La imagen de Camilla (74), la esposa de Carlos de Inglaterra (72), cobra cada vez mayor notoriedad, especialmente ahora que la reina Isabel II (95) está alejada de los compromisos oficiales por recomendación de sus médicos. Se convertirá en reina consorte cuando su esposo, el Príncipe de Gales, suba al trono y, en ese momento, el príncipe Guillermo, de 39 años, ascenderá en la línea de sucesión y se convertirá en heredero.
La presencia de la duquesa de Cornwall en importantes eventos como el encuentro con los líderes mundiales en las cumbres del G7 y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el clima, COP26, pasando por su asistencia al estreno mundial de la última película de James Bond, es una clara señal de los cambios que se avecinan en el seno de la familia real más importante del mundo.
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Debido a su avanzada edad y su salud, la monarca británica tuvo que ceder más protagonismo a su heredero y, por extensión, a su nuera, quien está cada vez más presente en todos los actos, tanto durante las restricciones por la pandemia del COVID-19 del año pasado, como ahora, después del levantamiento de las medidas.
El ascenso de Camilla -que en su día fue una figura odiada por ser “la otra mujer” en el matrimonio de Carlos y Diana- es notable, dice la agencia francesa AFP. “Su posición ha evolucionado sin ninguna duda y ha habido un enorme y muy largo proceso de rehabilitación desde la época de Diana”, explica la historiadora real Anna Whitelock al diario Daily Express.
Por su parte, Little afirma que Camilla, al igual que otros miembros de la realeza, se vio obligada a desempeñar un papel más público debido a la pandemia de coronavirus, cuando el mundo se trasladó a internet. Supo asumir el papel con aplomo y ganó adeptos, aunque a los ojos de algunos nunca podrá ser perdonada por su papel en el colapso del matrimonio de Carlos y Diana.
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“Hay muchos partidarios de Camilla”, precisa Little. “Lo está llevando muy bien. Ha sido miembro de la familia real durante 16 años, así que tiene bastante experiencia en temas de alto perfil. Es muy competente en ello”, añade.
Desde el fallecimiento en abril pasado del príncipe Felipe, marido de la reina durante 73 años, la duquesa fue vista y escuchada con más frecuencia en los compromisos oficiales de la realeza y en los actos benéficos. Esta semana acompañó a Carlos, un veterano ecologista, a la cumbre COP26 de la ONU en Glasgow, para instar a los líderes mundiales a detener el galopante cambio climático.
El mes pasado, ella y Carlos, que se casaron en 2005, apoyaron a la Reina en la inauguración oficial del Parlamento escocés en Edimburgo y de la Asamblea de Gales en Cardiff. También estuvo presente en el primer compromiso ceremonial de la monarca desde la muerte de su marido: la apertura del Parlamento en mayo último.
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En las próximas semanas, la pareja se embarcará en la primera gira real por el extranjero desde el inicio de la pandemia de coronavirus, visitando Egipto, que acogerá la COP27, y Jordania.
Las apariciones de Camilla en otros lugares reflejan su variedad de intereses, desde la promoción de la alfabetización a través de su popular club de lectura en Instagram hasta la defensa de los animales rescatados. También hizo varias apariciones en televisión y radio, hablando de la lucha de su madre contra la osteoporosis y de su amor por la jardinería y la cría de caballos.