El precio del bitcóin se disparó el viernes pasado y llevó el valor del conjunto de los bitcoines creados desde 2009 a más de 1 billón de dólares, en un mercado impulsado por los anuncios de las grandes empresas. Hacia las 16:40 GMT, el bitcóin alcanzaba un nuevo máximo histórico, de 54.790 dólares.
Con más de 18,6 millones de bitcoines creados desde su lanzamiento, en 2009, por personas anónimas, el conjunto del mercado representa potencialmente más de 1,015 billones de dólares, según la página coinmarketcap.com. Desde principios de año, el precio del bitcóin ha subido un 89%, lo que despertó temores de una burbuja similar a la 2017.
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El viernes, Elon Musk, cuya empresa, Tesla, contribuyó al repunte de los precios al anunciar que había comprado 1.500 millones de dólares en bitcoines, defendió la decisión de su grupo en Twitter. “Cuando la moneda sufre una tasa de interés negativa, habría que ser idiota para no mirar más allá”, alegó, agregando que el “bitcóin es casi tan tonto como el dinero fiduciario, insisto en el ‘casi’”, escribió.
Los defensores del bitcóin ven en la red descentralizada, creada por personas anónimas en 2008, un medio de protegerse contra las acciones de los bancos centrales. En los últimos meses, muchas empresas financieras manifestaron su interés por la criptomoneda.
Del gigante de los pagos en línea Paypal, en octubre, al mastodonte de los fondos de inversión BlackRock a finales de enero, pasando por el banco más antiguo de Wall Street, BNY Mellon, numerosos actores financieros estadounidenses anunciaron que prevén poner en marcha servicios para usar o vender criptomonedas.
“Altamente especulativo”
Pero el crecimiento insaciable del bitcóin preocupa a los analistas financieros, que consideran que, al haber quintuplicado sus precios en un año, es bastante probable que la burbuja explote. “Los tuits de Musk lo han cambiado todo en las últimas semanas, no estamos hablando de compras racionales”, consideró un corredor de criptomonedas, que pidió el anonimato.
Por otro lado, los bancos centrales suelen criticar a las criptomonedas, como hizo la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que calificó al bitcóin de “activo altamente especulativo” en febrero. Al superar el billón de dólares, el mercado de esta moneda supera teóricamente la capitalización bursátil de Tesla o del grupo chino Tencent, y se acerca a los niveles de Alphabet, la casa matriz de Google (1,4 billones de dólares).
Sin embargo, algunos economistas advierten que las comparaciones son erróneas, puesto que el monto de compraventa de una moneda no es lo mismo que el de una empresa. Según el gabinete Chainalysis, una quinta parte de los bitcoines no ha cambiado de manos en más de cinco años.
¿Inversión sólida o delirio especulativo?
Desde los gigantes de las finanzas estadounidenses hasta Tesla, el bitcóin, que superó el lunes los 50.000 dólares, interesa cada vez más a inversores fascinados por su espectacular crecimiento, pese a las preocupaciones que suscita entre numerosos reguladores.
En Wall Street, donde los seguidores de las criptomonedas eran una minoría en 2017, en su último repunte de precios, sus partidarios ahora se multiplican: BlackRock, el primer administrador de activo en el mundo, o el banco BNY Mellon, anunciaron que iban a invertir en el sector.
La evolución del bitcóin es espectacular: a más de 51.000 dólares el jueves, la primera criptomoneda vale cinco veces más que hace un año, y el conjunto de bitcoines creados desde su lanzamiento en 2008 representa cerca de un billón de dólares.
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Para los profesionales del sector, como el jefe de la plataforma europea de ventas de criptomonedas Bitpanda, Eric Demuth, el caso está claro: el bitcóin se está convirtiendo en el “nuevo oro digital”, buscado por los inversores que quieren diversificar sus activos y protegerse contra la inflación.
“Pronto, encontraremos bitcoines en las reservas de los bancos centrales”, vaticina. “Es un activo muy volátil, muy arriesgado, pero al mismo tiempo, hace 10 años que decimos que el bitcóin va a hundirse y sigue ahí”, señala el investigador Matthieu Bouvard, de la Toulouse School of Economics.
Según él, “la historia del bitcóin es ir cada vez más hacia mercados más organizados”, lo que reducirá su volatilidad, aunque sea 10 veces superior que en las plazas bursátiles.
Prudencia europea
Por el momento, los responsables de las instituciones monetarias desconfían de esta moneda virtual, creada por anónimos y que está administrada por una red descentralizada. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, advirtió a principios de febrero que el bitcóin “no era una moneda” y que se trataba de un “activo altamente especulativo”.
Para Alexandre Baradez, analista de mercado en IG France, hay un “aspecto de marketing” evidente: algunas empresas “integran bajas sumas de bitcoines en su tesorería para mostrar que siguen la actualidad tecnológica”, resume. Pero la fiebre especulativa todavía no ha llegado a Europa, añade.
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“Siempre es igual, Europa adopta las tecnologías con dos años de retraso respecto a Estados Unidos”, se desespera el responsable de Bitpanda, que piensa que el Viejo Continente puede ponerse al día en los próximos años. Según los analistas del especialista de criptomonedas ByteTree, Europa representa sólo el 10% de los bitcoines comprados por fondos.
“Es principalmente debido a las regulaciones demasiado restrictivas”, estima su fundador, Charlie Morris, que no cree que habrá empresas europeas que seguirán el modelo de Tesla. El fabricante de vehículos eléctricos, fundado por Elon Musk, el hombre más rico del mundo y ferviente partidario de las criptomonedas, acaba de invertir 1.500 millones de dólares en bitcoines.
Los gigantes digitales, como Google y Apple, con una tesorería llena a rebosar, invierten masivamente en la bolsa, pero Tesla acaba de marcar un golpe invirtiendo en el mundo volátil de las criptomonedas.
Inversores profesionales
No a todos los inversores les gustan los experimentos de Elon Musk. Desde que Tesla adquirió los bitcoines, la acción del grupo cayó. Esto “les costó más de 60.000 millones de capitalización bursátil”, dice un inversor del mercado de las criptomonedas.
A finales de 2020, cuando los precios empezaron a subir, los seguidores de las criptomonedas se alegraron de ver que el alza se debía a los inversores profesionales, y no a los particulares, como en 2017, cuando los precios se dispararon y luego se derrumbaron a principios de 2018. Muchos expertos esperan que se produzca una corrección, más o menos brutal, de los precios, aunque sin renunciar a las criptomonedas.
“Como con la burbuja de internet, muchos nuevos productos relacionados con el bitcóin desaparecerán, pero otros, los que estarán mejor capitalizados, que tendrán más solidez, se quedarán”, estima Alexandre Baradez.
Fuente: AFP.