Actores de Hollywood, músicos y celebridades criticaron este jueves una nueva ley que prohíbe el aborto en prácticamente todas las circunstancias en Texas, conservador estado estadounidense. Reese Witherspoon, Eva Longoria Baston y P!nk fueron algunas de las celebridades que atacaron el proyecto conocido como “Ley de Texas de los latidos del corazón”.
El texto prohíbe la interrupción del embarazo a partir del momento en que se pueden detectar latidos del embrión, lo cual ocurre generalmente a las seis semanas, cuando muchas mujeres aún no saben que están embarazadas. “Es muy simple. Deberíamos tener derecho de decidir sobre nuestra salud y futuro”, tuiteó la estrella de “Desperate Housewives”, Eva Longoria Baston.
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“Pero con la extrema prohibición del aborto [en Texas] y otros estados aprobando un número récord de restricciones contra el aborto este año, tenemos que luchar por la libertad reproductiva de cada uno”, agregó. La actriz y productora Reese Witherspoon dijo: “Estoy con las mujeres de Texas que tienen el derecho constitucional de tomar decisiones sobre su salud y sus propios cuerpos”.
La cantante P!nk también se pronunció contra la ley. “Manifiesto mi solidaridad con la gente [en Texas] que, a partir de ahora, enfrenta una extrema prohibición de abortar a partir de las seis semanas”. “Esta prohibición (...) servirá de modelo para otras prohibiciones en Estados Unidos, a menos que hagamos algo al respecto”, prosiguió.
El grito de las celebridades se suma a la marea de reacciones desencadenadas después que la Corte Suprema de Estados Unidos declinara bloquear la ley que no concede excepciones para casos de violación o incesto. La única opción contemplada es cuando la salud de la mujer está en peligro.
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“El fallo de la Corte Suprema es un asalto sin precedentes a los derechos constitucionales de las mujeres desde el caso de Roe contra Wade, que ha sido el marco legal durante casi 50 años”, dijo en un comunicado el presidente Joe Biden. La decisión del caso Roe contra Wade (1973) garantizó el derecho al aborto en Estados Unidos siempre que el feto no sea viable fuera del útero, o sea entre las semanas 22 a 24 de gestación.
La ley aprobada en Texas, estado dominado por el Partido Republicano, es particularmente controversial porque permite a las personas demandar a los médicos que realicen abortos, con penalidades económicas de hasta 10.000 dólares por cada operación que realicen.
Leyes similares han sido aprobadas en una docena de estados liderados por el conservador Partido Republicano. En Estados Unidos, los estados pueden aprobar leyes de alcance regional. El nombramiento de tres jueces a la Corte Suprema por el expresidente Donald Trump ha empoderado a quienes buscan una oportunidad de revertir una ley que consideran contraria a la voluntad de Dios, especialmente los evangélicos.
Duro revés al derecho al aborto
La Corte Suprema de Estados Unidos, de mayoría conservadora tras la presidencia de Donald Trump, dio el mayor revés al derecho al aborto en 50 años, al negarse a bloquear una ley de Texas que prohíbe la interrupción del embarazo después de seis semanas.
El presidente Joe Biden fustigó el jueves la decisión advirtiendo que amenaza con provocar “un caos inconstitucional”, mientras los opositores al aborto festejaban y los defensores de los derechos reproductivos se preparaban para nuevas demandas.
La Corte Suprema, que reconoció en 1973 el derecho de las mujeres a abortar en su emblemática sentencia “Roe v. Wade”, decidió el miércoles por la noche dejar en vigor la restrictiva normativa de Texas, que incluso no contempla excepciones por violación o incesto.
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El tribunal, al que la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) y asociaciones de planificación familiar habían solicitado el lunes detener la aplicación de la normativa, no se pronunció sobre la constitucionalidad de la ley. Pero citó “antecedentes procesales complejos y nuevos” para permitir que rija mientras la batalla judicial en su contra continúa. Biden denunció el fallo como “un asalto sin precedentes a los derechos constitucionales de la mujer”.
“Desconocidos ahora tendrán el poder de meterse en las decisiones de salud más privadas y personales que enfrentan las mujeres”, dijo el presidente demócrata, prometiendo “ver qué pasos puede tomar el gobierno federal para garantizar que las mujeres en Texas tengan acceso a abortos seguros y legales”.
“Victoria rotunda”
La decisión de la Corte Suprema fue tomada por cinco de sus nueve magistrados, tres de los cuales fueron elegidos por Trump, quien durante su mandato consolidó una mayoría de 6-3 de tendencia conservadora en el panel. Por lo tanto, fue vista como un gran logro para el expresidente republicano y sus aliados conservadores, que se mostraron jubilosos el jueves.
¡Es “una victoria rotunda para los pro-vida!”, tuiteó Dan Patrick, el vicegobernador republicano de Texas, el segundo estado más poblado de Estados Unidos. Para el grupo antiabortista Texas Right to Life, fue “una victoria masiva para el movimiento Pro-Vida” y un golpe al “fallo injusto de Roe v. Wade”, que espera replicar “en todo el país”.
En cambio, las organizaciones en defensa de los derechos reproductivos no ocultaban su alarma. “Estamos devastados. Nuestras pacientes están asustadas, confundidas y desesperadas por averiguar dónde pueden abortar”, dijo Amy Hagstrom Miller, directora de Whole Woman’s Health. “Decir que estamos molestos es quedarse corto, pero (...) vamos a seguir luchando”, señaló en Twitter la asociación Fund Texas Choice.
“Odiosa ley”
Promulgada en mayo por el gobernador republicano Greg Abbott, la ley de Texas prohíbe el aborto desde el momento en que se puede detectar un latido del embrión, que generalmente ocurre a las seis semanas, antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas. Solo hay una excepción: en caso de peligro de la salud de la mujer.
Más del 85% de los abortos realizados hasta ahora en Texas han sido posteriores a las seis semanas de gestación, según organizaciones de planificación familiar, que desde el miércoles han tratado de derivar mujeres a estados vecinos.
“No se debe subestimar el impacto de esta odiosa ley: ataca principalmente a personas negras y latinas, de bajos ingresos o que viven en zonas rurales”, que no pueden viajar, subrayó la presidenta de Planned Parenthood, Alexis McGill Johnson.
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Antes de Texas, doce estados aprobaron leyes similares, pero todas fueron derogadas en los tribunales porque violaron la jurisprudencia de la Corte Suprema que garantizaba el derecho al aborto siempre que el feto no sea viable fuera del útero, esto es, alrededor de las 22 semanas de embarazo.
Pero Texas ha redactado su ley de manera diferente: no les corresponde a las autoridades hacer cumplir la medida, sino “exclusivamente” a los ciudadanos, que son alentados a presentar denuncias civiles contra organizaciones o personas que ayudan a las mujeres a abortar.
El texto establece que estos demandantes recibirán al menos 10.000 dólares en “indemnización” en caso de condena. Los críticos lo ven como un “bono” por denunciar, pero sus partidarios ya han creado sitios para recopilar cualquier “información anónima”.
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La normativa explota un vacío legal y complica la intervención de los jueces federales. Esta es la razón por la que la Corte Suprema se mantuvo al margen. El presidente del tribunal, generalmente conservador, John Roberts, votó sin embargo junto a los tres jueces progresistas. Para él, habría sido necesario bloquear esta ley “sin precedentes” en espera de un examen de fondo.
Esta primera prueba para la nueva Corte Suprema pronto será seguida por otra: debe examinar en las próximas semanas una ley de Misisipi que prohíbe los abortos después de las 15 semanas de embarazo, excepto en casos de emergencia médica o una anomalía fetal grave. “Espere la misma mayoría” en ese caso, predijo la historiadora del derecho al aborto Mary Ziegler.
Fuente: AFP.