Gloria, decadencia, redención y -el boxeo obliga- ahora el regreso. La convulsa vida del ex campeón de peso pesado Mike Tyson le llevará de nuevo a subirse al ring a los 54 años por una buena causa.

Con una trayectoria más dramática que las películas de "Rocky Balboa", Tyson se pondrá de nuevo los guantes en septiembre, 15 años después de su última y patética derrota ante un irlandés desconocido, Kevin McBride.

Por entonces "Iron Mike" tenía 39 años y hacía tiempo que no honraba ese apodo ganado durante su férreo dominio de la categoría reina del boxeo.

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Su ascenso a la cima fue meteórico. Entre el 6 de marzo de 1985 y el 6 de septiembre de 1986, apenas 18 meses, libró sus primeras 27 peleas profesionales, todas con triunfo, 15 de ellas en el primer asalto.

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En la siguiente noqueó al canadiense Trevor Berbick y se convirtió en el boxeador más joven de la historia en conquistar el título mundial de pesos pesados, con 20 años, 4 meses y 23 días.

Durante más de tres años, su mirada de tiburón, su fenomenal poder de golpeo y su furia salvaje inspiraron temor en todos sus oponentes.

"No sabía hacerlo de otra manera. Estaba loco, me sentía como un rey bárbaro que se había propuesto conquistar el Imperio Romano", recuerda sobre este período en el que también apareció en los titulares por su divorcio de la actriz Robin Givens, quien lo acusó de violencia conyugal.

Mordisco en la oreja

Nacido el 30 de junio de 1966, el joven Michael fue criado por su madre en el humilde barrio de Brownsville (Brooklyn, Nueva York), conocido por su alto índice de criminalidad.

Su afición de niño por las palomas le condujo a su primera pelea, cuando le dio una paliza a un joven de mayor tamaño por robarle una de las aves y arrancarle la cabeza.

"Fue entonces cuando me di cuenta de que podía ser el centro de atención. Se sintió bien ganar. Todo el mundo estaba gritando, aplaudiendo. He vivido con ese aplauso todos estos años", dijo a la revista Details.

Delincuente callejero desde los ocho años, Tyson ya contaba con 38 arrestos cuando a los 13 años el entrenador de boxeo Cus d'Amato lo tomó bajo su ala como un padre adoptivo y comenzó su ascenso imparable en este deporte, asociándose después con el famoso promotor Don King.

Pero en febrero de 1990, en Tokio, sufrió una sorprendente derrota por nocaut a manos de James "Buster" Douglas acelerando su particular descenso a los infiernos.

Dos años después fue condenado por la violación de una reina de belleza y estuvo en prisión hasta 1995.

Su vuelta al ring fue victoriosa pero poco convincente, ya que recuperó sus títulos contra rivales modestos, y en 1996 los perdió de nuevo a manos de Evander Holyfield.

La revancha en 1997 entre ambos púgiles, una de las mayores rivalidades de la historia del boxeo, resultó tragicómica. Tyson mordió a Holyfield en una oreja hasta arrancarle un pedazo, una imagen que dio la vuelta al mundo y que le acarreó una suspensión.

Depresión y adicciones

En un nuevo regreso en 2002, Tyson no pudo lograr la meta de coronarse campeón del mundo en tres decenios diferentes, al caer con el británico Lennox Lewis.

Arruinado y ahora con un tatuaje tribal alrededor de su ojo izquierdo, Tyson dio por finalizada su carrera en 2005 con un balance de 50 victorias (44 KO) y seis derrotas.

Alejado del ring, su caída fue inexorable, marcada por la depresión, las drogas (cocaína) y varios arrestos. "No tengo ni idea de quién soy", declaró al The New York Times. "Toda mi vida he estado bebiendo, drogándome, festejando, y de repente todo se detiene. Nunca pensé que viviría hasta esta edad".

En 2009 se casó con Lakiha Spicer, su tercer matrimonio, justo después de la muerte accidental de uno de sus siete hijos.

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En los últimos años apareció en películas (“Very Bad Trip”) y se subió al escenario para un exitoso espectáculo en el que relata al público los altibajos de su vida.

También hizo una serie de confesiones públicas como la de haber sido violado a siete años y padecer bipolaridad.

En los últimos tiempos se involucró en el negocio legal de la marihuana terapéutica y, con la irrupción de la pandemia de COVID-19, otro virus lo alcanzó de nuevo: el del boxeo.

El combate de exhibición que le enfrentará en septiembre con Roy Jones Jr. no servirá en esta ocasión para pagar sus deudas, ha prometido, sino para recaudar dinero para fines caritativos.

"Voy a ayudar a las personas sin techo y a los adictos. Porque yo he estado sin hogar y he sido un adicto", afirmó. "Sé lo difícil que es. No hay tanta gente que pueda sobrevivir como yo lo hice".

Fuente: AFP.

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