Con la llegada del frío en Europa, la proliferación de resfriados, gripes y bronquiolitis, sobre todo entre los niños, complicará la tarea de los médicos a la hora de realizar diagnósticos, debido a que estas enfermedades comparten síntomas con el COVID, de nuevo en auge en el continente.
Síntomas parecidos
Tos, congestión nasal, fiebre, dolor de cabeza y de garganta, diarrea, cansancio... Estos síntomas pueden manifestarse con un resfriado, una gripe y el COVID-19. Para determinar si se trata o no de este último, solo hay una solución: el test PCR.
“Si tenemos tos, fiebre, dolor de garganta, dificultades respiratorias, lo mejor es consultar un médico y en caso de duda, someterse a un test PCR para que podamos aislar al paciente en caso positivo”, afirma el doctor Serge Smadja, de la asociación francesa SOS Medecins. Si no hay fiebre, es más probable que se trate de un resfriado. Pero también hay casos de COVID sin fiebre.
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Para la hipótesis de la gripe, además de los síntomas clásicos (dolor de cabeza y musculares, tos seca, fatiga, escalofríos) está el hecho de que la fiebre (entre 39 y 40º C) aparece de forma brutal, desciende hacia el cuarto día y vuelve a subir durante tres días. Pero también es posible un doble contagio de gripe y COVID.
Un estudio estadounidense, publicado a principios de setiembre en la revista Jama, comparó los síntomas de niños hospitalizados por gripe y por COVID. En el segundo caso, los síntomas más frecuentes eran fiebre, diarrea o vómitos, dolores de cabeza, musculares y torácicos.
Un cuadro clínico sin fiebre pero con tos, fatiga y dificultades respiratorias puede corresponder al asma. Finalmente las lesiones cutáneas, como “pseudo-sabañones” y erupciones, pueden ser indicios de COVID.
Para las infecciones típicas del invierno se aplican las mismas medidas de prevención: lavado de manos, utilización de mascarilla, distanciación física y ventilación de los lugares cerrados.
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La diarrea
La diarrea es poco habitual en caso de gripe o resfriado, si bien es más frecuente entre los niños con gripe. En cambio, puede ser un síntoma de COVID.
Entre 15 y 30% de los niños hospitalizados o examinados en consultas por COVID-19 presentan síntomas digestivos, como diarrea, por lo que es difícil distinguirlo de una gastroentiritis vírica, según la Asociación Francesa de Pediatría Ambulatoria (AFPA). La diarrea puede ser además un síntoma de alerta de COVID entre las personas mayores.
Pérdida de olfato
Si se notan cambios en el olfato o el gusto, puede tratarse de COVID. Pero “no es suficiente”, según la pediatra Fabienne Kochert, de la AFPA, puesto que esto también puede suceder con gripes o resfriados, debido a la congestión nasal.
Según un estudio europeo publicado en la revista Rhinology, la alteración del gusto sería más importante cuando se trata de COVID que de un resfriado, afectando sobre todo el sabor amargo pero también el dulce.
Vigilar a los niños
Los estudios muestran que los niños son muy poco susceptibles de enfermar gravemente de COVID y que cuando se contagian, a menudo no tienen síntomas. Pero a la vez “los menores de cinco años desarrollan entre 5 y 8 veces más enfermedades en invierno que los adultos y los niños más mayores”, destaca la doctora Kochert.
Además del virus de la gripe y del rotavirus responsable de la gastroentiritis, en invierno también circulan los del resfriado (adenovirus, rinovirus, los otros cuatro coronavirus benignos...) y el responsable de la bronquiolitis, el virus respiratorio sincitial, que afecta sobre todo a los menores de dos años.
La vacuna contra la gripe
Las autoridades de varios países recomiendan encarecidamente vacunarse contra la gripe en este contexto de COVID. Es el caso de Estados Unidos, donde la Academia de Pediatría estima que se trata de una medida “más importante que nunca debido a la coexistencia de la gripe y del SARS-CoV-2”.
En Francia, la Academia de Medicina recomendó reforzar la vacunación de los grupos más vulnerables, como las personas mayores, con otras patologías, embarazadas...
Fuente: AFP.