Enfundada en un elegante traje de color verde lima y un sombrero a tono, la Reina Isabel II salió este domingo a celebrar con su familia, en lo que fue su primera actividad social tras varias semanas alejada del foco público. Y es que el bautismo de dos de sus bisnietos lo ameritaba.
En una solemne ceremonia las nietas de la soberana, la princesa Eugenia, de 31 años, y Zara Tindall, de 40, bautizaron a sus respectivos bebés en la Capilla de Todos los Santos, en Windsor Great Park. Un acontecimiento poco convencional en la familia real británica de la que no se quiso perder la monarca de 95 años, quien llevaba varios días de reposo por recomendación de sus médicos.
“La Reina tiene mucho interés y pondrá todo su empeño en estar ahí porque sabe lo importante que es para sus nietas”, aseguraban estos días fuentes de su entorno a The Sun. “Es un momento de celebración muy especial y emotivo después de los tiempos tan difíciles que han vivido últimamente”, añadían.
Aún no se hicieron públicas las fotografías oficiales del acto; solo hay imágenes de Isabel II abandonando el evento en un Range Rover negro conducido por el chofer junto a un miembro de la seguridad como copiloto; la soberana ocupaba el asiento trasero del coche oficial que la transportaba.
Los niños bautizados en la ocasión se llaman August Philip Hawke Brooksbank (de nueve meses), hijo de Eugenia de York, hija menor del príncipe Andrés, y el empresario británico del vino, Jack Brooksbank; y Lucas Philip Tindall (de ocho meses), hijo del matrimonio formado por Zara Philip, hija de la princesa Ana, y el excapitán de la selección inglesa de rugby, Mike Tindall.
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No es común que los bebés reales sean bautizados muchos meses después de su nacimiento. Se especula que en esta oportunidad el retraso se debió al fallecimiento de Felipe de Edimburgo, el pasado abril, una situación que generó una gran tristeza en los Windsor.
Además, trascendió que la princesa Eugenia tenía todo listo para que su hijo recibiera el sacramento en julio, pero tuvo que cancelarlo días antes por el posible contagio con COVID-19 de uno de los asistentes a la ceremonia, que tuvo que aislarse de manera preventiva.
El Daily Mail destaca que los pequeños fueron bautizados con agua bendita traída por el príncipe Carlos y su esposa Camilla de su gira de Oriente Medio. La pareja volvió a Gran Bretaña con varias botellas del líquido sagrado procedente del río Jordán.
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Del acontecimiento participaron miembros de la familia real británica y un grupo de selectos invitados especiales entre quienes se encontraban la exnovia del príncipe Harry, Cressida Bonas, y su actual pareja, Harry Wentworth-Stanley.