Un 12% de casos de asmas infantiles en Estados Unidos y Europa puede deberse al uso de cocinas de gas, indican dos estudios recientes. Esas conclusiones, provisorias, provocan debates debido a que muchos países en desarrollo fomentan el empleo del gas como alternativa al carbón y la leña, de nocividad comprobada.

La primera investigación, publicada en diciembre por el International Journal of Environmental Research and Public Health, estima que un 12,7% de los casos de asma infantil en Estados Unidos se explica por las emisiones de las cocinas de gas. “Usar una cocina de gas es como tener en casa a un fumador”, dijo a la AFP el principal autor de ese informe, Talor Gruenwald.

La pesquisa, realizada por el Rocky Mountain Institute (RMI), combina los datos de 41 estudios y del censo de Estados Unidos y se corresponde con una investigación australiana de 2018, que atribuía un 12,3% de asmas infantiles al uso de cocinas de gas. En Europa se constatan resultados similares, según indicaron el lunes las asociaciones Clasp, Respire y la Alianza Europea de Salud Pública.

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Dióxido de nitrógeno

La Organización de los Países Bajos para la Investigación Científica Aplicada (TNO) combinó pruebas de laboratorio con simulaciones informáticas y llegó a esa misma conclusión: un 12% de los casos de asma infantil se explica por ese uso doméstico del gas.

Este informe, pedido por las oenegés y sin publicar en ninguna revista científica con comité de lectura, evalúa que, con las cocinas de gas, el dióxido de nitrógeno (NO2) supera cinco días a la semana los topes fijados por las directivas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre calidad del aire. Las concentraciones elevadas de NO2 en las viviendas pueden provocar varios tipos de enfermedades respiratorias, entre ellas asma, de acuerdo con la OMS.

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Investigaciones complementarias

El asunto agita desde hace semanas los debates en Estados Unidos, donde un 35% de las cocinas son de gas (frente a 30% en la UE). El grupo de presión del sector gasífero, AGA, afirmó que esos estudios son “un mero ejercicio matemático de promoción de una causa, sin nada nuevo desde un punto de vista científico”.

Pero según Rob Jackson, esos resultados corroboran “decenas de estudios anteriores” que habían llegado a la conclusión de que la contaminación interior provocada por el gas “puede provocar asma”. Un profesor de salud pública en la Universidad de Liverpool (del Reino Unido), Daniel Pope, afirma en cambio que aún no hay pruebas definitivas de esa vinculación.

Pope, que realiza una investigación sobre el impacto sanitario de diversos tipos de combustibles, considera que los del gas de cocina “son insignificantes respecto a los de la electricidad en todos los aspectos de la salud, incluyendo el asma”.

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El académico advierte sobre el riesgo de que esas publicaciones reduzcan el impacto de las campañas para abandonar la leña y el carbón. Esos combustibles, indica, son los probables causantes de cerca de 3,2 millones de muertes al año debido a la contaminación atmosférica doméstica que generan, principalmente en países en desarrollo.

Brady Seals, director del Rocky Mountain Institute, comparte esa preocupación y señala que “el gas es sin duda mejor” que los otros combustibles fósiles, pero que así y todo “no es saludable”. El director de la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos, Richard Trumka Jr, anunció el lunes que el tema será examinado a nivel oficial.

“Cualquier opción está abierta. Los productos que no pueden volverse seguros pueden prohibirse”, dijo Trumka a la agencia Bloomberg, aunque luego precisó en Twitter que en ningún caso era partidario de “retirar las cocinas de gas de cada hogar estadounidense”.

Fuente: AFP.

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