La artista canadiense reaviva su carrera en solitario y nos presenta un nuevo disco: ‘The Crowned’. Un sofisticado culto a sus raíces a través de un pop con aires de soul, de lo cual conversó largo y tendido.
Por: Luis Ríos
La voz única de esta artista oriunda de la ciudad más poblada de la Columbia Británica es admirada en todo el mundo. Incluso en un pequeño país en el corazón de América del Sur. “Soy terrible para recordar los nombres de los artistas en general, ya sean de Paraguay o de otros lugares. Por lo que existe la posibilidad de que me encante la música de algún artista de Paraguay, pero simplemente no sepa su nombre”, bromea.
Lo que parecía solo un chiste para romper el hielo en la conversación, en realidad le despertó curiosidad y fue más allá. “Acabo de buscar en Google: ‘Cocina paraguaya’ y puedo respaldar al 100% todo lo que acabo de leer. Estoy bastante segura de que alguien en Paraguay puede y necesita invitarme a comer y yo les pagaré con música. ¿Les parece buen negocio?”, invita.
La historia de Ché Aimee Dorval es bastante particular. Ella creció en Vancouver, Canadá, con su madre, un montón de tías hippies, tíos rockeros y una extensa y colorida familia. Su infancia estuvo rodeada de constante creatividad y aventuras, dándole un fuerte sentido de individualismo que la llevó a tocar en los escenarios de club locales de su ciudad natal.
“Mi infancia fue realmente hermosa y eso es gracias a mi madre y mi familia extendida. Son un grupo maravilloso, extraño y ecléctico. ¡Hay muchas historias que podría contar! Por mucho que odiara crecer, Vancouver era un gran lugar para hacerlo. En ese entonces, se sentía más como un pueblo pequeño, lo suficientemente grande como para ser interesante pero no abrumador”, recuerda.
Influencia multicultural
Creció siendo una de las únicas personas afrodescendientes en su barrio, lo que a veces podía resultar extraño y difícil para una niña que solo quería encajar. Aunque insiste que en el área donde vivía, eso no era realmente un problema. “Vivíamos frente a los proyectos -construcciones- en un viejo dúplex que extraño hasta el día de hoy. Tuvimos mucho amor y mucha suerte, mi madre era imparable”, reconoce.
Pasaron de vivir de la asistencia social a que su madre se ponga al frente de una oficina sindical. Nunca les faltó nada a ella ni a sus hermanos. “También fui criada por mis tías y tíos que eran/son personas hermosas, creativas y musicales. Hubo muchos campamentos, cantos y salidas con Drag Queens. Me encantó todo eso durante cada segundo”, recuerda.
El nombre que eligió su madre para ella tampoco es casualidad. “Mi madre me puso el primer nombre por el ‘Ché’ Guevara porque dice que una mujer debe tener un nombre fuerte para estar a la altura. ¡No hay excusas! Era una madre soltera que recibía asistencia social con una niña mitad afrodescendiente, mitad blanca en una ciudad predominantemente blanca y sabía que el camino por delante tendría sus desafíos”, relata.
Por lo que todas sus acciones, incluido el nombre de su hija, se basaron en la resiliencia y la fuerza. “Mi segundo nombre, Aimee, es el segundo nombre de mi abuelo y en francés significa ‘Amado’ o ‘Amigo’. Y mi apellido Dorval es uno muy común en Quebec, uno de los principales centros franceses de Canadá. ¿Hablo francés con un nombre así? No. ¿Estoy avergonzado? Sí”, relata entre risas.
Ella vivió la vida de un trovador y al volverse adulta, se vio envuelta en la escena musical independiente de Toronto. “Cuando era niña, escuchaba mucho Fleetwood Mac, Queen y Ace of Base. A medida que crecía y buscaba mi propia música, me metí profundamente en la música alternativa de los 90. Estaba alucinando en Garbage, Silverchair y Alanis Moriesette”, señala.
Conforme pasaba el tiempo, iba descubriendo más cosas. “Después eso se transformó en una obsesión con Cat Power, Jeff Buckley y Nick Drake. En la siguiente etapa me llagaron Zero 7 y Portishead, toda la escena del trip hop, así como la del hip hop de la vieja escuela. En resumen, es un poco de todo”, dice sobre sus influencias.
La música como forma de ganarse la vida
A medida que crecía y extendía sus alas, la música la llevó por todo el mundo, tanto como solista como con su banda aclamada por la crítica ‘Casualties of Cool’, un grupo conjunto con el gigante del metal progresivo Devin Townsend, con quien recientemente colaboró nuevamente en su último álbum ‘Lightwork’ junto a Nile Rodgers.
“Supongo que comencé a tomarlo realmente en serio después del primer disco de Casualties, en 2014. Antes de eso, me gustaba definirme como artista, pero estaba más interesada en experimentar la vida y todo lo que tenía que ofrecer en lugar de centrarme en la música y a dónde me podía llevar. En ese entonces solo escribía y tocaba sin ningún objetivo real porque es lo que hago y me hace sentir bien”, reflexiona.
El nombre de Devin Townsend es uno muy importante en la música pesada. El vocalista y productor canadiense de metal progresivo con influencias del free jazz, blues, la música industrial y la música clásica, es el fundador de la banda de metal extremo Strapping Young Lad y ha publicado varios álbumes bajo los nombres de Devin Townsend, Ocean Machine, The Devin Townsend Band y Devin Townsend Project.
Sobre trabajar con él, Dorval asegura que es genial. “Cuando trabajo con Devin, somos dos personas que se unen y crean algo a lo cual nunca hubiésemos llegado solos. Ambos hemos sido bastante reacios a coescribir con otros en el pasado, pero de alguna manera decidimos arriesgarnos el uno con el otro en Casualties of Cool. Para mí, cambió por completo la forma en que me sentía acerca de hacer colaboraciones”, admite.
Cuando no hay nadie detrás suyo ni micro-gestionando las decisiones creativas, la escritura en equipo puede ser sencilla y verdaderamente agradable. Simplemente se siente como compartir y conectarse. “Él compartía conmigo y yo compartía con él. Lo que sea que le presentáramos al otro, simplemente lo disfrutábamos y lo añadíamos en lugar de tratar de moldearlo en lo que hubiéramos hecho”, detalla.
La mano amiga
Devin es un mentor, un amigo, una caja de resonancia y un hombro para Ché. “Cuando empezamos a trabajar juntos yo era una persona muy insegura y temerosa, sobre todo a la hora de compartir algo musical. No confiaba en el mundo y no confiaba en mí misma. A veces necesitas que te tomen de la mano y que alguien te muestre el camino con delicadeza. Devin lo hizo conmigo. Él es familia”, destaca.
Townsend fue descubierto por una discográfica en 1993 y fue llamado para ser la voz líder en el álbum Sex & Religion de Steve Vai. Después de grabar y salir de gira, Devin se desalentó por lo que encontró en la industria musical, por lo que empezó a desarrollar su carrera de forma autogestionada.
“Luchó por lo que tiene y por dónde está ahora. Trabajó duro y creía en sí mismo. A lo largo de los años, eso me inspiró a hacer lo mismo”, admite Ché.
Sobre si el dúo de country rock que ambos llevaron adelante y tiene un disco, se vuelva a reformar, ella cree que es posible y que le gustaría, pero “en este momento mi enfoque es compartir quién soy independientemente de eso. Casualties of Cool es mi corazón y no puedo esperar para comenzar de nuevo ese proyecto. Cuando lo haga, ¡lo gritaré desde las cimas de las colinas! Pero en este momento, estoy enfocada en mostrarte quién soy”.
En cuanto a la influencia del prolífico músico en su carrera solista, Dorval dice que su nuevo lanzamiento justamente trata de apartarse de la sombra de otras personas en general y confiar en ella misma y en su propia creatividad. “He mantenido intencionalmente este lanzamiento muy separado de ese mundo y si alguien entiende eso es Devin”, advierte.
Después de lo hecho con Strapping Young Lad y Steve Vai, Devin tuvo que luchar para ser aceptado y reconocido como el genio creativo independiente que es hoy. “Él me apoya en todo lo que hago y yo hago lo mismo por él porque ahí hay respeto mutuo, aprecio y amor”, atesora.
De igual forma, cuando se trabaja con alguien que ya tiene una gran cantidad de éxito, puede quedar eclipsado por esos quilates. “Todo lo que hagas después, siempre se volverá sobre ellos y tendrás que luchar duro para demostrar que eres más que eso. Que realmente eres tú mismo y siempre lo has sido. Tienes que volver a presentarte al mundo”, recalca. Eso es lo que su nuevo álbum significa para ella.
“The Crowned”: su tercer disco solista
Ché Aimee Dorval lanzó su nuevo disco el pasado 19 de enero, En él la encontramos en su momento más ambicioso y sociable. Muestra un lado de ella que rara vez se ha visto antes. “Soy yo presentándome al mundo como una artista independiente, creativa y segura de sí misma que tiene su propio mensaje y su propio viaje independiente de sus éxitos pasados”, sostiene.
La confianza y la determinación palpitan a través de las canciones, señalando el nacimiento de una nueva era para Ché. Inspirada por su amor por el trip hop, la folktronica y el soul, The Crowned tiene la firma de Ché y alcanza nuevos ambientes sónicos. “En esencia, este disco se trata de entrar en tu propio poder, ya sea ese poder la confianza, la vulnerabilidad, decir la verdad o lo que sea”, afirma.
Estos últimos años, confiesa que ha llegado a conocer mejor a sí misma y a determinar muy claramente lo que quiere en la vida. Cree que eso es finalmente lo que se refleja en su música. “Hay una energía en estas canciones que no he podido aprovechar hasta ahora. Se siente muy bien”, resume.
“Mi música refleja dónde estoy personalmente y en el pasado hubo muchos lamentos y examen de conciencia. Creo que eso es muy evidente en mis lanzamientos anteriores. Entonces, este disco se trata de mantenerse firme en lo que eres, sin importar cómo te sientas y mostrárselo al mundo. También se trata de experimentación musical y de salir de mi zona de confort. ¡Estoy emocionada de que finalmente esté viendo la luz del día!”.
Sobre lo que la motiva a hacer música, expresa que es algo muy simple: “Hacer música me mantiene atada a la tierra y me mantiene cuerda. Así que detenerme o tomarme un descanso no ha sido realmente una opción para mí. Algunas personas meditan, otras hacen ejercicio para mantenerse bien. Yo en cambio, escribo y canto.
Es mi forma de trabajar con lo que sea que me encuentre en la vida. ¡También es la más divertida! No hay nada como eso”.
Trabajar con Bob Rock
Antes de la pandemia, Ché se encontraba trabajando con Bob Rock, quien produjo la mitad del disco. Una vez que el mundo salió del confinamiento, Ché produjo por sí misma el resto. Estamos hablando del mismo productor conocido por darle un sonido más comercial y diferente a bandas como Metallica o Mötley Crüe.
De hecho, fue productor de Metallica durante 16 años. Con ellos produjo el éxito mundial con el álbum homónimo de la banda (más conocido como The Black Album) y los discos que lo sucederían, que son Load (1996), ReLoad (1997), Garage Inc. (1998), S&M (1999) y St. Anger (2003). También es uno de los protagonistas del documental “Some Kind of Monster”.
“Bob es otro genio creativo que te permite ser quien eres y, sin embargo, sabe cómo sacar lo mejor de ti. Es un productor increíble y un compositor aún mejor. No creo que mucha gente sepa eso. Bob fue la segunda persona con la que colaboré. Él y yo intercambiamos ideas musicales de 2016 a 2020 y escribimos juntos algunas canciones verdaderamente hermosas. De las cuales, siete están presentes en este disco”.
Ché cuenta que aprendió mucho sobre la composición de canciones con este productor. En el pasado, cuando escribía una canción y tan pronto como estaba “terminada”, ella la dejaba de lado y pasaba la página a otra cosa. Al momento de ir al estudio y grabarla, se sentía incómoda porque ya no tenía las mismas sensaciones sobre esa canción porque nunca se la pensó y escudriñó a profundidad.
“Bob me animó a seguir trabajando en esa canción hasta el día en que tuve que sentarme y ponerla en un disco. Gracias a eso pude organizar mis ideas y pensamientos y expresar de forma lírica lo que exactamente estaba tratando de transmitir. También me animó a tocar la guitarra y a dejar de esconderme detrás del mantra de: ‘soy terrible con la guitarra’”, afirma.
Gracias a todo eso, este disco cuenta la historia de la evolución de una artista y su crecimiento. “Bob me animó mucho a todo esto. Es una persona hermosa y un alma increíblemente talentosa y estoy muy feliz de conocerlo”, manifiesta la artista.
La importancia de la familia en el proceso
La familia ha adquirido de nuevo protagonismo como educadora debido a la situación de pandemia y al confinamiento. También ha servido como elemento de vinculación para renovar la confianza en uno mismo y en los que viven bajo el mismo techo. Por supuesto, todos estos procesos desencadenan en inspiración creativa para un artista.
En el caso de Ché Aimee Dorval, su familia lo es absolutamente todo para ella y se siente muy afortunada de haber podido sumar a ella a su esposo Sam, quien es tanto el amor de su vida como un fiel colaborador musical y un compañero de banda cuando debe tocar en vivo. “Eso ha hecho toda la diferencia. Hacer de la música tu vida puede ser abrumador y aterrador, pero cuando te embarcas en el camino con alguien a quien amas, se convierte en un juego divertido en lugar de solo un factor estresante”.
Este gran equipo no estaría completo sin alguien fundamental para que todo funcione ordenadamente. “Mi familia no estaría completa sin Rufus, nuestro Rottweiler, quien, como le recuerdo a Sam todos los días, es un rey. Solo somos sus sirvientes”, afirma la intérprete con mucho amor.
“Estás viendo a una mujer quien todavía tiene el sentido del individualismo inculcado por su familia, ahora combinado con una visión que crece constantemente. Una verdadera artista como buena definición de la palabra, un producto de la pasión y de la curación”, cierra la artista.