Un proyecto de aplicación que clasifica a los ciudadanos según si fuman, beben, hacen ejercicio o sus hábitos de sueño ha provocado una inusual indignación en China en torno a la protección de la vida privada.
Traumatizados por el COVID-19, los chinos aceptaron sin rechistar estos últimos meses las aplicaciones por teléfono móvil que rastrean todos sus movimientos y evalúan el riesgo de haber estado en contacto con enfermos.
La metrópolis de Hangzhou (este), en la región de Shanghái, fue una de las primeras en China que puso en práctica este tipo de sistema que otorgaba un código verde, naranja o rojo que autorizaba o no a su usuario a tomar los transportes públicos o acceder a los espacios públicos.
Pero la ciudad ultraconectada va más allá y ahora plantea adoptar una aplicación que clasificaría en tiempo real a sus 10 millones de habitantes en una "escala de salud" de 0 a 100 puntos, según la página web de los servicios sanitarios municipales.
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La nota puede cambiar de un día a otro en función de las actividades de cada persona, según las imágenes de la aplicación en la web. Por ejemplo, beber un vaso de “baijiu”, un licor chino, hace perder 1,5 puntos, pero dormir siete horas cada noche permite sumar uno.
Los fumadores también están en el punto de mira: si se fuman cinco cigarrillos por día, pierden tres puntos.
¿Cómo determinará la aplicación los comportamientos de los usuarios y qué harán los poderes públicos con los datos recogidos? Las autoridades locales no lo precisan, y sólo indican que el dispositivo podría empezar el próximo mes.
El sistema no sólo clasificaría a los ciudadanos, sino también a las empresas y los barrios en los que se encuentran. Estos serían evaluados en función de las horas de sueño de sus trabajadores o residentes, del número de pasos que efectúan cada día o según las enfermedades.
"Los servicios municipales sanitarios tienen que aprovechar esta ocasión para profundizar el uso de los códigos de salud (...) y conseguir llevar a cabo totalmente sus objetivos", declaró un miembro de la comisión sanitaria, Sun Yongrong, citado en el documento.
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“¿La nueva norma?”
Las aplicaciones de los gigantes tecnológicos Alibaba y Tencent ocupan un lugar central en la vida de los chinos, ahora bajo un sistema de "crédito social" que puede prohibir a alguien tomar un avión o reservar una habitación en un hotel si ha estado condenado por deudas.
Las aplicaciones antiepidemia también están omnipresentes. Diferentes de una región a otra, recogen informaciones personales, el lugar donde se encuentra el usuario y los transportes que ha tomado.
En Pekín, por ejemplo, tener su dispositivo verde es indispensable para entrar en algunos edificios de oficinas o centros comerciales. Este código significa que no se ha salido de la capital en al menos dos semanas.
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Lawrence Li, especialista en temas tecnológicos y defensor de la vida privada, espera que la aplicación que se prepara en Hangzhou será opcional. “En el caso del COVID-19, creo que la gente estaba de acuerdo en participar. Pero si esto se convierte en la nueva norma, será otra historia”, declara a la AFP.
En las redes sociales, el proyecto ha creado un gran revuelo desde que fue presentado la semana pasada. “Que fume, beba o duerma, no os importa”, se queja un internauta en la red Weibo. “No nos queda vida privada”, lamenta otro.
Fuente: AFP