Por sus nutrientes la OMS la catalogó como un “superalimento” y está indicado para personas celíacas porque no tiene gluten, así como también para quienes padecen de diabetes gracias a su bajo índice glucémico.
La quinoa es un pseudocereal que ganó mucha popularidad en los últimos años. Cada 100 gramos aporta 16 gramos de proteína vegetal -en este sentido supera a todos los cereales-, grasas insaturadas, omega 3, y 6, mucha fibra y minerales como el hierro, potasio, magnesio, fósforo, ácido fólico y vitamina D.
Es idóneo para bajar de peso porque se trata de un carbohidrato complejo, su contenido alto de proteína la hace ideal para las personas que siguen planes vegetarianos y veganos. Además, contiene propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y previene el estreñimiento.
¿Cómo se prepara?
Lo primero que hay que hacer es lavarla bien, de esta manera se retira su compuesto de saponina que le da un sabor amargo. La manera más rápida y sencilla de cocinarla es hirviéndola. Por cada vaso de quinoa se debe agregar dos vasos de agua y un poco de sal. Una vez que rompa el hervor, se tapa para que se cocine durante 15 minutos. Una vez cocida, doblará su tamaño y quedará tierna.
Otro método que le brinda más sabor es reemplazar el agua por un caldo de verduras. El único detalle es que se debe cuidar la sal con este tipo de cocción. Los caldos de verduras industriales tienen mucho sodio, por lo que deberás cuidar los agregados.
¿Cómo consumirla?
Es el reemplazo perfecto de los carbohidratos en un plato. Por ejemplo: si consumis una ración de proteína animal, verduras mixtas y 100 gramos de carbohidratos, podés usar quinoa en vez de batata, papa o arroz.
También es excelente para ensaladas, caldos, guisos, croquetas y reemplazar la galleta molida o la avena en preparaciones de hamburguesas de legumbres. Su sabor es muy versátil y se adapta muy bien a otros ingredientes.