Hefei, China. AFP.

Dentro de un gigante de acero en forma de hamburguesa, coro­nado con su bandera nacio­nal, China logró una pri­micia mundial: crear una temperatura de 100 millo­nes de grados, un pequeño paso hacia la fusión nuclear, clave en el sector de la ener­gía renovable.

El reactor instalado en Hefei (este) es utilizado para realizar experimen­tos en el marco del pro­yecto Iter, el enorme tra­bajo internacional que se está creando en el sureste de Francia para controlar la fusión del átomo.

Este “Superconductor toka­mak experimental avan­zado” es más conocido con el acrónimo inglés “EAST”.

El tokamak, una cámara de confinamiento magnético concebida inicialmente en la URSS, genera un increí­ble calor con el objetivo de fundir núcleos atómicos.

Esta “fusión” nuclear –cuyo principio ya es utilizado en la explosión de bombas de hidrógeno– no debe con­fundirse con la “fisión” –la división de átomos– que se realiza en las centrales ató­micas clásicas. La fusión nuclear es considerada como la energía del mañana, ya que es infinita, como la del sol, y no produce desechos ni gases de efecto invernadero.

“Con esta máquina, esperamos aportar la contribu­ción de China al uso de la fusión nuclear por parte de la humanidad”, explica Song Yuntao, uno de los respon­sables del proyecto del reac­tor experimental.

RUEDA DE BICICLETA GIGANTE

La dificultad reside en mante­ner estas altas temperaturas de manera duradera y en contener­las en materiales resistentes. Todo esto tiene un coste: más de 12 años después del lanza­miento del proyecto, el presu­puesto del Iter está valorado en casi 20.000 millones de euros.

TRABAJAR JUNTOS

China aspira por su parte a construir otro reactor de fusión nuclear que, a diferencia del EAST, estaría unido a la red eléctrica, que podría empezar a dar alimentación “hacia el 2040 o el 2050”, al finalizar las investigaciones en el 2030, según Song Yuntao. El presupuesto previsto para esta fase es de 6.000 millones de yua­nes (800 millones de euros).

Estos diferentes proyectos “están basados en el Iter”, pero aún así demuestran los avances científi­cos de China, señala Wu. Si bien el país cuenta con entre “20 y 30 años de retraso” respecto a las grandes naciones industrializadas en materia de energía nuclear, “sus capacidades se desarrollaron rápidamente durante los últimos 20 años, especialmente desde que se incorporó al Iter”, apunta el ingeniero Wu.

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