Toda alfombra roja es una fiesta aparte, y más cuando se trata de la mayor premiación de la industria cinematográfica, donde las estrellas más relucientes de Hollywood hacen su aparición, detallando con brillo propio ante la expectativa de millones de personas alrededor del globo.

La del domingo –90 edición de los Oscar– fue una noche llena de luces y glamour en el mítico Teatro Dolby de la meca del cine, donde desfilaron las mujeres más bellas y talentosas del séptimo arte, haciendo de vidriera a los modistos más renombrados en un desfile de estilos y carácter, de personalidad y buen gusto, con trajes soñados y adaptados a su propia esencia, marcando la ruta de la moda con sus elecciones. Hollywood se tiñó de blanco, tonos nude, azul, pasteles y brillantes metalizados haciendo constantes en la emblemática red carpet dejando de lado la reivindicación del negro como reclamo contra el acoso sexual que ha protagonizado otras galas cinematográficas del año, como los Globos de Oro.