El laboratorio chino Sinopharm anunció el miércoles que una de sus vacunas contra el COVID-19 era eficaz en un 79%, una cifra inferior a las reivindicadas por sus competidores Pfizer y Moderna.

El gigante asiático intenta desde inicios del 2020 de estar en la vanguardia mundial en la elaboración de una vacuna. Al coste de enormes medios financieros, tiene actualmente cinco en última fase de ensayos clínicos, más que cualquier otros país.

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Sinopharm es el primer grupo farmacéutico chino que comunica datos sobre la eficacia de una vacuna en preparación. El laboratorio cuenta con dos en total. Sinopharm no precisó si esos ensayos se habían terminado para esta primera vacuna.

“El efecto protector de la vacuna contra el COVID-19 es del 79,34%”, indicó Instituto de Productos Biológicos de Pekín, una filial de Sinopharm. Esta cifra es inferior a las de las vacunas de los laboratorios Pfizer/BioNTech (95%) y Moderna (94,1%).

El británico AstraZeneca, asociado a la Universidad de Oxford, afirmó por su parte que su vacuna tiene una eficacia del 70% pero que podría alcanzar el 100% con dos dosis. Sinopharm precisó “haber enviado un pedido oficial” de aprobación a la administración china a cargo de los medicamentos.

Se trata de una vacuna denominada “inactivada”, es decir que utiliza un método muy clásico que recurre a un virus “muerto” para desencadenar una reacción inmunitaria en la persona.

No en Occidente

China, donde el nuevo coronavirus apareció hace un año y que prácticamente atajó la epidemia en su territorio, prometió hacer de sus vacunas “un bien público mundial”. Por ahora ninguna recibió aprobación para ser lanzada al mercado, aunque las autoridades chinas dieron luz verde el pasado verano boreal a algunas de ellas para ser utilizadas en caso de necesidad “urgente”.

Así, al menos un millón de miembros de personal sanitario, empleados en trabajos considerados de riesgo, y estudiantes y diplomáticos que tienen que viajar al extranjero ya recibieron una vacuna experimental según el gobierno.

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La demanda de una vacuna en China no es por el momento muy fuerte en comparación con el resto del mundo, ya que la epidemia parece contenida y el último muerto de COVID-19 data de mediados de mayo.

Hasta ahora no se ha previsto que las vacunas chinas sean exportadas a los mercados occidentales. Pero China se comprometió a proponer sus vacunas a “precios razonables” e incluso “ofrecerlas” a los países en desarrollo. La de Sinopharm podría ser propuesta a países de América del Sur, Asia o África.

Fuente: AFP.

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