Helsinki, Finlandia. AFP.

Para conmemorar su centenario, Finlan­dia, el país más alfabe­tizado del mundo, se ha dotado de una biblioteca central ultra­moderna, con robots, impreso­ras 3D y donde también estará autorizado hacer ruido.

Ideada desde hace veinte años, la biblioteca que abrió sus puertas oficialmente el 5 de diciembre, poniendo punto final a un año de fes­tejos para celebrar el cente­nario de la nación nórdica.

Esta enorme estructura ondulante de madera y vidrio, en pleno centro de Helsinki, la capital, contrasta con el aus­tero edificio del Parlamento. Diseñada por el despacho fin­landés ALA Architects, está recubierta por 160 kilóme­tros de pícea finlandesa.

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Llamada Oodi (“oda” en finés), la nueva biblioteca está destinada a promover el conocimiento, el aprendi­zaje y la igualdad en un país considerado el más alfabe­tizado del mundo, según un estudio universitario estado­unidense del 2016, basado en estadísticas oficiales.

En los últimos días antes de lainauguración, los obreros trabajaban con gran empeño para terminar el exterior del edificio porque en el clima glacial de Helsinki, la instala­ción de los paneles de madera resultó ser mucho más difícil y larga de lo previsto.

Dentro, el público podrá disfrutar de hasta 100.000 volúmenes. Pero el lugar está también pensado para los afi­cionados a la cultura y la tec­nología, y cuenta con estudios de música, salas de montaje de películas, cinee impreso­ras 3D y cortadoras láser, de acceso totalmente gratuito.

“Oodi da una idea moderna de lo que significa ser una biblioteca”, explica a la AFP Tommi Laitio,responsable de Cultura y Tiempo Libre en el ayuntamiento deHel­sinki.

“Es una casa de la literatura, pero también una casa de la tecnología, de la música, del cine, y una casa de la Unión Europea. Creo que todo eso combinado se asocia a la idea de esperanza y pro­greso”, comenta.

ROBOTS BIBLIOTECARIOS

El ejército de robots al que se le confió el traslado de los libros dentro del edificio. Parecidos a pequeños carritos de color gris se van moviendo entre los ascensores, esquivando a personas y muebles, para llevar los libros a la sección adecuada, donde el personal les toma el relevo.

Según los creadores de Oodi, se trata de la primera vez que se utiliza la tecnología de conducción autónoma en una biblioteca pública. Los robots se convertirán en un espectáculo familiar para los 10.000 usuarios que se espera que visiten la biblioteca cada día. “Ni siquiera sé si deberíamos decir ‘eso’ al referirnos a ellos, porque estoy segura de que la gente encontrará un nom­bre para esta cosa que va explorando el edificio”, dice, riendo, Katri Vanttinen, responsable de las bibliotecas de Helsinki.

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