Berlín, Alemania | AFP, por Hui Min NEO.

Diez años después del mortífero terremoto en la provincia china de Sichuán, el artista disidente Ai Weiwei sigue “furioso” ante las “mentiras y la corrupción” que esta catástrofe destapó en China.

“Nunca tendremos una respuesta clara. Desde que el régimen comunista se instaló, nunca se ha dicho la verdad sobre los hechos históricos”, aseguró el artista de vanguardia, en una entrevista en chino dada a la AFP en su estudio en Berlín, donde vive ahora.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Este artista polivalente de 60 años denuncia en particular los silencios de China tras el sismo de magnitud 7,9 que devastó el 12 de mayo de 2008 la provincia de Sichuán (suroeste), causando 87.000 muertos y desaparecidos.

Entre los muertos había miles de niños bajo los escombros de unas 7.000 escuelas derrumbadas. Para muchos padres, si esos edificios se derrumbaron como castillos de naipe, fue por culpa de los dirigentes corruptos que los dejaron edificar sin preocuparse por la calidad de la construcción

Nada ha cambiado

“Por supuesto que estoy todavía furioso. Nada ha cambiado. En materia de derechos y dignidad del pueblo, responsabilidades, mentiras y corrupción del gobierno”, señaló.

Hubo que esperar a mayo de 2009 -un año- para el gobierno chino publicara un balance oficial de 5.335 niños muertos, cifra inferior a cálculos dados antes por medios chinos. Por otro lado, los resultados de una investigación sobre las escuelas involucradas nunca fueron publicados.

Poco después del temblor, Ai Weiwei, como otros voluntarios, viajó a Sichuán para participar en el rescate, luego comenzó a investigar sobre los “edificios de tofu”, antes de decidirse a denunciar como “el régimen, que se autoproclamó partido del pueblo, se preocupa del sufrimiento del pueblo”.

El artista, a la vez pintor, escultor y artista plástico, pagó muy caro el precio de ese compromiso.

Fue golpeado por la policía, que le impidió dar testimonio en el proceso de otro militante, Tan Zuoren, quien también había investigado sobre las escuelas mal construidas. Ai Weiwei, encarcelado 81 días en 2011, también fue privado de pasaporte durante cuatro años.

Buscar la verdad

En 2010, fue operado en Alemania de un aneurisma, provocado según él por golpes en la cabeza propinados por la policía.

“Todo eso esta ligado a nuestra exigencia de verdad, nuestra exigencia de investigación sobre la lista de los escolares muertos, nuestra insistencia para que el gobierno nos diga como fueron construidos los edificios”, añadió.

“El gobierno tiene el deber de suministrar informaciones”, considera el artista, pero “si se hacen preguntas y nos golpean y encierran, ¿Como no indignarse? Más que indignarse, porque eso es poco. Estar furioso”.

Pese a la ola de furia y protestas que siguieron al terremoto, Ai Weiwei asegura que las autoridades chinas no cambian nunca.

Si una nueva catástrofe ocurre, “el gobierno no actuaría distinto”, según él.

“No puede cambiar” pues “ocultar la verdad es una condición sine qua non para la sobrevivencia de un régimen autoritario”, según él.

Ai Weiwei, quien se dedicó desde 2015 a los refugiados que llegan a Europa, no se arrepiente de nada: “No hice sacrificios, hice lo que debía hacer, lo que la gente debe hacer”.

Déjanos tus comentarios en Voiz