Moscú, Rusia. AFP.
A Jeanne Calment, oficialmente fallecida a los 122 años y 164 días en 1997 –un récord mundial de longevidad tanto en hombres como mujeres–, le encantaba decir que “Dios la había olvidado”, pero nada eso convence al matemático Nikolai Zak.
Apoyado por el gerontólogo Valeri Novosselov, analizó durante meses biografías, entrevistas, fotos, los archivos de Arlés, la ciudad del sur de Francia donde vivió, y también escuchó los testimonios de aquellos que la conocieron.
“El análisis de todos estos documentos me llevó a la conclusión de que la hija de Jeanne Calment, Yvonne, tomó la identidad de su madre”, estimó Zak, consultado por la AFP.
Zak, integrante de la Sociedad de Naturalistas (MOIP) de la Universidad de Moscú, publicó recientemente su estudio “Jeanne Calment: the secret of longevity” en el sitio ResearchGate, una red internacional para investigadores y científicos.
Denunciado como un texto tendencioso por sus detractores, el documento fue considerado como creíble por algunos científicos implicados en los registros de longevidad.