La criptomoneda Ethereum, la segunda más importante en el mundo tras el bitcóin, completó una mutación tecnológica clave para su futuro, que le permitirá reducir prácticamente en un 99% su consumo de energía. Como todas las criptomonedas, Ethereum empezó a funcionar mediante una cadena de bloques de instrucciones encriptadas, que son creadas de forma incesante por miles de ordenadores en todo el mundo, de forma autónoma y automática.
Con esta operación la moneda, que representa el 20% del mercado (40% para bitcóin) pasa de un sistema conocido como “proof of work” (“prueba de trabajo”), que certifica que la inscripción ha sido realizada por esos ordenadores, a la “prueba de participación” (“proof of stake”), en la que básicamente se recompensa a los que aportan financieramente su capital.
Las criptomonedas son una creación totalmente informática y virtual, que se basa únicamente en la fiabilidad de su solvencia en los mercados gracias a las cadenas de bloques, que se supone que son infalsificables. El universo de las monedas digitales ha provocado la aparición de términos tecnológicos complejos. Esta es una explicación de los más importantes.
“Cadena de bloques” o “Blockchain”
“Se trata de un registro compartido por millones de ordenadores conectados donde se inscriben y archivan las transacciones de dos partes de manera verificable, permanente y anónima sin necesidad de intermediarios”, explica la Fundación del Español Urgente.
Según los defensores de esta tecnología, la cadena de bloques es un protocolo totalmente transparente, infalsificable e indestructible. Su aparición es motivo de leyenda en el mundo de los apasionados del universo cripto. La primera “cadena de bloques”, el bitcóin, fue creada en 2009, tras la gran crisis financiera. Su creador oficial es Satoshi Nakamoto, cuya identidad real es desconocida. Algunos expertos creen que bajo ese nombre se oculta un grupo de ingenieros informáticos, otros creen que es una sola persona.
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Cuando creó el bitcóin, Nakamoto publicó un documento en el que aseguraba que su intención era permitir que “dos partes interesadas realicen transacciones directamente entre ellas, sin necesidad de un tercero de confianza”. Cada vez que se produce una operación en la “cadena de bloques” (por ejemplo, la venta de una imagen digital), esa maniobra queda registrada en la cadena, a la vista de todos los participantes.
En una plataforma de compraventa de arte digital, por ejemplo, los artistas y clientes pueden “ver” quién creó la obra, el precio de partida y todas las transacciones. Después de bitcóin fueron surgiendo otras “cadenas de bloques” como Ethereum, Solana o Tezos.
NFT (“token no fungible”)
Acrónimo en inglés de “Non-Fungible Token”, el NFT es “una unidad de valor que, en el campo de la cadena de bloques, sirve para lo que establezca la persona u organización que lo ha diseñado o desarrollado” según la Fundación del Español Urgente.
Esa ficha o token es “no fungible” es decir que no se puede sustituir. El NFT es básicamente una prueba de autenticidad de un objeto digital, aunque también hay tókenes ligados a obras materiales -por ejemplo, un cuadro. Un objeto digital puede ser copiado o transferido infinidad de veces, por ejemplo, una imagen animada (gif) de un teléfono móvil a otro.
Cuando el creador de ese objeto quiere demostrar su autoría, lo registra en la “cadena de bloques” con el NFT. Los detractores de los NFT señalan los innumerables fraudes (imágenes registradas sin autorización por otras personas), además de la especulación desenfrenada que rodea algunas de esas creaciones, como por ejemplo los “Cryptopunks” o los “Bored Appes”, series de “cromos” o viñetas como las que existían en papel décadas atrás, y que se coleccionan a cambio de miles de dólares.
“Contrato inteligente” (“Smart contract”)
Los “contratos inteligentes” son los programas informáticos irrevocables, inscritos en la “cadena de bloques”, que ejecutan un conjunto de instrucciones predefinidas. En el caso de los NFT, esas reglas pueden por ejemplo limitar el número de ejemplares a la venta de una obra, u organizar un sistema de derechos de autor que permite que cada vez que el contrato cambie de manos, el autor perciba una comisión por la transacción.
“Prueba de trabajo” (“Proof of Work”)
Para validar sus transacciones, los actores de la red deben probar su legitimidad mediante un protocolo preciso. Uno de esos protocolos es la “prueba de trabajo” (“Proof of Work” o PoW). Ese protocolo, creado para el bitcóin, consiste en pedir al ordenador de la persona que pide una validación que resuelva un complejo problema matemático que necesita un enorme potencial de cálculo, lo que a su vez implica un gran consumo de energía. El primero en resolver el problema es recompensado con bitcóins, y los otros participantes pueden así verificar su legitimidad.
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“Prueba de participación (”Proof of Stake”)
Para limitar el consumo energético de Ethereum, su creador, Vitalik Buterin, así como la mayoría de sus usuarios quieren que el método de validación de transacciones sea más moderno y menos energívoro: es la “prueba de participación” o “Proof of Stake” (PoS).
La participación en la red ya no está en manos de ordenadores con enorme capacidad de cálculo, sino que se basa en la aportación voluntaria de parte del capital de cada uno. En otras de palabras, cuánto más capital se aporte mediante el ordenador, como fondo de garantía, más probabilidades hay de que participe en la validación de las operaciones de la “cadena de bloques”.
Fuente: AFP.