Drew Houston y Arash Ferdowsi deben arrepentirse muy poco de haber rechazado una oferta por su empresa emergente del entonces jefe de Apple, Steve Jobs, en 2011. Desde entonces, a Dropbox no le ha ido tan mal. Recauda más de mil millones de dólares en ingresos, permitiendo a los usuarios, 500 millones según el último conteo, almacenar y compartir datos en la nube. El 23 de marzo se convirtió en empresa pública, la más grande en hacerlo desde que Snap, una aplicación de mensajería, salió a flote en el mercado a principios del 2017. El rango en que Dropbox valúa el precio de sus acciones está entre 8 y 9 mil millones de dólares. Eso reconfortará a otros unicornios, como se les llama a las empresas emergentes valuadas en más de mil millones de dólares, que están considerando cotizar en bolsa.
Es cierto que la valuación es menor a la que esperaban sus partidarios tempranos, cuando calcularon el valor de la compañía en 10 mil millones de dólares, en 2014, la última vez que recaudó capital. Sin embargo, como señala Matthew Kennedy, de la firma de investigación Renaissance Capital, la valuación previa coincidió con la exuberancia de las inversiones en empresas tecnológicas. El ajuste también puede reflejar algunas dudas sobre las perspectivas a largo plazo de Dropbox.
Su desafío, lo mismo que para muchos otros unicornios, es convencer a los usuarios de desprenderse de su efectivo. Dropbox ofrece gratis un nivel básico de almacenamiento, pero cobra una tarifa por sus servicios premium, incluidas las suscripciones para negocios, que son más caras.
Para aumentar sus ingresos debe hacer que más usuarios cambien a la categoría de pago o alentar a sus suscriptores a contratar los servicios de gama alta. Hasta el momento, solo el 2 por ciento de sus usuarios paga algo, y el ingreso promedio por usuario de pago permanece estable. En 2017 registró una pérdida de más de 110 millones de dólares. La firma está apostando ahora por cambiar su enfoque de los usuarios individuales a los empresariales para generar ganancias.
Tendrá que batallar con los gigantes. Apple, Amazon, Google y Microsoft ya ofrecen servicios de almacenamiento, tanto para consumidores como para empresas. Ofrecen en paquete una gama más amplia de servicios que Dropbox. La descripción que, según se dijo, dio Jobs de la empresa, como "una función, y no un producto", podría no haber sido motivada por envidia. Si los gigantes redujeran los precios del almacenamiento, los márgenes de Dropbox disminuirían.
Dicho esto, la empresa tiene suficientes elementos para mantener interesados a los inversionistas. No está perdiendo frente a sus rivales aún; los ingresos crecieron un tercio el año pasado. El mercado para la administración de la información corporativa está completamente abierto, dice Terry Frazier, de IDC, una firma de investigación de mercados. La mayoría de las empresas todavía tienen que dejar de almacenar los datos en sus equipos y hacerlo en la nube. Un acuerdo con Salesforce, empresa que ofrece servicios corporativos en línea y que va a adquirir 100 millones de dólares de sus acciones, podría ser el escaparate de Dropbox para atraer nuevos clientes corporativos. Si logra hacerse de algunos de ellos, el costo de mover los datos a otras plataformas significa que podrían permanecer leales durante un buen período. Houston y Ferdowsi tal vez sigan desconcertando a los gigantes un rato más.