El exrey de los belgas Alberto II mantuvo el domingo un encuentro con su hija extramatrimonial y ahora princesa Delphine de Sajonia-Coburgo, informó el martes el palacio real en Bruselas, en un gesto que busca cerrar una larga batalla judicial.
En un mensaje conjunto, Alberto II y Delphine señalaron que después de la guerra en los tribunales “llegó el tiempo del perdón, la cura y la reconciliación”. El palacio real distribuyó una fotografía de ambos, acompañados por la esposa del Alberto II, la exreina Paola.
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“Este domingo, 25 de octubre, un nuevo capítulo se ha abierto, lleno de emociones, tranquilidad, comprensión y también de esperanza”, señala la nota, firmada por “Delphine, Paola y Alberto”. En la foto divulgada por el palacio real belga, se puede ver a Delphine junto a su padre y la exreina Paola en una sala del castillo de Belvedere, en Laeken, Bruselas.
La ahora princesa Delphine y el exmonarca belga (padre el actual rey, Felipe) fueron protagonistas de una amarga batalla legal que se arrastró durante años, hasta que en el 2019 un tribunal belga obligó a Alberto II a someterse a un examen de ADN.
Delphine nació en febrero de 1968 de la larga relación (1966-1984) que mantuvo su madre, la baronesa Sibylle de Sélys Longchamps, con Alberto, quien era en ese entonces el príncipe heredero de la corona belga y estaba casado con la italiana Paola Ruffo di Calabria.
Alberto asumió el trono belga en 1993, con el nombre de Alberto II, y su esposa se convirtió en la reina Paola. El monarca abdicó en el 2013, en favor de su hijo mayor, Felipe.
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Sin embargo, los rumores de que Delphine era hija del rey de los belgas comenzaron a circular con insistencia ya en 1997. Educada en el Reino Unido y Suiza, la joven Delphine Boel se transformó en una reconocida artista plástica y escultora.
Alberto y Paola, quienes ahora tienen respectivamente 86 y 83 años, tuvieron tres hijos: Felipe, nacido en 1960, que subió al trono en el 2013, la princesa Astrid (nacida en 1962) y el príncipe Laurent (1963). El caso llegó a los tribunales en el 2013 y según Boel eso ocurrió a raíz de la negativa del exrey de admitir su paternidad o incluso de ayudar a la baronesa Longchamps.
Finalmente a fines del 2019 un tribunal belga obligó a Alberto II a someterse a un examen que, en enero del 2020, confirmó la paternidad. A inicios de octubre de este año la justicia le concedió el título de “Alteza Real Delphine de Sajonia-Coburgo”.
Fuente: AFP.
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Piden justicia para hombre que fue golpeado y macheteado tras frustrar asalto a su hija
Durante el fin de semana un poblador de la ciudad de Concepción fue brutalmente golpeado y macheteado luego de defender a su hija de un asalto. El hombre presentó varias heridas, pero una que recibió a la altura de la cabeza hizo que sea derivado al Hospital de Trauma, su familiares piden justicia.
El hecho se registró cerca de la 1:00 del domingo cuando la joven Daniela Duarte, de 18 años, salió para recibir al delivery con la cena, pero fue interceptada por un hombre que estaba armado. Este intentó asaltar a la mujer y su padre, Pedro Duarte, se dio cuenta e intervino.
El hombre logró que el asaltante, que sería un vecino y que recientemente había salido de la cárcel, huyera del sitio sin concretar el asalto. Ya al amanecer, Duarte fue hasta la casa de su vecino y le reclamó porqué intentó asaltar a su hija, pero fue emboscado y brutalmente agredido.
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“Mientras estaba hablando con él (presunto asaltante) llegaron otras personas y ahí nos atropellaron. Mi esposa se desmayó, en ese momento la abracé para protegerla de la turba. Sentí como golpeaban y machetearon en la cabeza”, dijo Duarte, en entrevista con canal Trece.
Tras la brutal golpiza, el hombre fue llevado por su familiares hasta el Hospital de Concepción, pero hoy lunes, fue derivado a Asunción para su mejor atención. Sus familiares intentaron realizar la denuncia en la comisaría del barrio San Luis, Fracción Arroyito, pero no recibieron ayuda, por lo que exigen que estas personas sean detenidas porque están causando zozobra en el barrio.
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Luego de 24 años paraguaya se reencuentra con su hija y nieta que estaban en el Líbano
Luego de 24 años, llegó al Paraguay este jueves una compatriota que quedó en el Líbano con su padre y que durante todo ese tiempo nunca volvió a ver a su madre de nacionalidad paraguaya. Ante los conflictos que se reportan en Medio Oriente, se realizó el pedido de repatriación y hoy llegó junto con su hija.
Se trata del caso Aziza hija de Marta Andino, una mujer que hace 24 años vio por última vez a su pequeña hija, luego de una disputa con el padre. Este último las había secuestrado mientras estaban en el Líbano y desde aquella vez perdió contacto con su familia. Hoy, miércoles, se dio un emotivo reencuentro entre las dos mujeres.
“Ella acaba de llegar del Líbano, es Aziza una joven de 27 años, que había sido secuestrada por su padre y se dio el encuentro luego de 24 años. Esta joven llegó con su hija pequeña y pudo reencontrarse con su madre”, dijo la doctora Adela Margarita Paiva, gestora para la repatriación, en entrevista con La Nación/Nación Media.
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Explicó que las gestiones para la llegada de la mujer se iniciaron hace dos meses y que en la fecha se pudo concretar. Hace dos meses la señora Marta recibió un mensaje de su hija y le comentó que su padre las abandonó, que quería poder reencontrarse con su madre como su familia.
“Hoy, después de más de 20 años, una madre puede ver a su hija. Estuve tocando puertas de varias instituciones y así llegué al objetivo”, apuntó. Sin embargo, desde el 2003, cuando Aziza junto con su hermana quedaron en el Líbano y su madre fue deportada, iniciaron estos trámites y durante todo ese tiempo no tuvieron respuesta.
Atendiendo al conflicto que se registra en el Líbano y luego de que una bomba cayera en el edificio donde vivía la joven junto con su hija, decidió que era hora de volver al Paraguay y contactó con su madre. “Hay más compatriotas que deben venir. La guerra en medio oriente es devastadora y el Líbano es el más afectado”, puntualizó.
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De cuando en Europa se propagó la noticia de que en el Paraguay había sido proclamado un rey
- Por Gonzalo Cáceres
- Periodista
- Fotos: Gentileza
Eran tiempos en que España y Portugal buscaban acordar los límites de sus colonias en América del Sur, pero la noticia de que un cura jesuita levantó en armas a los guaraníes causó un revuelo tal que el mismísimo Voltaire lo vio como una oportunidad de hacer dinero.
Sacudidos por las intrigas políticas y las fricciones con las autoridades coloniales, los últimos años del dominio jesuita al frente de las reducciones fueron bastante agitados. Mientras la resistencia de los sacerdotes paraguayos y de los guaraníes amenazaba con hacer fracasar la aplicación del Tratado de Permuta (siete pueblos jesuíticos pasarían a manos de los portugueses a cambio de la devolución de la colonia de Sacramento), surgió en Europa la versión de que los religiosos habían elevado a uno de los suyos a la dignidad de rey.
Ricos, influyentes y con feroces milicias de nativos a su disposición, los jesuitas no tardaron en levantar el recelo de propios y extraños, ganándose poderosos enemigos en América y Europa.
La creencia de un incipiente “Estado cristiano” entre las comunidades guaraníes, fuera del control tanto de portugueses como españoles, despertó suspicacias e intrigas. Cuando se acordó que Portugal devuelva a España la provincia de Sacramento a cambio del territorio cercano al río Paraguay, donde había reducciones con más de 30.000 nativos, los jesuitas se negaron a abandonarlas, iniciándose la guerra entre las tropas hispano-portuguesas y los guaraníes.
Tras estos enfrentamientos, las reducciones no volverían a recuperarse y la reacción jesuita fue tomada como una afrenta a la Corona de España. Los padres fueron acusados de querer acabar con la autoridad del rey.
INICIO DE LOS RUMORES
El 25 de noviembre de 1755, la Gazette d’Amsterdam informaba que un cura jesuita llamado Nicolás había sido coronado “rey del Paraguay” por sus propios compañeros. “Algunas personas de la Corte tienen en su poder monedas venidas del Paraguay, mandadas a acuñar por Nicolás I. Este nuevo monarca es un jesuita que sus cofrades han puesto en el trono y quien seguidamente los echó del país”, relató.
La noticia fue negada por los representantes de la orden a través del padre Carlos Gervasoni, procurador de la Provincia del Paraguay.
La situación escaló porque no tardaron en aparecer los explosivos números de la “Historie de Nicolás I”, la supuesta biografía del ponderado monarca. En tanto, el Mercure Historique et Politique, otro influyente pasquín de la época, aseguró que las monedas eran reales y que eran de oro y plata.
NICOLÁS I
Según Historie, Nicolás Roubiouni nació hacia 1710 en una aldea de Andalucía llamada Taratos, “la cual abandonó a los 18 años tras ser acusado de matar a un hombre”. Al no tener ocupación ni oficio, nuestro protagonista sobrevivió gracias a la caridad de los feligreses instalándose “frente a las iglesias”.
La personalidad altanera y prepotente de Roubiouni le generaría conflictos allí donde iba y le hizo ganar mala fama. Luego de dedicarse al traslado de mercaderías, pasó por Zaragoza y en Aragón, cansado “por años y años de vida errante”, decidió entrar al servicio de la Compañía de Jesús.
Historie alega que Roubiouni contaba ya con 39 años y “arrastrando los vicios de siempre”, a pesar de haber hecho sus votos, contrajo matrimonio con “una joven de 15 años, hija de un comerciante de Huesca, a la vista de toda la ciudad”. Estas versiones llegaron a oídos de los curas jesuitas que, primero, lo enviaron en 1752 “a cuarenta leguas de Zaragoza como portero de un noviciado” para, poco después, dejarlo en Cádiz, de donde partió su misión a las Américas.
Siempre según la versión de Historie, Nicolás Roubiouni se instaló primero en Buenos Aires y allí tomó conocimiento de “un tratado firmado por Madrid y Lisboa (1750) según el cual el rey fidelísimo cedía al rey católico la isla de San Gabriel y la Corte de España entregaba a cambio algunas provincias cercanas al Brasil”.
UN “MALHECHOR”
Historie retrata a Nicolás como un malhechor que prácticamente se valió de la bondad de la Compañía para ganar prestigio, al tiempo de escalar en la organización y hacerse de la influencia necesaria como para ganar espacio en la isla de San Gabriel, donde lideró un salvaje levantamiento de los nativos, para luego hacerse arrogar “el nombre de rey del Paraguay”.
“Los indios, que se creían liberados para siempre de la dominación de los europeos, le dieron el título con gran criterio y vivas demostraciones de alegría. En la misma ocasión se acuñaron varias medallas que han sido vistas con indignación en Europa. La primera de estas medallas representa, de un lado, a Júpiter fulminando a los gigantes, y en el reverso se ve el busto de Nicolás I con estas palabras: Nicolás I, rey del Paraguay. La segunda medalla representa un combate sangriento con los atributos que caracterizan al furor y la venganza. En la orla se leen estas palabras: la venganza pertenece a Dios y a sus enviados”.
Los siguientes números de Historie, divulgados a través de la Gazette d’Amsterdam, relatan que Nicolás I, “animado por esta primera victoria”, volcó sus armas contra el territorio del actual Uruguay, para cuya invasión preparó un ejército de 5.000 guerreros guaraníes. Sin embargo, al verse imposibilitado de marchar, se centró en conquistar otras cuatro reducciones.
Este increíble rumor siguió creciendo al punto de que se menciona que los mamelucos, “asombrados por las victorias de Nicolás I, decidieron ofrecerle la ciudad de Sao Paulo y la Corona imperial”, siendo llamado “Nicolás I, rey del Paraguay y emperador de los mamelucos”.
REPERCUSIONES
El rumor fue de tal magnitud que el mismísimo François-Marie Arouet –el famoso Voltaire– se refirió al asunto en cuatro cartas escritas a lo largo de seis meses (15 de octubre de 1755 - 12 de abril de 1756). En la última de ellas, dirigida a la condesa de Luxemburgo, niega la existencia del rey Nicolás, pero no pierde la oportunidad de analizar el trabajo de los jesuitas y comparar su disciplina con el dominio de Esparta sobre los ilotas.
“¿Es verdad que los jesuitas eligieron a uno de sus padres como rey del Paraguay? ¡Un maldito hereje!”, comentó Voltaire en una carta al banquero Tronchin de Lyon, en la que disponía del uso de sus fondos para financiar un barco llamado Pascal, que sería enviado como parte de la flota del rey de España a las Américas, para aplacar el supuesto levantamiento de Nicolás I.
Las direcciones de Voltaire demuestran cuán seriamente se tomó el asunto en principio. “En cartas que recibo de Buenos Aires se ratifica plenamente que los jesuitas pueden mantener una respetable guerra contra el rey de España”, escribió. Sin embargo, el filósofo anticlerical cambió de parecer con el desmentido publicado en el Avertissment du Libraire, en el que se declaran falsas todas las noticias anteriormente publicadas sobre Nicolás I.
¿MALENTENDIDO?
El misionero austriaco Martín Dobrizhoffer ofrece en su “Historia de los abipones” otra visión de Nicolás I. Según esta, toda la parafernalia se debe a una confusión lingüística. “La palabra guaraní ‘mburuvichá’ significa cacique-capitán, pero también rey. Los españoles de Asunción habían oído hablar del mburuvichá de los indios y estos entendieron que se trataba del rey de los indios. Toda esta fábula merece ser objeto de burla antes que de refutación”, comentó.
Aseguró además que las comentadas monedas acuñadas en oro y plata no podían ser genuinas, pues “el Paraguay carecía de metales preciosos y de casas de moneda”.
El planteamiento de Dobrizhoffer encontró respaldo en la “Breve relación de las misiones jesuitas del Paraguay”, escrita por el general de la orden, el jesuita español José Cardiel, quien dedicó un apartado para las “dudas”.
Aquí incluyó lo de Nicolás I y lo vincula con el cacique Nicolás Ñeenguirú, a quien se presenta como un corregidor “de la reducción de la Concepción, un gran músico y locuaz de facilidad para hacer arengas”.
Cardiel cuenta que Nicolás Neenguirú fue nombrado “comisario general” de su zona en la “época de las rebeliones”, siendo “muy respetado por todos los indios” y “cabecilla de sus tropas (de la reducción, a merced de la autoridad jesuita)”.
INVESTIGACIÓN
El 24 de enero de 1755, un oficial de las tropas españolas de nombre Nicolás Elorduy informó que “por orden del gobernador de Buenos Aires” interrogó a indígenas sobrevivientes de un alzamiento conjunto entre las reducciones de Santo Tomé, Yapeyú, la Cruz y San Borja. Según Elorduy, los nativos dieron fe de que unas tropas llegadas “desde la Concepción” estaban encabezadas por el capitán Nicolás Ñeenguirú”.
Este informe difundió la idea de que la figura de Nicolás I estaba realmente basada en la del cacique Nicolás Ñeenguirú, quien para ese entonces “gozaba de fama y respeto entre las naciones guaraníes”.
Por la misma época, el padre Florian Paucke informó a sus superiores que conoció al mismísimo Nicolás Ñeenguiró, quien no era más que “el jardinero del padre Tuk”.
“Hubo un Nicolás Ñeenguirú, indio del pueblo de la Concepción que en las turbulaciones de 1754 y 1755 mandaba a otro llamado Sapé á los indios alzados por los padres. Más jamás tuvo tal arrojo de tomar dictado de Nicolás I, pues fue un infeliz mandatario de los jesuitas y se volvió á su casa tranquilamente, como ellos y sos (sus) parciales, pasadas aquellas resistencias, suscitadas por la Compañía para oponerse á las órdenes del rey”, conforme se constata en la Colección General de Documentos y la Causa Jesuítica.
LA EXPULSIÓN
En 1767, el rey Carlos III de España decretó la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de la Corona. Muchos de los misioneros volvieron a sus respectivas sedes. Tras los procesos correspondientes, los jesuitas expulsados del Paraguay atacaron a quienes propagaron los rumores y negaron su participación en los alzamientos de las reducciones.
La investigación de la orden, acompañada por la autoridad papal, encontró evidencias que hacían suponer que “los padres proporcionaron pólvora, distribuyeron armas, dirigieron la construcción de cañones, realizaron negociaciones con indios infieles e instruyeron a los indígenas (en tácticas militares)”.
“En ocasiones, las tropas indígenas obtuvieron la victoria con el comando directo de los padres”, por lo que los investigadores dedujeron que Nicolás I, o Nicolás Ñeenguirú, fue una invención de los sacerdotes para hacer de chivo expiatorio con el fin de escapar del castigo por sus acciones contra la reputación de la Compañía y la autoridad de la Corona.
El historiador inglés Robert Southey afirmó haber leído en 1817 en Ginebra un compilado de la “Historia de Nicolás I”, calificando la obra de “producto de un ignorante que esperaba ganar unas monedas con ella”. Southey entendió que todo se trató de “un movimiento mucho más amplio contra la Compañía de Jesús para desacreditarla ante los reyes de España y Portugal” a fin de expulsarlos y hacerse con sus propiedades, lo que efectivamente terminó ocurriendo.
Por su parte, el renegado jesuita Bernardo Ibáñez, expulsado de la Compañía y luego acérrimo enemigo de la misma, señala que fueron los jesuitas mismos quienes “crearon la fábula del rey Nicolás I para evitar que se supiera que eran ellos los únicos autores de la resistencia de los pobres indios”.
Sea como sea, lo único cierto es que, entre la enorme ola de rumores, quedó sin clarificar si el caso se trató de una campaña de desprestigio, una vendetta de los esclavistas, una ocurrencia de los hacendados o una invención de los propios padres jesuitas.
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El Rey recibe cartas credenciales del nuevo embajador paraguayo en España
El nuevo embajador de Paraguay ante España, Justo Pastor Apodaca Paredes, presentó ayer lunes sus cartas credenciales al rey Felipe VI, en un acto desarrollado en el Palacio Real de Madrid. Posterior a la ceremonia en que también se oficailizaron a los representantes de Egipto, Catar, Australia, Paraguay, Perú y Palestina; el diplomático paraguayo y el monarca mantuvieron una reunión donde conversaron sobre las excelentes relaciones bilaterales, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
El rey Felipe VI recibió las cartas credenciales de seis embajadores acreditados en España, incluido el embajador de Palestina, que ha vuelto a cumplir con este acto protocolario tras haber cambiado su estatus como resultado del reconocimiento del Estado palestino el pasado mes de mayo. El primero en acudir al Palacio Real, donde se ha venido celebrando esta ceremonia casi inalterada desde el siglo XVII, ha sido el nuevo embajador de Egipto, Ehab Ahmed Badawy.
Tras él, ha sido el turno del de Qatar, Salem Mubarak al Shafi, seguido por la nueva embajadora de Australia, Rosemary Ann Morris-Castico. A continuación, ha acudido a presentar el documento por el que se oficializa su cargo el nuevo embajador de Paraguay, Justo Pastor Apodaca Paredes, y tras él ha acudido el de Perú, Luis Carlos Antonio Iberico Núñez. El último en llegar al Palacio Real ha sido precisamente el embajador palestino, Husni Abdel Wahed, quien ya había cumplido con esta formalidad como jefe de la Misión Diplomática de Palestina el 19 de mayo de 2022.
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El reconocimiento de Palestina como Estado el pasado 28 de mayo elevó el rango de la representación diplomática en Madrid al de Embajada, después de que en 2010 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la hubiera reconocido como misión diplomática. Con ello el representante palestino pasó a ser tratado como embajador, a presentar cartas credenciales ante el Rey y a asistir a la recepción del Cuerpo Diplomático, como hacen el resto de embajadores.
Felipe VI ha recibido de todos los embajadores las cartas que les acreditan como representantes de su país en España, por lo que a partir de ahora podrán acudir a actos oficiales. Además, ha mantenido con todos ellos un breve encuentro, acompañado para la ocasión por primera vez por el nuevo subsecretario de Exteriores, Xavier Martí.
Con información de Europa Press.
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