No siempre se cuenta con el tiempo o la energía para mantener la casa impecable, pero el desorden tiene varios impactos negativos sobre nuestra salud física y emocional.
Existen personas que tienen tendencia a desacomodar todas las cosas que estén a su paso y no lo hacen de manera consciente, mientras que otras no pueden estar tranquilas si hay desorden en sus espacios. Se dice que el hogar es el reflejo de quien la habita, y existe algo de verdad en ello.
Puede que las personas introvertidas sean un poco más despistadas con el orden, esto se debe a que le prestan más atención a lo que sienten y piensan que a su alrededor, mientras que las extrovertidas se conectan con su entorno y suelen ser más disciplinadas.
El desorden afecta al subconsciente más de lo que se cree, los hogares pasan de refugio a “zonas de guerra”, una tiene sensación de pesadez y disgusto constantemente. Algo frecuente es que la persona desanimada no tenga ganas de hacer nada, pero perpetuar este desgano empeora con el tiempo si, encima, se habita un lugar deprimente.
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Otro efecto frecuente es la falta de concentración, esto es consecuencia de la contaminación visual por todas las cosas desparramadas. Tal vez una no se de cuenta, pero tratar de hacer algo productivo o creativo en un lugar “dado vuelta” es muy complicado.
Si en el hogar se convive con otras personas también puede ser producto de discusiones, peleas y malos tratos. Si en tu caso tenés tendencia a no llevarle el apunte a la limpieza y el orden, probablemente quien conviva con vos se sienta mal muy seguido, o viceversa.
La culpa que crece de manera inconsciente por vivir en lugares desprolijos puede generar a largo plazo problemas mentales. Puede ser ansiedad, estrés, esto luego deriva a insomnio, y con el tiempo se agrava.
Otro punto fundamental es que la falta de higiene y desorden puede provocar graves problemas de salud. Desde alergias, eccemas, infecciones, y otras afecciones. También favorece la formación de hongos, bacterias, virus y la proliferación de insectos como cucarachas, arañas y moscas.
Básicamente no hay nada bueno en el desorden y, aunque cueste, debemos evitar lo más posible esta situación. Existen pequeños hábitos que se pueden implementar y que nos ayudará a mejorar. Por ejemplo, se puede limpiar y ordenar pequeños sectores de la casa todos los días, con dedicarle 10 minutos es suficiente.