La compañía farmacéutica alemana CureVac admite que está “un poco rezagada” frente a sus competidoras Moderna y Pfizer/BioNTech, pero su director espera desarrollar una vacuna contra el COVID-19 que sea más fácil de almacenar.
“Hay una carrera, pero una carrera contra el virus”, dijo en una entrevista a la AFP Franz-Werner Haas, director de la empresa de biotecnología. CureVac anunció el lunes el lanzamiento de la tercera y última fase de ensayos clínicos a gran escala de su vacuna COVID-19.
Al igual que los productos desarrollados por Pfizer/BioNTech y la empresa Moderna, el laboratorio trabaja en la innovadora tecnología del ARN mensajero (ARNm).
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Los primeros resultados de las pruebas se esperan para el primer trimestre del 2021, dice Haas, de 50 años, desde la sede de CureVac en Tübingen, al suroeste de Alemania.
La vacuna BioNTech/Pfizer, que ya fue aprobada en varios países, se utiliza desde principios de diciembre en el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá.
La vacuna de Moderna pronto debería ser autorizada en Estados Unidos. “Llegamos un poco tarde”, admite Haas, lo que según él tiene “ventajas y desventajas”.
Almacenamiento más fácil
Una característica de la vacuna CureVac es que utiliza un ARN mensajero natural, no modificado, para desencadenar una respuesta inmunológica.
La consecuencia es que esta vacuna puede permanecer estable durante al menos tres meses a temperatura de refrigerador, lo que hace “más fácil” su uso, por ejemplo, en residencias de ancianos o consultas médicas, según Haas.
La vacuna BioNTech debe ser almacenada a -70 grados centígrados y la vacuna Moderna a -20 grados centígrados.
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Según CureVac, su producto también requeriría una dosis mucho más baja de solo 12 microgramos, en comparación con 30 microgramos para BioNTech y 100 microgramos para Moderna, lo que permitiría producirlo en masa más rápidamente.
Haas cree que es “fantástico” que sus dos principales competidores hayan demostrado que sus vacunas son alrededor de un 95% seguras y efectivas y asegura que “también lo podemos hacer”.
Además, recuerda que para “volver a encarrilar el mundo” y contener una pandemia que ha matado a más de 1,6 millones de personas desde finales del 2019 se necesitarán vacunas diferentes para tener las cantidades necesarias.
En marzo la compañía alemana se vio envuelta en una polémica por los rumores de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigía la exclusividad de la futura vacuna CureVac para el mercado estadounidense.
Las acusaciones nunca fueron confirmadas pero llevaron al ministro de Economía Peter Altmaier a declarar que “Alemania no está en venta”.
Hasta ahora, el mayor pedido ha venido de la Unión Europea, por un total de 405 millones de dosis. Estados Unidos aún no se han manifestado.
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La polémica “no es el mejor recuerdo”, admite Haas, y recuerda que hubo manifestantes ante el edificio de la compañía que le pedían que no vendiera a Estados Unidos.
Innovaciones futuras
Creada en el 2000, CureVac tiene el apoyo del multimillonario alemán Dietmar Hopp, el accionista mayoritario de la compañía, también cofundador del gigante del software SAP y patrón del club de fútbol Hoffenheim.
El fundador de la farmacéutica, Ingmar Hoerr, es un pionero en la investigación del ARN mensajero, una tecnología a la que el COVID-19 dio un gran impulso. “Lo que se está construyendo ahora (gracias al ARNm) está aquí para quedarse”, dice Haas.
CureVac está trabajando en paralelo en una vacuna contra la malaria con la fundación Gates y a principios de este año recibió datos “muy buenos” sobre una posible vacuna contra la rabia.
El director general de Tesla Group, Elon Musk, también se ha asociado con CureVac para construir “microfábricas de ARNm” móviles.
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En junio, el gobierno alemán pagó 300 millones de euros para adquirir una participación del 23% en el laboratorio, a lo que añadió una subvención de 252 millones de euros para la investigación del nuevo coronavirus.
Fuente: AFP.