Austin, Estados Unidos | AFP | por Laurent BANGUET
Carne vegetal o "celular" (como la que está patentada por Yissum aliada a HC Innovations), paté a base de plantas, leche o caviar de algas: las "proteínas alternativas" a los productos animales tienen cada vez mejor acogida y los inversores lo saben, de acuerdo con expertos reunidos el martes en el festival South by Southwest en Austin, Texas.
"En 2018, se crearon decenas de compañías" en este sector "en pleno auge", dice Olivia Fox Cabane, fundadora del emprendimiento Kind Earth y líder de la Alianza Internacional para las Proteínas Alternativas.
Ella trata de registrar con bastante precisión a todos los recién llegados y dice que se ve obligada a actualizar su gráfico cada dos semanas. Según esta apasionada, este filón de la industria agroalimentaria es aún más exitoso que las redes sociales en su momento.
"Para cada empresa que busca financiamiento, hay dos o tres inversores, nunca he visto algo así en Silicon Valley", añadió Fox.
Además de California, los principales líderes del sector están en Holanda, donde se inventaron estas alternativas a la carne y otros productos de origen animal, y en Israel, dice.
¿Por qué tanta avidez económica por estas nuevas formas de alimentación? "Los consumidores las quieren", responden en coro los participantes de la conferencia South by Southwest, un festival fundado en 1987 que está a la vanguardia de la innovación y las nuevas tendencias, tanto socioculturales como tecnológicas.
Y las nuevas tecnologías ahora son capaces de satisfacer al gran público, insiste Dan Altschuler Malek, miembro del fondo de inversión New Crop Capital.
"La comida vegana apareció hace décadas, a fines de la década de 1960, y al principio estaba dirigida a consumidores 'éticos' que estaban dispuestos a hacer sacrificios. Pero no fue hasta la década de 1990 que se hizo más apetitosa", dice.
"Ahora estamos en la tercera generación y el consumidor ya no necesita renunciar al sabor: a la gente le gusta porque es bueno, no solo porque es vegetal", dice.
También para los inversores, "el sabor es el criterio más importante, el costo solo viene en segundo lugar", dice Dan Altschuler Malek.
¿La norma en 5 años?
Para evitar quedar al margen, la mayoría de los grandes grupos agroalimentarios también ha invertido en estas nuevas proteínas.
Incluso Tyson Foods, el productor de carne número dos en Estados Unidos y primer exportador mundial de carne de res estadounidense, ingresó en el negocio.
Según Fox, esta firma es "la principal inversora en compañías que producen 'carne celular'", la "verdadera" carne producida en laboratorio a partir de células de músculo y grasa.
Todavía hay algunos avances por hacer, en particular para pasar a la producción a gran escala y poder ofrecer sustitutos a los productos de consumo cotidianos.
A Altschuler Malek, por ejemplo, le gustaría poder ofrecer "chuletas de cerdo" vegetales. Pero ya hay un sucedáneo de atún rojo hecho de tomates que, según él, tiene el aspecto, la textura y el sabor del pescado crudo usado en la cocina japonesa.
Para lo demás, solo es una cuestión de tiempo. "En cinco años, veo un mundo donde estas proteínas alternativas ya no serán alternativas: se convertirán en la norma y las encontraremos en todos los restaurantes o tiendas", estima.
Los principales ingredientes de estas proteínas alternativas son la soja, los frijoles, los garbanzos y el gluten de trigo, pero otros van ganando terreno, como las algas u hongos, que parecen muy prometedores.
Los inversores presentes en Austin no creen, en cambio, en el entusiasmo por los insectos que han mostrado algunas empresas emergentes.
Además de los problemas de regulación de salud que esto podría plantear, vuelven a resaltar el gusto de los clientes.
Las proteínas a base de insectos “pueden tener aceptación en algunas regiones, pero no veo al consumidor promedio lanzándose sobre este tipo de producto”, dijo Andrew Ive, director general de Bid Idea Ventures.