Los objetos conectados entre sí implican un gran peligro que si bien, no percibimos, están latentes y acechando nuestra salud en forma permanente.
Una casa inteligente y lograr que todo funcione solo apretando un botón, fue el sueño desde el inicio de la humanidad. Gracias al artificio de la tecnología y sus avances, finalmente esto se va logrando. Sin embargo, como todo en la vida, tiene sus riesgos en detrimento de la calidad de vida humana.
El Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT), refiere a una múltiple e inimaginable cantidad de objetos interconectados (smart TVs, aires acondicionados, sistemas de seguridad, impresoras smart watches, entre muchos otros más).
Sebastián Stranieri, CEO de VU (compañía especialista en el desarrollo de software de ciberseguridad, con foco en la prevención del fraude y protección de la identidad), analiza que la interconexión supone también estar expuestos a sufrir cualquier tipo de cibercrimen. ¿Cuáles son los principales riesgos? ¿Cómo prevenirlos?.
“En plena transformación digital, Internet de las Cosas, no es simplemente un término más que describe la tecnología que conecta objetos y dispositivos a la web para obtener información adicional. Es una realidad que silenciosamente gana cada vez más lugar en los hogares”, explica.
Dispositivos expuestos al peligro
Además de Smart TVs, aires acondicionados, impresoras, heladeras y relojes, IoT incluye: sistemas de seguridad como cámaras y monitores para guarderías, dispositivos médicos como marcapasos o dispensadores de insulina, termostatos, dispositivos usables (por lo general deportivos), dispositivos de entretenimiento hogareño y sistemas de monitoreo de combustible. Como también, los muy de moda asistentes personales por voz como Google Home, Alexa o Home Pod.
La tendencia global, según un estudio de Gartner, indica que para 2020, habrá cuatro veces más dispositivos con conexión a la web que personas. Se estima que, para entonces, habrá más de 20 mil millones de objetos interconectados, lo que implica un aumento de 238% en la cantidad de dispositivos que pueden ser hackeados.
Algunos ejemplos ayudan a entender la seriedad del asunto. En 2016, la estadounidense Marie Moe salió del quirófano con un marcapasos que, los doctores omitieron contarle que tenía conexión inalámbrica a la red sin ninguna configuración de seguridad, haciéndolo vulnerable a ataques cibernéticos. ¿Qué hubiera sucedido si alguien hackeaba el dispositivo que la mantenía con vida?.
Los asistentes personales por voz pueden manejar cerraduras, alarmas, sistemas de control de incendio y luces, entre otros. Se ha comprobado que los mismos pueden ser operados desde fuera de la casa, gracias a los excelentes micrófonos que llevan instalados.
Este tipo de situación se pueden prevenir incorporando soluciones de ciberseguridad que identifiquen a los usuarios autorizados, ya sea por sus patrones biométricos de la voz o bien por la integración con los sistemas de CCTV y reconocimiento facial.
El desconocimiento por parte de los consumidores, por un lado, y las dificultades para resolver las vulnerabilidades por parte de los proveedores, por el otro, generan oportunidades para que los cibercriminales aprovechen esas debilidades de diferentes maneras.
Medidas
Para evitar un inconveniente, debemos contar con una estrategia y plan de acción en el área de ciberseguridad. Para ello, algunas de las medidas a tener en cuenta son:
- Conectar sensores y dispositivos de medición en redes separadas a las de intercambio de datos.
- Verificar las actualizaciones de cada dispositivo.
- Monitorear el uso, consumo y tráfico de datos de los dispositivos.
- Modificar las contraseñas predeterminados en los dispositivos conectados a la web con contraseñas robustas.
- Realizar una revisión trimestral de seguridad por parte de un tercero.