Shanghai, China. AFP
El salón del automóvil de Shanghai abrió sus puertas este martes preocupado por la caída de ventas en China, el primer mercado mundial, y en pleno auge de marcas locales y de vehículos eléctricos.
Organizado cada año alternativamente con Pekín, el salón sigue siendo una cita obligada para fabricantes del mundo, a pesar de que esta vez el entorno es menos optimista.
Todas las marcas, deseosas de mejorar su oferta en el complejo mercado chino, presentan novedades, principalmente vehículos 4x4 urbanos, coches eléctricos y de conducción autónoma.
Por primera vez en casi tres décadas, las ventas de automóviles cayeron en China el año pasado (-2,8%) hasta 28,08 millones de vehículos.
Las ventas de coches particulares retrocedieron un 4,1%, hasta 23,7 millones de unidades y siguen cayendo.
Estas cifras se explican por el freno económico, reducción de ventajas fiscales y el conflicto comercial entre China y EEUU que provoca “las dudas de los consumidores, que llevan a algunos a aplazar sus compras”, apunta Stephan Wöllenstein, director general de Volkswagen en China.
El gigante alemán mantuvo sus ventas casi estables en el 2018 gracias a sus marcas premium Audi y Porsche. Su gran rival General Motors redujo también ventas en cerca de 10%.
La única excepción son los coches premium “que resistieron muy bien”, asegura Nicolas Peter, administrador de BMW. El constructor alemán aumentó sus ventas (+7,7% en el 2018) pero tuvo que pagar aranceles de Pekín a coches importados.
COCHES ELÉCTRICOS
“Podemos esperar medidas [de estímulo] del gobierno [chino]. Soy optimista con prudencia”, revela Hubertus Troska, director de Daimler China.
En este contexto, los constructores invierten en 4x4 urbanos y en vehículos eléctricos, estrellas del salón de Shanghai.
Por ello constructores extranjeros en China se están reforzando. Ford prevé 30 nuevos modelos en China en los próximos tres años (una decena de ellos eléctricos ) y GM otros 20.