El 25 de junio de 2009, fallecía el Rey del Pop por una sobredosis de propofol y benzodiapzepina. El artista fue encontrado muerto en la habitación de su casa, en Los Ángeles, California, por su médico personal, Conrad Murray, quien intentó salvarlo con una reanimación cardio-pulmonar, que finalmente no funcionó.
El mismo doctor fue acusado de homicidio involuntario y declarado culpable, luego de reconocer que había administrado a Jackson este fuerte anestésico llamado propofol. En ese momento, la partida del cantante conmovió al mundo, tal es así que su funeral transmitido en televisión se convirtió en el más visto de la historia, con alrededor de 2.500 millones de personas al pendiente del último adiós.
Sin embargo, más allá de lo que Jackson representó artísticamente para la música en el mundo, hasta el día de hoy saltan las acusaciones sobre abuso sexual a menores de edad. El mote de “pedófilo” se expandió aún más cuando, el año pasado, se lanzó el documental “Leaving Neverland”, donde dos hombres de más de 30 años confiesan que el Rey del Pop abusó de ellos cuando eran niños.
De hecho, el 13 de junio pasado se cumplieron 15 años del día en que fue declarado inocente por la justicia de los Estados Unidos, frente a los 10 cargos que habían sido levantados en su contra.
Pero ni la fama ni los récords que logró a lo largo de su carrera lo salvaron de la condena del público. Aunque, sí hay muchos fanáticos que todavía cuestionan la veracidad de estos hechos, lo que provoca un interminable debate que también puede aplicarse a los casos de abuso que involucran a Woody Allen y Roman Polanski: ¿es posible separar la obra del artista?
Tras 11 años de su muerte, la única certeza que tenemos es que su rostro no solo estaba cargado de cirugías, sino de muchas historias de su vida que, quizás, desconoceremos por mucho tiempo.
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