Dos estudios publicados este martes afirman que la variante conocida como británica del nuevo coronavirus no aumenta la gravedad en comparación con otras cepas, contrariamente a las conclusiones de investigaciones anteriores, pero confirman que es mucho más contagiosa.
Los autores del primer estudio, publicado en The Lancet Infectious Diseases, analizaron los datos de 341 enfermos de COVID-19 hospitalizados en Londres entre el 9 de noviembre y el 20 de diciembre, en plena emergencia de la variante 501Y.V1, que ahora es dominante en buena parte de Europa.
El 58% de ellos estaban infectados con esta variante, también conocida como B.1.1.7 y el 42%, con otras cepas. El 36% de los pacientes del primer grupo desarrollaron formas graves o fallecieron, en comparación con el 38% del segundo grupo, lo que sugiere que el B.1.1.7 no lleva aparejada una mayor gravedad.
Los investigadores demostraron, sin embargo, que las muestras de pacientes infectados con la variante contenían, en promedio, una mayor cantidad de virus, lo que significa que es más transmisible.
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El segundo estudio, difundido en The Lancet Public Health, analizó datos de casi 37.000 usuarios británicos de una aplicación móvil concebida para informar de los síntomas del COVID, que fueron diagnosticados positivos entre el 28 de setiembre y el 27 de diciembre.
Partiendo de las personas que informaron de síntomas cada semana en una zona determinada, concluyó que la variante detectada por primera vez en Reino Unido presentaba una tasa de reproducción 1,35 veces mayor. Es decir, que cada paciente infectado contagiaba en promedio a un 35% más de personas que los que contraían las cepas del virus que circulaban antes.
Pero la variante no ocasionó síntomas más graves ni una mayor probabilidad de tener síntomas prolongados (“COVID largo”).
En un comentario sobre el primer estudio, tres investigadores del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas (NCID) de Singapur señalan que las conclusiones contrastan con tres artículos anteriores, que asocian la variante británica con una mayor probabilidad de muerte y de desarrollar formas graves de COVID-19.
Hacen hincapié en que el estudio publicado en The Lancet tiene la ventaja de haber usado la secuenciación completa del virus en sus análisis, pero que su conclusión “tranquilizadora” debe “confirmarse mediante estudios de más alcance”.
“Este estudio se centra en los resultados clínicos de un grupo de personas ya hospitalizadas con COVID-19”, apunta el epidemiólogo Nicholas Davies, citado por el British Science Media Center.
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“No desmiente los elementos de estudios anteriores”, que tienden a mostrar que “la infección por B.1.1.7 se asocia globalmente con un mayor riesgo de mortalidad, de hospitalización y de ingreso en los servicios de urgencias entre el conjunto de individuos que dan positivo por Sars-CoV-2”, añade.