Un artículo de opinión del afamado periódico estadounidense The New York Times, publicado hoy a las 3:13 a.m, se viralizó rápidamente. Y, no era para menos, está escrito por la duquesa de Sussex y esposa del príncipe Harry de Inglaterra, Meghan Markle, quien en un emotivo relato revela: “sabía, mientras abrazaba a mi primogénito, que estaba perdiendo al segundo”.

El material, titulado “Las pérdidas que compartimos”, detalla el duro momento que vivió la exactriz de cine junto a su familia y que le llevó a pensar que quizás la curación empieza preguntándose algo tan simple como ¿estás bien?

Markle, quien se define como madre, feminista y abogada, cuenta cómo perdió a su segundo hijo y lo que significó para ella y su esposo. Dice que era una mañana de julio como cualquier otra, que empezó el día preparando el desayuno, para luego alimentar a los perros, sin imaginar lo que pasaría después.

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Tras hacer varias otras cosas, se dirigió hasta la cuna de su hijo, Archie, lo sacó y le cambió el pañal. Al rato, sintió un fuerte calambre y cayó al suelo con él, tarareando una canción de cuna para que ambos mantuvieran la calma, sin embargo, ella sentía que algo no estaba bien.

“Sabía, mientras abrazaba a mi primogénito, que estaba perdiendo al segundo. Horas más tarde, yacía en una cama de hospital, sosteniendo la mano de mi esposo”, describe la duquesa que hoy vive junto a su familia en Estados Unidos, tras una corta estancia en Canadá.

El artículo completo es extenso y cuenta parte de lo vivido por la pareja cuando aún cumplía con sus obligaciones monárquicas, pero hace hincapié en un momento en especial, cuando un periodista le preguntó a Markle: “¿Estas bien?”.

En aquella ocasión, la duquesa respondió “gracias por preguntar, no mucha gente me ha preguntado si estoy bien”, y hoy, tras lo vivido, concluye que responder honestamente no fue lo que más le ayudó, sino la pregunta en sí.

Llegó a esta reflexión tras encontrarse “sentada en una cama de hospital, viendo cómo se rompía el corazón de mi esposo mientras trataba de sostener los pedazos rotos del mío, me di cuenta de que la única forma de comenzar a sanar es preguntar primero: “¿Estás bien?”, dice la exactriz para contextualizar lo que vivió y cómo enfrentará su pérdida.

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