Las semillas de lino son un buen complemento en la dieta. Aportan omega 3, vitaminas y minerales, protegen al corazón y al sistema digestivo, pero sus beneficios no terminan ahí. Si lo usamos para cuidar el cabello podemos obtener grandes resultados.
Al ser un alimento rico en componentes esenciales como los ácidos grasos, vitaminas y minerales fortalece el cabello de la raíz a las puntas, mejora la elasticidad y previene la caída prematura de las fibras capilares, también es muy efectivo para tratar problemas en el cuerpo cabelludo.
Se puede aprovechar tanto en su consumo regular como en la aplicación directa sobre la melena. Su aporte de vitaminas B, E, manganeso, cobre y omega 3 ayudan a fortalecer los folículos y a prevenir la caída prematura de las hebras capilares, también le brindan elasticidad y evitan que se quiebre con facilidad o las puntas abiertas.
Si tu cabello está seco, ya sea porque lo decoloraste o utilizas con frecuencia secador, planchita o buclera, la semilla de lino te ayudará a recuperarlo y protegerlo de los factores externos. Sus compuestos sellan las fibras y ayudan a mantener su humedad natural.
Es excelente para combatir el cabello graso, ya que el agua o gel de este alimento sobre el cuero cabelludo equilibra el pH natural de la piel evitando el exceso de sebo, por otro lado también elimina la caspa, los eccemas y alivia el escozor producido por esta afección.
Su aporte en vitamina E también promueve el crecimiento, así que si estás en plan de dejar crecer tu cabello, que tenga un aspecto saludable y brillante, el lino es ideal para esta función.
Para quienes tengan rulos, el gel de linaza es una alternativa ideal para formar las ondas, basta con aplicarlo al finalizar el lavado y peinar para darle la forma deseada, además que se estará aprovechando el resto de sus bondades.
¿Cómo se usa?
Se puede optar por productos que tengan entre sus compuestos lino, también se puede adquirir el aceite preparado, aplicar sobre el cabello y el cuero cabelludo como tratamiento y dejarlo actuar durante algunas horas para luego enjuagar y repetir el procedimiento varias veces a la semana.
Si querés probar el gel, su elaboración es muy sencilla. Basta que pongas a hervir 1 litro de agua y tres cucharadas de semillas de lino, dejá que se cocine hasta que la linaza suelte sus propiedades y el agua se torne “gelatinosa”.
Una vez listo retirá del fuego, dejá que se enfríe y después colá. Colocá el líquido espeso en un pulverizador y aplicá desde la raíz a las puntas luego de cada lavado.