rica en paisajes naturales, concentra atractivos como el Parque Nacional Ybycuí, el Salto Cristal, el Cerro San José, la Fundición de Hierro Ybycuí, el Museo de La Fundición, el Museo del General Bernardino Caballero, el Museo de Mauricio Cardozo Ocampos y la Iglesia.
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La intendenta del municipio, María Cristina Servín, habló acerca del gran atractivo que representa la ciudad con las bondades ya destacadas. Si bien prefirió no lanzar números en cuanto a los ingresos que genera el turismo, ya que no se cuenta con un sistema que pueda trazar información, animó a todos a aventurarse y conocer Ybycuí.
Anticipó además a LN que para fin de año tienen previsto lanzar una serie de combos promocionales de todos los atractivos turísticos que explota la ciudad, para lo cual se habilitará una oficina de guía turística dependiente de la comuna.
Principales atractivos turísticos
Famosa por su hermoso Parque Nacional de Ybycuí, que atrae a visitantes y que contribuye significativamente a la economía local a través del turismo, cuenta con 5.005 hectáreas, 13 saltos de agua de los cuales 3 son los habilitados al público: Salto Mina, Salto Guaraní y Salto Mbocaruzú.
Ideal para hacer senderismo, turismo de aventura, camping, picnic, posee un mirador para observar el Bosque Alto Semideciduo que linda con el Bosque Atlántico, con árboles de entre 5 a 10 metros, además de encontrar al ave característico en la zona, el bailarín azul, contó a La Nación Juana Brizuela, voluntaria del grupo de jóvenes Descubriendo Ybycuí, facilitadores de turismo para la conservación de la biodiversidad.
Es así que el parque es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, los visitantes pueden explorar una variedad de senderos ecológicos, disfrutar de los refrescantes saltos y cascadas, y aprender sobre la historia de la antigua fundición de hierro que fue crucial durante la Guerra de la Triple Alianza.
Se trata de un espacio ideal para los amantes de la aventura y los interesados en la historia paraguaya. Además, es un lugar excelente para la observación de aves y otras actividades al aire libre, ya que es considerado una de las áreas protegidas más importantes del país.
En promedio ingresan unos 10.000 visitantes de forma anual, entre turistas nacionales y extranjeros, quienes también aprovechan para admirar la fundición de hierro y el museo.
El Cerro San José, otro de los atractivos naturales que ofrece Ybycuí, se encuentra camino a La Colmena, a 12 km del caso urbano de la ciudad, recientemente declarado como Área Protegida por la Senatur, con unos 565 metros de altura.
Anteriormente conocido como cerro Tatu Cuá, contaría con un pozo de profundidad desconocida, que se cree que es un volcán apagado. Es el pico más alto de la ciudad.
Salto Cristal
El famoso Salto Cristal está ubicado en el distrito de Ybycui, compañía Isla Alta, pero la principal forma de acceder es a través de La Colmena. Se trata de una de las atracciones naturales más impresionantes de Paraguay, conocida por su imponente caída de agua de aproximadamente 45 metros. Rodeado de una preponderante vegetación y un ambiente natural que invita a la aventura y la relajación.
Es un destino por excelencia tanto para los amantes de la naturaleza como para aquellos que buscan un escape tranquilo en el corazón de Paraguay. Además de disfrutar de la vista del salto, los visitantes pueden explorar senderos, disfrutar de un picnic en las áreas designadas, sumergirse en las refrescantes y cristalinas aguas del pozo natural que se forma al pie del salto.
Capital del hierro
Llamada capital del hierro en Paraguay, por la Fundición de Hierro y Arsenal de Minas Cué, conocida como La Rosada, que empezó a funcionar en épocas de Don Carlos Antonio López. Fue una de las primeras industrias de este tipo en el país y en Sudamérica y jugó un papel importante en la historia económica de Paraguay por el pasado industrial y bélico.
Allí se fabricaban municiones y pertrechos de guerra, cañones y herramientas, además de piezas para las naves marítimas de la flota paraguaya que posteriormente tendrían esencial importancia en la defensa nacional.
Actualmente está en ruinas, a la espera de que se le vuelva a dar importancia. Es imperante restaurar tan valiosa reliquia de la historia paraguaya, ya que la ex fábrica se encuentra en muy mal estado, indicó la jefa del Parque Nacional, Rosa Benítez.
El Museo de La Fundición, que se encuentra en el mismo predio de la fábrica de hierro, explica la historia del sitio y su importancia durante la guerra. Es una excelente parada para entender más sobre el patrimonio cultural e histórico de la región. Expone artículos utilizados para la fundición de hierro, como armas fabricadas en el lugar.
Rica en historia
Ybycuí es también cuna de ilustres, como el maestro Mauricio Cardozo Ocampo, músico, compositor, poeta y director, creador de la emblemática música “Galopera”, por lo que la ciudad fue declarada como “Capital Nacional de la Galopa”.
En su honor se mantiene el Museo Mauricio Cardozo Ocampos dentro de una institución estudiantil, detrás mismo de la Municipalidad. En el lugar se puede apreciar lo que fueran las pertenencias del músico, como su poncho, tabaco, baúles, sillas y más. Se dice que utilizaba el lugar como una oficina. Al museo se puede ingresar de forma gratuita, previa coordina con la institución o con @descubriendo_ybycui.
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Otra de las figuras importantes de la ciudad fue el general Bernardino Caballero, conocido como “El Centauro de Ybycuí”, en cuyo honor están la avenida y el Colegio Nacional que llevan su nombre. Fue un importante líder político, militar y presidente de la República, por ello, a la ciudad también se la conoce como la “cuna de Bernardino Caballero”, uno de los fundadores de la Asociación Nacional Republicana (ANR) o Partido Colorado.
Actualmente, la que fuera su vivienda es el Museo General Bernardino Caballero, muy visitado por los turistas que buscan conocer un poco de la historia paraguaya. Se encuentra camino al parque, cerca de la Escuela Agrícola, allí se pueden encontrar algunos objetos personales, escrituras, instrumentos musicales, utensilios de hierro y más. La entrada es gratuita y está abierta de 8:00 a 15:00.
Otro atractivo es la Iglesia de San José, construida por el padre Julio César Ortellado, sacerdote diocesano, párroco cuya vida sacerdotal fue “una bendición de Dios para su pueblo”. Única iglesia en forma de cruz, donde descansan los restos del religioso a quien se pretende santificar.
Es así que Ybycuí ofrece una amplia gama de atractivos, además de posadas turísticas para alojarse, cuyas opciones se pueden encontrar en Reptupy Red de Posadas Turísticas del Paraguay, en el folleto de posadas turísticas de la Senatur o en Visit Paraguay.
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Silvia Cubas: “Hasta ahora nos preguntamos, ¿por qué ella?”
- Por Karina Ríos
- karina.rios@nacionmedia.com
Hoy se conmemora dos décadas del secuestro de Cecilia Mariana Cubas Gusinky, hija mayor del expresidente Raúl Cubas y la exsenadora Mirta Gusinky. Cecilia era una persona alegre y con muchas ganas de vivir, cuya vida fue truncada por el grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Con solo 31 años, Cecilia fue tomada de rehén por el grupo criminal que tres meses después decidió acabar con su vida. Su familia aún se pregunta por qué la mataron y acompaña en el dolor a cada uno de los secuestrados en Paraguay. El 21 de setiembre del 2004 Cecilia estaba por llegar a su casa cuando fue interceptada por el EPP, que en medio de disparos y mucha violencia la secuestró. “Hasta ahora nos preguntamos, ¿por qué ella?, ¿por qué le hicieron esto?, ¿por qué le mataron? Son preguntas que nunca van a tener respuesta porque no hay forma de justificar lo que le hicieron”, expresó su hermana Silvia Cubas, en entrevista con La Nación/Nación media.
Resaltó que recuerda todo como si fuese ayer y que los tres meses que Cecilia estuvo secuestrada fueron de esperanza, de que pudiera volver con vida de aquella terrible pesadilla. “Nadie está preparado para atravesar una situación como la que nos tocó vivir a nosotros y les toca vivir a otras familias acá, en Paraguay, pero llega un momento en el que te das cuenta de que lo que te mantiene en pie durante un secuestro es la esperanza de que tu familiar, en este caso mi hermana, sea liberado y pueda volver sano y salvo”, subrayó Silvia.
La familia Cubas Gusinky quedó destrozada tras la terrible noticia de que su querida hija Cecilia fue hallada muerta en una casa de la ciudad de Ñemby, pero entregarse al dolor no era una opción por lo que se propusieron a buscar justicia. Durante estos 20 años hubo logros importantes, fueron condenadas varias personas, pero aún hay prófugos.
“Cuando esa esperanza se termina, lo único que uno piensa es ¿qué vamos a hacer ahora? En nuestro caso, como familia, decidimos que no íbamos a entregarnos al dolor que nos produjo lo que le hicieron a Ceci. Sobre todo mi mamá, Mirta Gusinky, que dedicó su vida a pelear por una justicia verdadera para mi hermana”, relató. Silvia profundizó que aprendió a convivir con lo que vivieron como familia, “uno no se olvida, no es que pasa, es una marca, una herida que uno lleva de por vida” y para la que nadie está preparado, “que le pongan precio a la vida de un familiar y que decidan matarlo porque no cumpliste con las expectativas o simplemente porque era el plan que tenían diseñado”, lamentó.
PRIMERA VÍCTIMA
Cecilia Cubas fue la primera víctima fatal de secuestro del EPP, su trágico desenlace conmocionó a la sociedad y marcó la historia del país. “Fue la primera víctima mortal del EPP y es impresionante cómo el país sufrió con lo que le pasó. Creo que, a través de nuestras palabras, es como que toda la gente la pudo conocer y hasta quererle. Entonces, es como que esto fue un golpe realmente para todos los paraguayos, no solo para la familia y los amigos de Cecilia”, indicó Silvia a LN. Recordó a su hermana mayor como una persona alegre, auténtica, cariñosa, generosa y que nunca veía malicia en las demás personas. “Era una luz, brillaba siempre y no necesitaba decir ni hacer nada, transmitía muchísima alegría donde quiera que vaya. Era una persona supersensible y las situaciones dolorosas le afectaban muchísimo. Era mi hermana mayor, pero a la vez era como la más chica de la casa, siempre la cuidamos y protegimos más, porque no veía malicia en nadie”, afirmó.
“LA JUSTICIA HIZO SU PARTE”
Tras el fatal desenlace, el Ministerio Público inició las investigaciones logrando condenar a 11 personas por el secuestro y muerte de Cecilia. Entre ellos Osmar Martínez, Anastasio Mieres Burgos, Francisca Andino, Vaciano Acosta, Pedro Chamorro, José Domingo Hidalgo, Manuel Portillo, Roberto Otazú, Rosalba Jara Drackeford, Lidia Samudio y Aldo Meza.