Este estilo deriva del athleisure, que combinaba lo atlético con el ocio, sin embargo, en esta corriente la ropa deportiva y las firmas de moda se fusionan para crear outfits de lujo.

Era de esperarse que el estilo deportivo se convirtiera en tendencia y encontrara un lugar, no solo en las calles sino también en las pasarelas más importantes. Y para entender un poco más del Athluxury, debemos regresar a las bases, específicamente al 2016 cuando el “athleisure” alcanzó un lugar destacado en los trends de moda.

Los looks ochentosos con hoddies grandes, ciclistas, blusas cortas y zapatillas deportivas empezaron a destacar tanto en las calles como en las redes sociales. Pero no fue hasta que Gigi Hadid, Kendall Jenner y Hailey Bieber, entre otras, se mostraron cotidianamente con prendas de este estilo que el athleisure tuvo su “boom”.

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Las marcas que acuñaron este oleada fueron Under Armour, Champion y Adidas, luego UA colaboró con Tim Coppens, diseñador líder de la ropa masculina, Champion se cotizó al nivel de Supreme y Adidas se asoció a Alexander Wang para una cápsula unisex de 84 piezas.

El resultado de estas alianzas no tardó mucho en llamar la atención de marcas como Versace y Tory Burch, quienes fueron los primeros en ofrecer ropa deportiva práctica, pero elegante. Estas serían las bases del athluxury.

Lo que vino después ya fue un juego de colores, diseños, texturas y tamaños. Todos versátiles y elegantes. Lo más reciente se pudo apreciar en las pasarelas de Vogue World. Desde remerones XL convertidos en vestidos de Victoria Beckham, polleras con tablas de tenis a la altura de las rodillas de Miu Miu y camperas de Sanit Laurent.

Dior y Louis Vuitton se animaron a crear prendas híbridas de moda-deporte. Jugaron con los típicos diseños de las camisetas de rugby para convertirlos en vestidos de noche con zapatos altos. Sin olvidar tampoco todos los aportes de Adidas en colaboraciones con Gucci, Balenciaga y Wales Bonner.

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