Por Yvelice Villalba M.
Fotos: Nèstor Soto.
Los materiales naturales, como la piedra ayudan a darle un aire fresco y tranquilo a los ambientes de las viviendas. Aunque están muy relacionados con la decoración rústica o rural, también pueden incluirse en los espacios con otro estilo decorativo. Todo depende del tipo de piedra que se elija. El mármol, por ejemplo, es perfecto para espacios minimalistas, la piedra laja para un estilo moderno, y la cantera para algo más rústico. En la oportunidad, te presentamos varias opciones que se hace con las piedras laja rústicas de Emboscada y Pirayú, que son colocadas en forma artística por Ever Sanabria y José Luis Cáceres, dos paraguayos que se dedican hace más de 15 años en la colocación de las mencionadas piedras.
Las piedras naturales tienen formatos variados, pueden ser de corte natural o maquinadas (lisas).
COLOCACIÓN ESPECÌFICA
“Se usa mucho actualmente el revestido con piedras, la mayoría como decorado, pero también se usa para combatir la humedad en paredes internas de la casa o en los baños. Pero las piedras exigen una colocación específica debido al peso, la exposición a la intemperie y diferentes dimensiones de las mismas”, comenta Ever Sanabria, quien a los 18 años empezó a trabajar con su padre y unos bolivianos que eran especialistas en la colocación de piedras en paredes.
“Aprendí de ellos y en nuestro país somos pocos los que sabemos colocar las piedras, porque tiene su técnica, hay que tener paciencia, porque es un rompecabezas lo que se hace con las piedras”.
Agrega que los que más se piden es revestir pilares, arcos, nichos, grutas, chimeneas, cascadas, paredes, veredas.
“La mayoría de las veces le pasamos resina acrílica o patinal para que quedé más luminosa las piedras. De hecho que las piedras son casi eternas, sólo requieren de algún mantemiento cuando son pintadas en colores”.
Los materiales naturales se llevan bien con casi cualquier otro elemento, y aunque un muro de piedra decora por sí mismo, al combinarlos se logra obtener diseños más divertidos como muros de jardín o como elementos decorativos.
Como elementos decorativos, por ejemplo realizaron varios trabajos en un conocido shopping de Asunción. Además recorren el país realizando el trabajo del revestimiento.
ANTIHUMEDAD
Actualmente se usa mucho la pìedra natural como antihumedad de paredes internos de las casas. También es una solución para los baños . "La piedra negra es la mejor antihumedad, porque el color oscuro no deja permear la humedad", explicó José Luis Càceres.
COSTO DE COLOCACIÓN
La colocación lleva su tiempo, pero generalemente tarda de una a dos semanas, dependiendo del trabajo que se va hacer. En cuanto al precio, varía mucho de acuerdo al trabajo que se hará y del tipo de piedras que se va a usar. Generalmente se cobra por metro cuadrado a 100.000 guaraníes (piedra Wasmosy) y 120 mil guaraníes otro tipo de piedra, sin materiales, y con materiales a 150.000 guaraníes. Los pilares o grutas se cobran por trabajo. La colocación de piedras para una gruta cuesta aproximadamente G. 700.000; un nicho, 600 mil guaraníes; las puertas y ventanas, a 70.000 el metro lineal; los arcos a G. 140.000 por cara
Por otro lado, Ever Sanabrìa precisó que la colocación de adoquinados en las veredas tiene otro precio y se cobra por metro cuadrado. Está aproximadamente en 180.000 guaraníes.
CONTACTO: Facebook: Arte en piedra Paraguay. Revestidos. Mas info: 0986641447.
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Cuadernos de arquitectura (de barrio)
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Este domingo, Toni Roberto hace un viaje a través de la memoria que hilvana arquitectura y poesía, una unión siempre fecunda que moldea la materia a través de las palabras y el pensamiento.
Eran las 8 de la noche. El enorme complejo de la Facultad de Arquitectura rodeado de una exuberante vegetación sanlorenzana movía mis recuerdos como si fueran una película en la que se me presentaba la vieja fachada de aquella casona malograda de la avenida España donde por décadas, desde finales de 1961, se encontraba la hoy Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte.
UNA VIEJA NAVE IMPOSIBLE
Como si fuera un viaje a muchos lugares del túnel del tiempo en una de esas naves imposibles que se pensaba en los años 50, en el aula magna que estaba repleta de pasajeros se presentaba el libro de Ida de los Ríos Morselli; enfrente conduciendo, se encontraban en el centro la profesora emérita De los Ríos, flanqueada por Roberto Noguer, el decano Puchero Insfrán, Aníbal Cardozo Ocampo y Luis Silvio Ríos; del otro lado los pasajeros, Luis Fernando Meyer, Annie Granada, Julio Cacace, Lolia Lavand, Rodolfo Oviedo, Ángel Molina, el profesor Galeano, entre muchos otros, sumados a los alumnos de la facultad que, como decía la autora que se jubiló hace once años, “hoy estos alumnos ya no me conocen ni yo a ellos”.
DESDE CLORINDO TESTA A JOSÉ LUIS APPLEYARD
Hilvanando pensamientos, Ida de los Ríos ¿nos presenta un libro de arquitectura? No, es un depósito hilvanado donde intervienen hasta los más complicados recovecos del cerebro humano oteados a principios del siglo anterior por el Dr. Freud, la consciencia y la inconsciencia del paso previo a la elaboración de un proyecto. Así, podemos encontrar pensamientos desde el argentino Clorindo Testa, cortas y potentes frases de Bachelard, de Le Corbusier, llegando al paraguayo José Luis Appleyard.
ARQUITECTURA Y POESÍA
La arquitectura y la poesía están absolutamente tejidas por las manos de Ida. Me recuerda al viejo local de la antigua fábrica Martel, donde aquellas costureras iban pasando las máquinas haciendo correrlas en un eterno ida y vuelta o al taller de Zulema Noceda, modista y olimpista, con su vieja Singer que vio durante décadas cómo se unían kilómetros de telas. Así, es este libro de Ida de los Ríos la unión entre la razón y la emoción, entre la arquitectura y la poesía.
De la misma manera, Roberto Noguer, siguiendo las instrucciones de Ida, logró concatenar la idea, realizando unos decididos collages a partir de los textos y acuarelas de la autora. Noguer va interpretando y realizando una gráfica de un tiempo sin tiempo que acompaña esta publicación número quince de la serie de Cuadernos de Arquitectura de la FADA denominada “El proyecto de arquitectura”.
El delicado equilibrio entre la emoción y la razón, bajo el cuidado de Emma Gill Nessi, siendo decano José “Puchero” Insfrán.
En un pasaje del libro, De los Ríos Morselli nos presenta un fragmento de Appleyard que dice:
“¿Qué es una casa? Una argamasa inútil. Un doliente/conjunto de ladrillos apagado”. Y yo le respondo con un texto de Moisés Feimmann del mismo libro:
“La casa es el centro del universo, el patio es el centro de la casa y en él cabe a su vez todo el universo. Cada casa tiene sus propias leyes, su propio gobierno, sus territorios, sus cielos, sus fronteras…”.
Así yo voy hilvanando mis propias asociaciones a partir de las de Ida, que nos invita a ver más allá de la razón, más allá de la emoción, a ver nuestra propia casa interior, a entender los vericuetos del pensamiento que llevan a hacer nuestra propia arquitectura.
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Realizarán primer congreso internacional BIM de Paraguay
Para el jueves 21 y viernes 22 de marzo está previsto el primer Congreso Internacional BIM en la ciudad de Asunción, evento que fue declarado de interés tecnológico e institucional por el Ministerio Tecnología y Comunicación (Mitic) donde se reunirán profesionales nacionales e internacionales con ganas de aprender más sobre la construcción.
El encuentro será en el Hotel Sheraton de Asunción, donde se tendrá como exponentes a profesionales internacionales de gran renombre como el ingeniero Javier Calvo Liste, de España; ingeniero Ricardo Cansian desde Brasil y desde Argentina el ingeniero Fabián Calcagno, arquitecto Héctor Miller y arquitecto Andrea Fuks.<
Los profesionales compartirán sobre la innovación en la construcción, tecnología inteligente y las últimas tendencias a nivel mundial. Así también, tratarán sobre el BIM + sustentabilidad, normativa ISO, BIM Latam, integración BIM y GIS; el negocio de los datos y la información, y el universo del BIM.
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“Las plazas son limitadas y si bien tenemos aún lugares disponibles. Hoy todavía se puede inscribir, también el fin de semana y el lunes. Está dirigido para profesionales de la construcción, estudiantes, docentes, sector privado y público”, dijo en Emilio Bogado, director del BIM en Paraguay, en entrevista con La Nación/Nación Media.
Detalló que hablarán sobre la previsibilidad de tiempo de espera en las obras de construcción, BIM territorio y Gobierno; casos de éxitos y experiencia. “Esperemos que sea el primero congreso de muchos en el Paraguay y que se repita cada año”, puntualizó. Los interesados en inscribirse pueden contactar al (0971) 286-260. El curso tiene un costo de G. 250.000 para el curso y G. 350.000 para el congreso; si participarán en ambos G. 500.000.
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DATOS CLAVE
- El 21 y 22 de marzo se prevé el primer Congreso Internacional BIM en la ciudad de Asunción, a realizarse en el Hotel Sheraton de Asunción.
- Estarán como disertantes exponentes internacionales que compartirán sobre la innovación en la construcción, tecnología inteligente y las últimas tendencias a nivel mundial.
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Atacan con piedras una patrulla en Bañado Sur
Una turba de 50 personas atacó a una patrullera en la zona del Bañado Sur de Asunción. El hecho se registró momento en que agentes de la Policía Nacional ingresaron al barrio para un procedimiento en las inmediaciones de la penitenciaría de Tacumbú.
Los atacantes se ubicaron en un lugar estratégico para sorprender y apedrear a los intervinientes. Afortunadamente, no se reportaron heridos, pero el móvil sufrió daños. Todo esto se desarrolló en medio de la presencia de niños, según la versión del comisario Nicolás Giménez, subjefe de la Comisaría 2.ª Metropolitana.
“Ocurrió anoche (por el jueves) cerca de las 20:30 sobre Mallorquín e Isabel La Católica, hubo una persecución de dos vehículos, uno de color blanco, que parecía un furgón, y una camioneta blanca que le perseguía. Y a alta velocidad pasaron por la zona, justamente mi patrullero estaba en ese cuadrante en ese momento y para identificar a esa persona el patrullero siguió a los vehículos”, relató a la 1080 AM.
Cuando los sujetos se percataron de que eran seguidos por la Policía apuraron la marcha y se dirigieron hacia la zona baja para despistar a los agentes. “En esa zona tenemos muchos callejones angostos y en una de esas ingresa uno de ellos y la patrullera detrás de ellos. Y en un momento dado, cuando la patrullera gira en una curvita, ya se topa con una buena cantidad de personas, aproximadamente 50, nos informó el personal de patrulla. Y no pudieron darle alcance a este vehículo porque salieron en otra cuadra”, mencionó.
Fue en esa persecución que los policías recibieron pedradas por parte del grupo de inadaptados. “Lo llamativo es que había muchas criaturas de por medio también en la calle. A consecuencia de eso, el personal policial tuvo que apaciguar esa situación por el hecho de que había muchos niños en la zona. El parabrisas lado trasero de la patrullera sufrió roturas a consecuencia de las piedras”, puntualizó.
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Arquitectura del silencio - Silencio de barrio
En plena pandemia, en pleno silencio escribía “El silencio de los árboles” o “El silencio de los vecinos”. Hoy me quedo en silencio ante tanta verdad escrita por César Augusto Morra, un análisis que contribuirá a interpretar muchos “silencios de la arquitectura asuncena”, recordando a Chloethiel Woodard Smith, una de las más grandes arquitectas norteamericanas que dejó su impronta en el paisaje urbano de Asunción. A partir de ahora, empieza mi silencio.
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
- Fotos: Gentileza
- César Augusto Morra
- Contribución inédita para esta página del arquitecto César Augusto Morra, sobre la antigua Embajada americana inaugurada a finales de la década del 50.
US EMBASSY - ARQUITECTURA DEL SILENCIO
Parte de las páginas más ilustres de nuestra arquitectura empiezan a formar un fragmento cada vez más grande rodeado de un silencio cada vez más silencioso, si se me permite este aforismo. Juego de palabras. Escuchar el silencio puede ser muy perjudicial para oídos sensibles, pero más aún si la ocasión se hace propicia para escuchar también la voz de la conciencia. Suele presentarse así a veces una porción de ciudad, una zona determinada de un sector o barrio, que de repente pasa a convertirse en parte de la historia al momento en que desaparece de la vida cotidiana, común de todos los días, a la que nos acostumbramos en nuestro paso por este mundo.
A los que somos muy mayores, a veces nos duele cuando una obra de arquitectura reconocida por distinguida, que formó parte del escenario de nuestra vida, sobre todo joven, en aquella época del esplendor, de pronto como queriendo apresurar el descorrer el telón que decora la escenografía del paso del tiempo, se esfuma, evapora.
El apuro o prisa por presentar lo nuevo, por abrir camino rápidamente a una nueva modernidad obliga a hacer lugar, nuevo espacio para instalar lo más reciente, la novedosa novedad. Qué es lo moderno, nada nuevo, sino simplemente lo que llega para empujar al presente hacia atrás, hacia el olvido.
Por tanta persistencia, hoy casi es común de tanto en tanto escuchar no solo a los arquitectos, sino también las quejas de los miembros de un vecindario, todos amigos o por lo menos conocidos, respecto a cierta modificación en el entorno motivada por el derribo de alguna obra pequeña e inolvidable, un edificio histórico, la alteración del perfil del barrio por la aparición súbita de cuerpos desconocidos o el imprevisto desplegar de máquinas destruyendo plazas y parques olvidados o simples espacios verdes perdidos, como si el ser humano y su ciudad no necesitaran aire fresco para la vida.
Los que conocimos y vivimos la Asunción del siglo pasado, que no está tan lejos, de seguro tenemos en la memoria los paseos por las flamantes avenidas enmarcadas por hermosos árboles, naturalmente verdes y además llenos de vivos colores en la primavera, lapachos, yvyra pytã, chivatos, jacarandá. Ni qué decir de la mezcla de aromas y colores en algún cruce de avenidas y encuentro de aceras.
En uno de estos sitios preferenciales, a mediados de los pasados años 50 el gobierno de los Estados Unidos de América, sintiéndose privilegiado no siendo para menos, consideró un terreno de grandes dimensiones como lugar apropiado para la construcción de la nueva sede de su Embajada en el Paraguay.
A poco de terminada la II Guerra Mundial, victoriosos los aliados, los norteamericanos iniciaron una época de bienestar en varios ámbitos de la vida. Tratando de aparecer ante la sociedad como el país líder del mundo occidental demostrando su poder, uno de los programas que acometieron con decidida ambición fue construir una gran serie de sedes diplomáticas en numerosos países exhibiendo la imagen de la representación mediante la arquitectura.
Al efecto su gobierno convocó a renombrados arquitectos a quienes fue encomendando la delicada tarea de instalar los íconos representativos para mostrar al mundo la figura de esta nueva sociedad.
El proyecto en Asunción fue otorgado a la única mujer entre un sinnúmero de profesionales agraciados con los encargos, Chloethiel Woodard Smith.
Al finlandés Eero Saarinen, ya ciudadano americano, famoso por la terminal aérea de Trans World Airlines-TWA en el actual aeropuerto JFK-Kennedy de Nueva York o los conjuntos de la General Motors en Michigan le adjudicaron el proyecto de Londres.
Walter Gropius, el alemán que fundó y dirigió la más importante Escuela de Arquitectura y Diseño que marcó todo el siglo XX, la Bauhaus instalada en Weimar, viviendo luego en los Estados Unidos dirigiendo entonces la Escuela de Arquitectura de Harvard, fue llamado para la sede de Atenas. Prestigioso además por sus logros arquitectónicos como el proyecto de la misma escuela en Alemania o el emblemático edificio con 56 pisos Pan Am de Pan American en Nueva York, hoy en manos de nuevos propietarios.
El americano Edward Durrell Stone se encargó de Bagdad, el catalán José Luis Sert trabajó para Nueva Delhi y el maestro austríaco-americano Richard Neutra con profusa obra en California proyectó la de Karachi (entonces Pakistán), en pocos años convertida en Consulado, en un bello edificio racionalista.
Ciertos casos de algunas sedes latinoamericanas como las de México o La Habana, además escenario de notorios acontecimientos políticos, se sumaron a la lista, hoy casi inolvidable, cuando al poco tiempo estos proyectos comenzaron a llenar las principales publicaciones de arquitectura, convirtiéndose en piezas de colección pasando a la historia, como verdaderas leyendas.
A inicios del siglo XXI, el Gobierno norteamericano interpretó que el medio siglo transcurrido desde los años 50 era razón demás para creer que el ciclo de aquellas míticas obras, se había cumplido, empezando entonces a diseñar el plan que las renovaría o reemplazaría actualizándolas acorde a las exigencias de nuevos tiempos.
La nueva sede para Paraguay, programada en principio para terminarse en 2017 sufrió un pequeño atraso tanto como otras varias en este tiempo de postergaciones conocidas. Hace poco más de un mes el flamante edificio se compromete con el futuro y se ubica en la parte más alta del terreno, casi diríamos al fondo si pensamos todavía en su principal acceso sobre la avenida Mariscal López.
Otras nuevas alrededor del mundo, marcan este ciclo del nuevo siglo recogiendo el pensamiento original, como la gran contribución norteamericana a la afirmación de la arquitectura como la marca más representativa de la ciudad.
Al inicio apenas de su instalación se convierten en nuevos hitos. La flamante de Londres, recientemente inaugurada, cuyo proyecto fue otorgado a la firma Kieran Timberlake, luego de una rigurosa preselección previa de distinguido jurado, llevó a cuatro finalistas a la última instancia. La misma es una sugestiva torre de cristal y cubos de plástico en forma de malla con células que convierten la luz solar en energía y actúan a modo de parasoles, protegida por un foso a manera de los antiguos castillos, recreando tiempos de inseguridad, hoy comunes.
Pero aquella sede anterior en suelo británico hoy pasa a manos de una corporación hotelera importante que buscando mantener una imagen representativa encomienda una intervención al arquitecto David Chipperfield, destacada figura actual, con la misión de reconvertirla en pieza de atención, manteniendo su estructura e imborrable imagen ya histórica en Grosvenor Square.
Feliz decisión la tomada antes con respecto a Paraguay. Premonitoria también al encargar a Woodard el proyecto de nuestra sede. En la época, la relativamente joven profesional aún apuntaba a una carrera de privilegio, tal como se cumplió más tarde. En circunstancias de que su esposo fuera asignado a trabajos en Bolivia, vivieron por años en el altiplano. La arquitecta aprovechó el tiempo en sus tareas de investigación y especialización para estudiar a fondo las exigencias climáticas y ambientales de la arquitectura tropical sudamericana, base de sus estudios de perfeccionamiento. Por sus méritos, fue agraciada con una beca Guggenheim, fundación que respaldó sus tareas.
Su proyecto en Asunción, austero y provisto de una dignidad acorde al medio en que se insertó no pudo ser mejor. La preciosa obra, además instalada en un parque característico de la zona se transformó en poesía.
Un simple diseño rectangular encerrado en un volumen de dos pisos es una lección de equilibrio y dominio de las proporciones de los cuerpos en el espacio. Consideradas con sumo cuidado las principales funciones administrativas estaban interpretadas con soltura y flexibilidad. Técnicamente la estructura era limpia y racional, y como muestra esta condición técnica fue realzada tanto como valorizada visiblemente en el diseño.
En realidad, llena de virtudes de excelencia destacando el mérito de su arquitectura, su relación con el ambiente se transformó gracias a los conocimientos suyos en la piedra angular de su filosofía de trabajo.
Integrada profundamente al sitio recoge con sabiduría los valores ancestrales de la arquitectura paraguaya incorporando la sencillez y claridad en el diseño, regula su relación con el entorno mediante espacios privilegiados con la sombra, domina los vientos y maneja la penetración solar resguardando el interior. Un proyecto norteamericano que consideró fundamental e inspirador el respeto a nuestra cultura, modo de vida y el lugar como puntos fundamentales de su ideación. Un sorpresivo regalo.
Los materiales escogidos con abundante uso de ladrillos rojos a la vista y los cerramientos externos conformando los limpios tejidos de convocó o ladrillos artísticos artesanales envolviendo las galerías perimetrales típicas de la arquitectura paraguaya caracterizaron el diseño pulcro y cuidado de sus cuatro fachadas. Idea expuesta destacada como fina imagen del edificio. Conocedora como pocos de la arquitectura tropical esta autora en su proyecto domesticó los vientos predominantes, norte y sur, coronando la cubierta con una lámina ondulante a modo de doble techo asegurando el confort natural del edificio canalizando y filtrando tales corrientes disminuyendo notoriamente la temperatura ambiente interior. Nada de artilugios técnicos artificiales, solo intuición y diseño.
Con una actividad sin pausas en la segunda mitad del siglo pasado, Chloethiel Woodard fundó y dirigió unas cuatro compañías y estudios de arquitectura y urbanismo, además de planeamiento territorial, que trabajaron preferentemente en la costa este de Estados Unidos construyendo un sinnúmero de conjuntos habitacionales, de oficinas y edificios en las ciudades principales incluyendo Nueva York y Washington.
Convertida en una prestigiosa y reconocida influyente arquitecta norteamericana, le encomendaron el proyecto del Parque del Capitolio y el proyecto y dirección del Plan de Renovación Urbana de Washington con atención especialmente a la delicada zona suroeste. Entre otros proyectos destacados con su firma se cuenta además la terminal Ronald Reagan del Metro en el aeropuerto de Washington.
Aquel viejo proyecto en Asunción entre 1955 y 57, vital, totalmente contemporáneo fue casi una advertencia de todo lo que lograría en años sucesivos. Respetada y apreciada por sus colegas, en 1989 recibió el Premio Centenario del IAA-Instituto Americano de Arquitectos por su servicio continuo al colegio, la comunidad y su profesión.
Recientemente, la obra instalada en territorio norteamericano en Asunción desapareció del paisaje urbano, demolida a pesar de su significación. Aunque puedan existir razones, difícilmente nada llegaría a justificar su derribo.
Su perfil y figura por su incuestionable valor la incorporó a la estructura urbana con quilates propios destacando su presencia. Hoy forma parte de la arquitectura del silencio que dibuja los momentos pasados irremediablemente que oscilan entre la pérdida de la memoria como si la historia no haya existido y la neblina del futuro que, a sabiendas de su inestimable hechizo, las arrastra hacia el olvido.
Nos queda la esperanza de que habiendo estado en manos tan responsables, efectivas y severas que han trazado con disciplina, orden y jerarquía el plan anticipado que fue concretado en la lejana época, para los muy jóvenes, de la década de 1950, la nueva generación norteamericana que trabaja los proyectos del siglo XXI, las rememore como un faro tratando de emular, o intentando al menos, de alcanzar la alta calidad de las obras maestras significativas de aquel tiempo.