Rusia lanza el viernes su primera misión robótica a la Luna en casi 50 años con el objetivo de dar un nuevo impulso a su programa espacial que acumuló dificultades en los últimos años y que está aislado por el conflicto en Ucrania. El lanzamiento del módulo Luna-25 es la primera misión rusa a la Luna desde 1976, una era en la que la extinta Unión Soviética estaba en la vanguardia de la conquista del espacio.
Pero desde la caída de la URSS, Moscú se enfrenta a una serie de dificultades como la falta de financiamiento y los escándalos de corrupción. El módulo de 800 kilos va a ser lanzado por un cohete Soyuz desde la base espacial de Vostochni, en el extremo oriente, a las 2:10:57 hora de Moscú” (23:10:57 GMT del jueves).
Está previsto que el aparato llegue a la órbita lunar cinco días más tarde. Según la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, el módulo va a pasar entre tres y siete días hasta que se determine el lugar del alunizaje en el polo sur. Una fuente de Roscosmos contactada por AFP indicó que se proyecta que el aparato llegue a la Luna cerca del 21 de agosto.
“Por primera vez en la historia va a haber un alunizaje en el polo sur lunar. Hasta ahora, todo el mundo alunizaba en la zona ecuatorial”, afirmó Alexander Blojin en una entrevista reciente al diario oficial Rossíiskaya Gazeta. La agencia espacial rusa prevé una misión de un año con el objetivo de recoger muestras y analizar el suelo y de llevar a cabo “investigaciones científicas a largo plazo”.
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“La ambición de nuestros ancestros”
Este lanzamiento se produce en un contexto de aislamiento del programa ruso, ya que Roscosmos está vetado por las potencias occidentales. En sintonía con su estrategia diplomática, Rusia busca desarrollar la cooperación espacial con China. El analista independiente ruso Vitali Yegorov afirmó que esta misión es una prueba para el programa espacial de Moscú.
“La pregunta más importante es: ¿Puede alunizar?”, planteó a la AFP. El presidente ruso, Vladimir Putin prometió continuar con el programa espacial, pese a las sanciones, citando como ejemplo el momento en el que la URSS envió el primer hombre al espacio en 1961, en medio de las tensiones con Occidente. “Estamos guiados por la ambición de nuestros ancestros para seguir adelante, pese a las dificultades y los intentos para obstaculizarnos”, dijo el año pasado Putin en una vista a Vostochni.
Una misión “arriesgada”
El director de Roscosmos, Yuri Borisov, reconoció en junio que la misión es “riesgosa”. “En el mundo, la posibilidad de éxito de ese tipo de misiones se calcula en un 70 %”, dijo en una reunión con Putin. El primer piso del lanzador puede caer en los alrededores de la localidad de Shájtinski, en la región de Jabarovsk. Las autoridades ya ordenaron la evacuación de los habitantes.
La última misión soviética a la Luna en 1976, Luna-24, trajo a la Tierra muestras del suelo del satélite. El sector espacial es una fuente de orgullo en Rusia, ya que los soviéticos lanzaron el primer satélite en órbita, el Sputnik, lograron poner al primer animal en órbita con la misión de la perra Laika y después enviaron al primer hombre al espacio, el cosmonauta Yuri Gagarin.
Sin embargo, Estados Unidos se impuso en la carrera espacial cuando Neil Armstrong llegó a la Luna en 1969. El programa espacial ruso, que depende en gran medida de tecnologías soviéticas, tiene dificultades para innovar y sufre la falta de financiamiento, ya que Moscú prioriza el gasto militar. Además, ha estado manchado por escándalos de corrupción y fracasos de lanzamientos, además de la competencia de Estados Unidos, China y de empresas privadas como Space X, del multimillonario Elon Musk.
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Solo tres países alunizaron
Las grandes potencias tienen intereses económicos, científicos o estratégicos en la carrera espacial hacia la Luna, una etapa clave rumbo a Marte. Nuestro satélite es un lugar ideal para probar material espacial, vehículos, y para aprender a vivir en el espacio, sin olvidar sus recursos naturales (agua, metales...).
Propulsión china
El gigante asiático planea enviar astronautas a la Luna antes de 2030 y tiene como principal objetivo construir allí una base. China envió a su primer humano al espacio en 2003, mucho tiempo después de que los soviéticos y los estadounidenses lo hicieran en 1961, en plena Guerra Fría.
El programa espacial chino ha ido ganando impulso a golpe de inversiones multimillonarias. En 2019 logró una hazaña histórica: posar una nave en la cara oculta de la Luna. Luego, en 2020, consiguió hacer regresar una nave con muestras lunares, una operación que no se había logrado en más de 40 años. En 2021 logró aterrizar un pequeño robot en Marte.
El regreso de EE. UU.
Las históricas misiones lunares de la NASA se denominaban Apolo. Medio siglo después, la agencia espacial estadounidense concentra ahora sus esfuerzos en el programa Artemis, que tiene como objetivo, oficialmente para 2025, el regreso de los astronautas, incluida la primera mujer y el primer hombre negro sobre el suelo lunar.
El objetivo es construir una base en la superficie de la Luna y una estación espacial en su órbita. Todo para un viaje aún más complejo y ambicioso: enviar una tripulación a Marte. El cohete Starship, desarrollado por SpaceX -la empresa del multimillonario Elon Musk- para estos viajes, explotó en vuelo durante su primera prueba el pasado abril.
Rusia en declive
Rusia lanzará su nave espacial a la Luna en la noche del jueves al viernes, la primera desde 1976. Denominada Luna-25, esta misión forma parte de un ciclo con miras a una posible base en órbita lunar construida conjuntamente con China.
Su cooperación con las potencias espaciales occidentales se redujo a prácticamente cero después de la invasión de Ucrania. Sin embargo, poco después del comienzo de la guerra, en abril de 2022, el presidente Vladimir Putin aseguró que Rusia continuaría implementando su programa lunar a pesar de las sanciones occidentales.
Los nuevos en la carrera
Hasta el momento, solo tres países han logrado aterrizar en la superficie de la Luna, situada a unos 384.000 kilómetros de la Tierra: Rusia, Estados Unidos y China. Pero los avances recientes en tecnología han hecho posible reducir el costo de las misiones, lo que alienta a nuevos aspirantes públicos o privados.
En agosto, India lanzó y logró poner en órbita de la Luna un cohete no tripulado, Chandrayaan-3. Si todo sale según lo planeado, debería alunizar a fin de mes. Pero la Luna no es un objetivo fácil. Una misión privada israelí que mandó una sonda en 2019 fracasó en el intento.
El mismo problema ocurrió en abril pasado con el módulo de aterrizaje Hakuto de la empresa emergente japonesa ispace. Se espera que otras dos empresas, las estadounidenses Astrobotic e Intuitive Machines, prueben suerte a finales de este año.
Fuente: AFP.