La exesposa de Jeff Bezos sacude al mundo de la filantropía
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Los bancos de alimentos, las asociaciones de ayuda a inmigrantes y las universidades en dificultades se encontraron con una benefactora sorpresa el año pasado: MacKenzie Scott, la exesposa del director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos.
Scott donó la friolera de 6.000 millones de dólares en 2020, sin exigir ninguna contrapartida, contrariamente a las prácticas habituales de los donantes a causas benéficas en Estados Unidos.
MacKenzie Scott ha sacudido el mundo filantrópico, no sólo por sus gigantescas contribuciones, sino también porque, al permitir que las organizaciones determinen cómo utilizarlas, las libera de la burocracia.
Laura MacDonald, presidenta de la Fundación Giving USA, una organización sin fines de lucro que realiza investigaciones sobre donaciones filantrópicas, dice que la exesposa del segundo hombre más rico del planeta lidera un movimiento de “filantropía basado en la confianza”.
“Esto puede animar a otros donantes (...) a correr más riesgos”, apunta. En diciembre, Scott hizo donaciones a 384 organizaciones, que van desde un instituto tecnológico universitario en la reserva indígena Blackfeet en Montana (noroeste) hasta un banco de alimentos en Arkansas (centro) o la asociación de ayuda a inmigrantes Immigrant Families Fund.
“Esta pandemia ha destrozado las vidas de los estadounidenses que ya estaban luchando”, escribió MacKenzie Scott. “Las pérdidas económicas y el costo médico han sido más graves para las mujeres, las personas de color y quienes viven en la pobreza. Mientras tanto, ha aumentado drásticamente la riqueza de los multimillonarios”, agregó.
“Espero que la cantidad de dinero que está poniendo sobre la mesa y su intención de continuar haciéndolo le dé una patada en el trasero a todos los que están sentados sobre sus fortunas mientras enfrentamos desafíos y necesidades increíbles”, dijo Phil Buchanan, presidente del Centro para la Filantropía Efectiva, que proporciona información a fundaciones benéficas.
La expareja de Bezos, quien desde su divorcio tiene una participación en el gigante del comercio electrónico Amazon valorada en 58.000 millones de dólares, se ha comprometido a ceder gran parte de su patrimonio a la lucha contra las desigualdades sociales. En julio, anunció subvenciones por 1.700 millones de dólares y en diciembre por otros 4.200 millones
Contraste con su exmarido
Scott contrató a un equipo de asesores para ayudarla a identificar organizaciones que apoyan a quienes sufren el impacto económico de la pandemia y, en particular, a combatir el hambre, la pobreza y las desigualdades raciales.
Estas organizaciones “han dedicado su existencia a ayudar a los demás, trabajando y haciendo voluntariado, cara a cara y día a día, en la mesa o junto a la cama de personas reales, en las cárceles, en las calles, en las aulas o en las salas de los hospitales”, escribió esta filántropa de 50 años en la publicación Medium. Su enfoque contrasta con el de su exmarido Jeff Bezos.
Si bien el fundador de Amazon donó 10.000 millones de dólares para la lucha contra el cambio climático, la mayor contribución caritativa de 2020, sus participaciones han sido más lentas y proporcionalmente más limitadas que las de su exesposa, aunque se considera que su fortuna es tres veces mayor.
La antigua pareja podría dar un gran impulso a la filantropía en Estados Unidos, que en 2019 movilizó unos 450.000 millones de dólares. Para Benjamin Soskis, investigador especializado en filantropía del Urban Institute, las iniciativas de Scott son notables no sólo por su nivel, sino también por la velocidad con la que se liberan los fondos.
Además, “insistió en dar el dinero y mantenerse alejada”, destacó. Por lo general, “los filántropos se ven a sí mismos como parte del proceso y establecen múltiples controles y evaluaciones que pueden ser muy onerosos”.
Scott podría ser criticada por la “opacidad” en la selección de los beneficiarios de sus subsidios, sostiene el experto. Pero su imprudencia podría sentar un precedente importante. “Ningún gran filántropo podrá ignorar su ejemplo”.
La filántropa estadounidense MacKenzie Scott, ex esposa del fundador de Amazon, Jeff Bezos, donó 436 millones de dólares a la oenegé de construcción de viviendas Habitat for Humanity y a docenas de sus afiliados estadounidenses.
Scott está entre los multimillonarios que han firmado un compromiso para donar la mayoría de sus bienes a la caridad.
“Habitat trabaja para derribar barreras y unir a la gente, para derribar obstáculos y construir un mundo en el que cualquiera, sin importar quien sea o de donde venga, tenga un lugar decente para vivir”, indicó en un comunicado el director ejecutivo de Habitat for Humanity International, Jonathan Reckford.
“Este tremendo regalo ayuda a hacer posible este trabajo”, añade.
La masiva donación será compartida entre Habitat for Humanity International y 84 organizaciones estadounidenses afiliadas, y servirá para incrementar la oferta de casas económicas, en particular para las comunidades afro, según el grupo.
“Incluso antes del Covid-19, teníamos a una de cada siete familias pagando más de la mitad de sus ingresos en alquiler o hipoteca”, aseguró Reckford.
La pandemia hizo subir los precios de las viviendas, ya que los habitantes de los mercados de todo el país buscaban casas en zonas menos concurridas, señaló.
Scott tiene una fortuna estimada en unos 49.000 millones de dólares, según Forbes. Ha donado miles de millones de dólares a cientos de organizaciones benéficas diferentes, dedicadas a fomentar la igualdad en las minorías, racial, de género y oportunidades económicas, entre otras cosas.
Su quinto disco saldrá el próximo 30 de julio. Antes, la artista independiente TORRES analizó todo ese trabajo, las consecuencias de la pandemia y las diferencias salariales entre hombres y mujeres en la industria musical, en exclusiva. Foto: Shervin Lainez.
TORRES: Cuando la música puede más que las estructuras
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Su quinto disco saldrá el próximo 30 de julio. Antes, la artista independiente TORRES analizó todo ese trabajo, las consecuencias de la pandemia y las diferencias salariales entre hombres y mujeres en la industria musical, en exclusiva.
Por: Luis Ríos
Se llama Mackenzie Scott nació el 23 de enero de 1991 en Orlando, Florida y fue adoptada por una familia cristiana al nacer. Creció en Macon, Georgia. A temprana edad aprendió a tocar la flauta y el piano, y cantó en el coro de niños de su iglesia bautista. A través de “El Fantasma de la Ópera”, se interesó por el teatro musical.
Aprendió a tocar la guitarra y también comenzó a cantar himnos durante los servicios religiosos y en un hogar de ancianos cada semana. Sus primeros trabajos discográficos abordaban estas experiencias personales. Siempre utilizóun lirismo puntiagudo y su encantadora presencia vocal para buscar aberturas en lo cotidiano, haciendo palanca en las paredes de lo real en busca de escape.
Se mudó a Nashville, Tennessee, en donde asistió a la Universidad de Belmont, donde comenzó a grabar su música. De hecho, su primer disco denominado “TORRES” (al igual que el nombre artístico que utiliza), vio la luz en 2013 cuando aún era estudiante. Desde que lanzó ese álbum debut homónimo, eligió ese apellido en español como su identidad.
¿Por qué TORRES? Su abuelo se llamaba Henry Álvarez Torres. Su madre era mexicana y su padre español. De ahí, Mackenzie toma el nombre. Según nos cuenta, lo tomó como un nombre artístico de forma muy al azar y sin una motivación particular. Solo como una forma de separarse de su arte, pero admite que, a lo largo de los años, logró tomarle un cariño especial.
Su evolución musical
Así llegamos al 2021. Después de un año de pandemia que cambió sin descanso entre un terror que entumece y uno que está constantemente activo. Su quinto álbum de estudio, “Thirstier”, se inspira en ello para sacar lo milagroso a lo mundano. Ella está en abierta rebelión contra el gris arrastre del tiempo.
Este trabajo explota las fronteras de su capacidad imaginativa. Es el más exuberante y atrevido registro de Scott hasta la fecha. La muestra en una emocionante caída libre. Una erupción abrasadora y reafirmante de un disco en el que se maravilla.
Sus anteriores trabajos están adornados de un aura hasta depresiva, nadando en medio de un enorme ahogamiento. Pero las cosas han cambiado para este disco.
“Quería canalizar mi intensidad en algo que se sintiera positivo y constructivo, en lugar de ser intensa en una manera destructiva o desgarradora. Me encanta la idea de que la intensidad puede ser algo que salve vidas o sea algo alegre”, le cuenta TORRES en exclusiva a VOS.
¿Y a qué se debe este cambio? “Me enamoré. Amar a alguien y que alguien me ame, me ha cambiado irrevocablemente de adentro hacia afuera”, responde sin vueltas. Ella utiliza esta hermosa experiencia para generar canciones de amor desde todos los ángulos. Amor romántico, amor platónico, amor familiar, amor propio y liberación espiritual para amar a todos y saltar hacia el horizonte.
Canta sobre el amor que nunca conoce la escasez. “Siempre estamos fantaseando con algo que está fuera de nuestro alcance. Eso es lo que es una fantasía. Es algo que no puedes tener. Pero yo quería darle la vuelta a esa idea y preguntar: ‘¿Y si tu fantasía era lo que tienes?’”, cuestiona.
El disco fue grabado durante el segundo semestre del 2020 en Middle Farm Studios en el Reino Unido. Thirstier marca un giro hacia un sonido más “grande”. La misma Mackenzie Scott coprodujo el álbum con Rob Ellis y Peter Miles. Y siente que aprovecha su experiencia de autoproducción del anterior disco Silver Tongue -lanzado el año pasado- para empujar su música a una escala más amplia.
La clave está en los libros
TORRES también es una ávida lectora. Desde pequeña ya escribía poesía y cuentos. Su autora favorita es Sylvia Plath, considerada una de las cultivadoras del género de la poesía confesional. Su obra la inspiró para muchas de sus canciones.
Para discos anteriores se inspiró en clásicos como No Country for Old Men de Cormac McCarthy y para este nuevo trabajo se sumergió en El jilguero (2013), libro que le valió a su autora Donna Tartt el Premio Pulitzer a la mejor obra de ficción; y en Dientes blancos, la novela que dio a conocer a la autora británica de ascendencia jamaicana, Zadie Smith.
“Fueron dos novelas en las que me metí mucho mientras escribía el álbum. Leí algo de Primavera negra de Henry Miller. Me encantó también la nueva colección de ensayos de Zadie Smith, Contemplaciones”, relata la artista.
Mackenzie Scott indica que está en un buen lugar en su vida en este momento y que el nuevo álbum se deriva de eso. “He estado conjurando esta alegría tan profunda que, honestamente, no sentí durante la mayor parte de mi vida. Me siento como una roca dentro de mí y comienzo a sentir que tengo lo que se necesita para ayudar a otras personas a conjurar su alegría también”, explica muy motivada.
La brecha salarial
A raíz de las campañas de movilización y concienciación sobre las desigualdades que han calado hondo en la música, el mensaje se amplificó. En este sentido, la música se convirtió en un canal para expresar, denunciar y reclamar la igualdad. Para TORRES, el campo de juego se está haciendo más nivelado, aunque todavía no es igual. “A las mujeres se les paga mucho menos que a los hombres, pero la visibilidad está cambiando”, agrega.
El ecosistema mejora a medida que las mujeres, o cualquier persona históricamente marginada, se vuelva más y más visible en la industria de la música. “Cuanto más destacan estas voces a las que anteriormente no se les ha dado una representación equitativa, en las principales plataformas, la situación mejor. Tenemos un largo camino por recorrer, pero creo que la gente está acusando recibo”, analiza la artista.
El impacto de la pandemia
Esta época de incertidumbre, angustia y tristeza a raíz del covid-19, sus consecuencias impactan en varios aspectos que hacen a la vida de un artista. Ya sea en lo anímico-personal, en inspiración para crear, así como también en la generación de ingresos para sobrevivir. En varias entrevistas, TORRES, confesó que uno de sus mayores temores era perder a sus seres queridos. La pandemia exacerbó ese miedo.
Los datos oficiales actualizados al 6 de mayo de 2021, marcan que alrededor de 3,74 millones de personas habían fallecido a nivel mundial a consecuencia del covid-19. Con estos números, podríamos creer que su peor pesadilla casi se vuelve realidad.
“Mi corazón está roto por todas las personas que perdieron a sus seres queridos a causa de esta pandemia. Definitivamente he entrado en pánico por mis propios seres queridos y su salud y seguridad esta vez, pero siempre soy así”, refiere la artista ante el impacto de las noticias que vemos todos los días y la frialdad de los números.
En cuanto al impacto monetario, Scott afirma aliviada que sus fans fueron a su rescate. La apoyan con aportes en Patreon, compran sus discos e incluso le enviaron dinero en efectivo a través de PayPal. Eso significa que “el rescate” vino de diferentes partes del mundo. La lealtad y disposición de sus seguidores fue clave e hicieron que este momento fuera mucho mejor de lo que podría haber sido.
Sus influencias
Desde el primer disco, esta cantautora se declaró fan de St. Vincent. Gracias a ella es que se animó a incursionar profesionalmente en la música y hasta ahora se siente identificada con su obra. Sin embargo, hasta el momento no se ha dado la oportunidad de colaborar con ella. “Ni siquiera sé si le gusta mi trabajo, pero obviamente me encantaría trabajar con ella. Es una genio”, subraya.
Otra artista que no deja de sorprenderla es Dua Lipa. No pensé que me gustaría su música cuando la escuché por primera vez, pero luego la volví a escuchar y ahora estoy obsesionada. Quiero trabajar con ella”, afirma con peso sobre la cantante y compositora británica.
“Realmente amo a Gal Costa”, dice al ser consultada sobre algún artista sudamericano de su agrado. Dueña de una voz suave y aguda, Gal Costa tiene un variado repertorio que la colocan entre las más grandes cantantes brasileñas y que puede ser tranquilamente referencia para cualquier cantante sin importar su estilo.
Torres cierra prometiendo paredes de sonido sostenidas por guitarras en su nuevo disco. Algo que recuerdan el trabajo, por ejemplo, del productor Butch Vig con Garbage y Nirvana, llevando su voz dominante a un primer plano. Thirstier verá oficialmente la luz el 30 de julio del 2021.