“Los principios que llevan a la toma de decisión sobre mi cuerpo son más importantes que un título sea cual sea. Trato de estar de acuerdo con mi cuerpo todo lo que puedo”, declaró el tenista serbio Novak Djokovic a la BBC, en su primera entrevista desde el fiasco del Abierto de Australia, sobre su rechazo a vacunarse contra el COVID, aunque deba abandonar la carrera de títulos de Grand Slam.
Su negativa a inyectarse una vacuna contra el COVID le hizo perderse en enero el Abierto de Australia, de donde fue expulsado, dejando la puerta abierta a la victoria de Rafa Nadal. El español lo aprovechó para ponerse con 21 títulos como el tenista con más ‘Grandes’ en su palmarés, uno más que Djokovic y que Roger Federer. Y esa posición férrea le haría, según la actual política sanitaria francesa, perderse Roland Garros (22 de mayo-5 de junio).
En París, en efecto, el “pasaporte sanitario se aplica a todo el mundo, desde los voluntarios hasta los deportistas de alto nivel, incluidos los procedentes del extranjero y hasta nueva orden”, indicó en enero a la AFP el ministerio de Deportes galo.
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Por contra, las restricciones sanitarias en Londres son menos estrictas y el gobierno británico levantó recientemente la obligación de cuarentena para las personas no vacunadas. Aunque con la condición de realizar un test antes de irse y a su llegada a Londres, Djokovic tendrá en principio la autorización para defender su título sobre la hierba.
El martes, el N.1 del mundo explicó que su postura no era la de un ‘antivacunas’, sino la de un deportista que tiene en cuenta todos los factores para asegurarse la mejor condición física posible, incluyendo en materia “de bienestar, salud y nutricional”.
Desde hace años, Djokovic ha adaptado su alimentación (sin gluten) y su ritmo de sueño para mejorar su rendimiento atlético, explicó a la BBC. Insistió en que no está “en contra de la vacunación” por principio, subrayando que en su infancia sí recibió vacunas. “Comprendo que, a escala mundial, cada uno trata de hacer grandes esfuerzos para acabar con el virus y por ver, esperamos, rápidamente el final”, afirma.
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Su participación en la gira americana parece más problemática, ya que por el momento sólo las personas vacunadas pueden entrar en territorio estadounidense. El US Open no comenzará hasta agosto-septiembre, pero antes figuran los Masters 1000 en Indian Wells y Miami en marzo y abril. Y el Masters 1000 de Montecarlo, que se jugará en abril, aplicará las medidas sanitarias francesas.
De hecho, asegura estar “abierto” a la vacunación contra el COVID-19 en el futuro si ello se convirtiese en necesario para “vencer” al virus. Pero no para batir récords de tenis. Sobre lo relativo a la desastrosa secuencia de acontecimientos en Australia, y la semana de culebrón político-sanitario-diplomático-deportivo, Djokovic aludió a la obtención de una derogación de la vacuna después de haberse infectado del COVID en diciembre.
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“Comprendo que hubiese muchas críticas y comprendo que haya personas que estimen que tuve la suerte de tener el COVID, o que me vino bien tener el COVID en diciembre. Pero tener el COVID no es una suerte para nadie, eso no cae bien a nadie”, expresó.
“Millones de personas en el mundo sufrieron y sufren el COVID. Me lo tomo muy en serio y no me gusta que se pueda pensar que yo he podido hacer algo para lograr un test PCR positivo para poder acudir a Australia”, añadió. Sobre lo que tuvo que sufrir en Melbourne, con varios días pasados en un centro de retención para migrantes antes de su expulsión, Djokovic afirmó: “Estaba realmente triste y decepcionado por la forma en que se terminó. No fue fácil”.
Fuente: AFP.