Su belleza es tan efímera que si no se las cuida, tienden a marchitarse muy pronto. Por eso, ya sea que te hayan regalado un hermoso arreglo floral o te guste decorar tu casa con flores frescas, te compartimos algunos consejos para disfrutarlas más tiempo.
Los cuidados inician al momento en el que las flores llegan a casa. Es importante que no estén mucho tiempo sin hidratación o expuestas al sol directo. Apenas recibas el ramo, retiralas del envoltorio y ponelas en un jarrón con agua.
Ramo
Los arreglos vienen envueltos en diferentes tipos de papeles, que cumplen la función de darles soporte, pero ni bien se pueda hay que retirarlos para que respiren. Una vez en el jarrón, cortá los tallos en diagonal para favorecer la absorción del agua. Los tallos deben quedar sumergidos y, lo ideal, hasta cerca de la boca del jarrón.
Limpieza
Además de cambiar el agua, primero debemos retirar las hojas -si es que tiene- en los tallos, también cualquier porosidad o estructura que haya cambiado de color. En el caso de las flores, siempre es bueno retirar los pétalos que ya se hayan marchitado. Esto le dará un aspecto prolijo y ayudará a que se oxigenen mejor las flores que quedan.
¿Cuántas veces se cambia el agua?
En épocas de frío, hay que hacer el cambio cada dos o tres días, caso contrario se debe limpiar el jarrón y cambiar de líquido todos los días. Un factor que influye también es la especie: las rosas o girasoles necesitan el cambio varias veces al día. Podes agregarle un chorrito de agua tibia en el jarrón para que resuciten. Los pétalos no se deben mojar, sino se pueden pudrir. También que al agua del jarrón conviene agregarle unas gotas de lavandina para eliminar bacterias.
El jarrón
No solo debe ser bonito, también debe tener ciertas características: proporciones justas de largo y ancho para que las flores queden bien y no se desarmen al apoyarlas. También debe ser suficientemente largo como para que los tallos queden sumergidos. Recordá siempre que un jarrón limpio y agua fresca mantendrán tu ramo longevo.
Ubicación
Donde exhibirlas es otro gran detalle. El lugar debe tener las condiciones idóneas de temperatura y luz natural. No debe recibir el sol directo, ventosas o cambios de temperatura muy bruscos, por ejemplo: el aire acondicionado.
El ambiente tampoco debe ser seco. La mayoría de los hogares cuentan con climatización y el problema con las flores -además de lo mencionado antes- es que el aire acondicionado quita la humedad del lugar y esto favorece a que se marchiten. Como solución, se puede pulverizar agua sobre ellas varias veces al día y revertir este efecto.