El auge de creadores de contenido hizo que las redes sociales se llenaran de todo tipo de temas. Desde consejos culinarios, challenges, educativos hasta los motivacionales. Y de esto último se trata el hashtag ThatGirl que te contamos a continuación.

Por: Natalia Delgado

A más de una vez le habrá pasado estar explorando TikTok o Instagram y que aparezca un video donde una joven empieza diciendo: “Acompáñame un día en mi rutina”. Durante el tiempo que dura el reel la joven aparece mostrando todas sus actividades cotidianas.

Desde el amanecer haciendo yoga, bebiendo un jugo detox, yendo al gym, luego al trabajo, almorzando un menú súper fresco y sano, incluso yendo al salón de belleza y, por último, en una reunión con amigas. Este es un ejemplo de los millones de videos que hay de este tipo con el hashtag #ThatGirl.

Esta tendencia se convirtió en un fenómeno viral en las redes sociales, solamente TikTok cuenta con más de cinco billones de búsquedas, pero, ¿qué tienen de especiales? La mayoría de los creadores de contenido buscan convertirse en influencers, se ingenian para captar la atención de los internautas, que los sigan y vuelvan para más contenidos.

El objetivo de esta tendencia es simple y clara: motivar. Todos pasamos por diferentes procesos, hay días que cuestan más que otros y el hecho de ver a alguien “construyendo su mejor versión”, puede servir de impulso para adoptar mejores hábitos, llevar una rutina más disciplinada, pero por sobre todo, marcar objetivos y lograrlos.

“That Girl” significa “esa chica”, es decir, alguien diferente o que hace algo distinto al promedio. ¿Qué puede tener de malo? Bueno, como toda corriente viral, también recibió sus críticas. Más que nada en el sentido de “no ser realista” y también por el lado de la autoexigencia.

Es por esto, que muchas usuarias siguen la misma corriente pero mostrando otras facetas de lo cotidiano. Incluyen frases motivacionales, rutinas de cuidado y también se muestran en sus facetas tristes, cansadas o simplemente disfrutando de un “me time”.

Básicamente, lo que empezó mostrando una “rutina perfecta”, se convirtió en una moraleja de que debemos buscar nuestra mejor versión, pero haciendo lo que podemos, con lo que tenemos y disfrutando el proceso.

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