Reyes del trabajo en equipo, conocidos por defender sus hogares y sus familias por encima de todo, los lobos son para algunos una de los animales más parecido en su comportamiento social a los humanos.

Pero esta especie, símbolo de libertad en el imaginario estadounidense, pronto podría estar en peligro. La razón: la decisión del gobierno de Donald Trump en octubre de retirar a los lobos grises su estatus de especie protegida, en vigor desde los años 70, luego de que su número cayera a alrededor de mil.

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“Los lobos en este momento solamente se han recuperado en alrededor del 10 por ciento de su rango histórico”, dijo a la AFP Maggie Howell, directora ejecutiva del Centro de conservación del lobo en el estado de Nueva York, (este).

En el pasado, la relajación de las salvaguardias en algunos estados ha dado paso a una rápida expansión de la caza y la captura, alegó. Los conservacionistas temen por los aproximadamente 6.000 lobos grises que habitan en 48 estados cuando la nueva regla entre en vigor en enero.

Howell se lleva sus manos alrededor de su boca y deja escapar un “¡Awooooooo!”. Tres lobos adultos - Alawa, Zephyr y Nikai - responden al unísono, sus aullidos escalofriantes parecen multiplicarse en el aire. Ese trío son los “embajadores” del Centro, vitales para educar al público, que puede seguir sus pasos las 24 horas del día, los 7 días de la semana en cámaras web y en las redes sociales, donde tienen cientos de miles de fanáticos.

El centro de 13 hectáreas también alberga alrededor de 40 de sus primos en peligro crítico de extinción: el lobo gris mexicano, que tiene apenas 200 en el hábitat natural, y el lobo rojo más pequeño, del cual solo ocho animales marcados permanecen fuera de cautiverio.

Campañas de erradicación

Normalmente, una decisión de exclusión de la lista de especies protegidas es una señal bienvenida de una reintroducción exitosa. Pero en este caso, los expertos independientes comisionados por el gobierno cuestionaron la justificación científica y los conservacionistas criticaron la medida como un regalo devastador para los cazadores y ganaderos.

Minnesota, Michigan y Wisconsin podrían reanudar rápidamente la caza, que estaba prohibida desde 2014, y cientos de lobos podrían morir al año debido a ello, estiman los grupos defensores de la vida silvestre. Un cuarto de millón de lobos vagaban una vez de costa a costa antes de que los colonos europeos se embarcaran en campañas de erradicación que perduraron hasta el siglo XX.

“Una de las primeras cosas que los peregrinos hicieron en la colonia de Massachusetts fue establecer una bonificación, por la que daban dinero en función del número de lobos que se mataran”, detalló a la AFP Rick McIntyre, un veterano guardabosques y autor de libros sobre el icónico depredador.

Por el contrario, los nativos del territorio estadounidense vivieron junto a los lobos en armonía durante miles de años, reverenciando su mitología. También reconocieron su importancia ecológica más amplia, como se muestra en el proverbio de los nativos Keewatin: “El caribú alimenta al lobo, pero es el lobo quien mantiene fuerte al caribú”.

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Las investigaciones ha confirmado la importancia del lobo en la reducción de las manadas de alces que pastan en exceso, lo que a su vez evita la destrucción del hábitat. Los lobos incluso manejan la creación de humedales manteniendo a los castores bajo control, mostró un estudio el mes pasado.

McIntyre ha pasado décadas documentando el comportamiento de los lobos, particularmente en el Parque Nacional de Yellowstone, en donde fueron eliminados en la década de 1920 antes de ser reintroducidos en 1995.

Descubrió que las manadas de lobos comienzan a formarse cuando un macho se dispersa de su familia biológica para atacar por su cuenta. Las camadas son típicamente de cuatro o cinco cachorros, y cuando se convierten en “crías de un año”, comienzan un aprendizaje, perfeccionando sus habilidades de caza al observar a sus mayores mientras incorporan cómo cuidar de las crías, muy similar a los adolescentes humanos que cuidan niños.

Los lobos comienzan sus días con cálidas muestras de afecto con los otros miembros de su manada, unen lazos través de episodios prolongados de juego y tienen tipos de personalidad altamente individualizados.

Algunos son misericordiosos con las manadas rivales mientras que otros son despiadados; algunos tienen espíritus errantes mientras que otros son hogareños; algunos son serios y otros nunca pierden la tontería de su infancia.

La cooperación es clave para la supervivencia, ya que sus presas, como los bisontes, suelen ser mucho más grandes que ellos. En sus estudios McIntyre y sus colegas hallaron que, contrariamente a las creencias, es la hembra alfa la que decide dónde vive la manada, dónde viaja y qué caza.

Programas de cría

Mientras los lobos grises han recuperado algo de terreno, los grises y rojos mexicanos -ambos extinguidos fuera del cautiverio antes de ser reintroducidos en la naturaleza-, están en una posición mucho más frágil.

El Centro de conservación del lobo participa en un programa federal de cría gestionada que tiene como objetivo recuperar la diversidad genética perdida y, finalmente reintroducir a algunos lobatos en entornos salvajes. Hace unas semanas, el centro envió a dos jóvenes ejemplares rojos para que fueran emparejados con posibles compañeros en Tennessee y Minnesota.

“Siempre es triste para nosotros despedirnos de ellos”, dijo Maggie Howell. “Pero saber que van a reproducirse, tiene que ser emocionante para ellos. Al crecer, y dejar a mamá y papá, pueden convertirse en los jefes. Así que les deseamos lo mejor”, concluyó.

Fuente: AFP.

Etiquetas: #lobos#Trump

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