Las autoridades estadounidenses privilegian la pista de la “fatiga del metal” de las palas del motor para dilucidar las causas del incidente del sábado pasado en un vuelo de United Airlines, que provocó la inmovilización parcial de la flota mundial de Boeing 777.

En tanto un material es usado frecuentemente, este fenómeno físico puede provocar que se deforme y posteriormente se dañe. Las fallas en aviones o trenes provocadas por la “fatiga del metal” pueden explicarse ya sea por un “defecto de fabricación” o un “problema de mantenimiento”, pero sin excluir una “parte de mala suerte”, señalan expertos a AFP.

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Como el caso de un pequeño ‘clip’ de escritorio, que se rompe más fácilmente girándolo de manera cíclica y frecuente en lugar de tirar “muy fuerte” de él, los materiales que integran los motores se “fatigan” y pueden romperse de acuerdo a este mismo principio, explica François Hild, director de investigación en mecánica de los materiales en el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica francés).

En los aviones, las palas del ventilador que se utiliza para acelerar la entrada de aire en el reactor --varias de las cuales se rompieron provocando un incendio en un motor del Boeing 777-- realizan ciclos de movimientos parecidos: “cuando el motor funciona sufre un tirón, y cuando se detiene se afloja”, resume Pascal Roche, profesor de Propulsión en la Escuela Nacional de Aviación Civil de Toulouse (ENAC). “Al repetir esto decenas, centenares o inclusive miles de veces, el material puede romperse”, añade Hild.

Tras otro incidente similar a comienzos de 2018, que involucró a este mismo modelo de motor Pratt & Withney, que utilizan parte de los Boeing 777, el regulador estadounidense de aviación, la FAA, indicó en aquel momento que había solicitado “inspecciones iniciales y luego frecuentes cada 6.500” despegues. También un posible “problema de mantenimiento” de piezas que “no se habrían cambiado con la suficiente antelación” es una hipótesis a considerar, advierte Pascal Roche.

Defecto de fabricación

Precisamente, un defecto de mantenimiento había sido el centro de la investigación de la peor catástrofe ferroviaria tras la Segunda Guerra Mundial en Alemania. En junio de 1998, el accidente de un tren de alta velocidad provocó 101 muertes en Eschede (norte). La empresa nacional ferroviaria alemana no había cambiado una rueda desgastada, cuyo fallo a causa de la fatiga del metal provocó el descarrilamiento de un vagón.

Pero la “fatiga del metal” en las palas de titanio también podría provenir de un “defecto de fabricación”, sugiere François Hild. “El titanio, por ejemplo, es un metal que resiste muy bien la fatiga”, pero “un defecto de fabricación, alguna impureza o una simple burbuja de aire, provocan que las piezas sean más sensibles a este fenómeno”, explica.

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Un Airbus A380 sufrió un accidente similar en 2017, tras perder una parte importante de uno de sus cuatro reactores sobrevolando Groenlandia. El Buró de Investigación y Análisis francés (BEA) finalmente determinó que la explosión del motor fue causada por una microfisura fruto de la fatiga prematura de una aleación de titanio.

La causa fue un defecto de fabricación durante el forjado de la pieza. “Esta aleación se utiliza desde la década de 1970, hubo un condimento de mala suerte”, explicó por entonces un experto.

Fuente: AFP.

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